Papa: Pimino ‘herrero de Dios’ hacia el altar, Felice de nombre y de hecho
Felice Tantardini, hermano del PIME, transcurrió 69 años en la misión, en Myanmar. El nombre que le dio su madre le agradará siempre, porque “expresa el ideal de mi vida: esforzarme de estar feliz, y siempre y a toda cuesta y estar atento en hacer felices a los otros”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Dio un paso importante hoy la causa de beatificación de Felice Tantardini, hermano del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), del cual hoy el Papa Francisco quiso fueran reconocidas sus virtudes heroicas.
Muy conocido y amado en el PIME, Felice nació en Introbio, provincia de Lecco, el 28 de junio de 1898. Era el sexto de ochos hijos y la mamá decidió llamarlo Felice: un nombre que a él de agradaba siempre, porque “expresa el ideal de mi vida: esforzarme de estar feliz, y siempre y a toda cuesta y estar atento en hacer felices a los otros”.
Las condiciones familiares lo llevaron a trabajar: a los 10 años comienza a ser herrero, a los 13 se quedó huérfano de padre, a los 17 es empleado en la Ansaldo de Génova. Enrolado durante la Primera guerra mundial, lo hacen prisionero y pasa de un campo de trabajo al otro, hasta cuando logra evadir.
Cuando vuelve a Italia, al terminar la guerra lo espera la vocación, madurada en las revistas misioneras. A los 23 años entre el el PIME y 10 meses después lo destinan a Myanmar, que entonces se llamaba Birmania, como hermano laico. Parte para la misión el 2 de septiembre de 1922: permanecerá allí ininterrumpidamente por 69 años, con una sola vuelta a Italia, en 1956.
Su primera destinación es la misión de Toungoo, pero se desplaza de misión en misión, adónde lo envíen y lo llaman porque había algún trabajo que hacer. Construye iglesias, escuelas, casas parroquiales, hospitales, seminarios, orfanatos, conventos, puentes: siempre con un sonrisa, porque está Felice realmente de poder contribuir con su trabajo en el anuncio del Evangelio. A veces se le pide que haga catequesis a pequeños y grandes, pero lo que mejor logra es con el yunque y el martillo.
El beato Clemente Vismara, también él del PIME, desvela un defecto: “La debilidad del hermano Felice es la pipa; aparte en los momentos de oración y cuando come, la pipa siempre está en su boca”. Si le dicen. “Felice, tú no podrás ser canonizado, justamente por este apego a la pipa”, invariablemente responde: “¡Tanto mejor!”.
A los 85 años lo “jubilan”, en el sentido que le impiden trabajar con el hierro. Se dedicará a la oración, en particular a la “querida Virgen”, con la cual se entretiene cada día con su rezo de los usuales 3 rosarios.
En su libro autobiográfico “El herrero de Dios”, que su obispo lo obligó a escribir, nara todas sus peripecias y sus viajes de arriba para abajo por Myanmar para construir, para plantar, para salvar a las personas en situaciones creadas por la miseria, por la ocupación japonesa, por la lucha entre los grupos étnicos, equipado por la valentía y la caridad, frutos de la fe.
Muere en Taunggy (Myanmar) el 23 de marzo de 1991. Su tumba (Foto 3) y meta de peregrinajes. En 1999 inició su causa de beatificación.
Numerosos testimonios de gracias y milagros atribuidos a su intercesión. En 2016 en Introbio (Valsasina) se realizó la muestra. “Felice de nombre y de hecho”, a él dedicada. La Muestra presentó en modo eficaz la cuestión humana y espiritual de un pequeño-grande misionero laico, una figura actualísima y con claros trazos de santidad.
27/09/2016 19:49
20/05/2019 16:43