Papa: Olvidadizos del gran don del bautismo, vamos a la búsqueda de pozos cuyas aguas no sacian nuestra sed
En el Angelus, el Papa Francisco comenta el diálogo de Jesús con la Samaritana. “¡Este Evangelio es precisamente para nosotros!”. La Cuaresma, ocasión para encontrar a Jesús “en la oración, en un diálogo de corazón a corazón, para ver su rostro en el rostro del hermano o de la hermana que sufre”. La cercanía a la población de Perú, azotada por aluviones. La beatificación en Bolzano de Josef Mayr-Nusser, mártir del nazismo: un modelo para los laicos y para los papás.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Queridos hermanos: el agua que dona la vida eterna ha sido infundida en nuestros corazones en el día de nuestro Bautismo; entonces Dios nos ha transformado y nos llenado de su gracia. Pero puede darse que hayamos olvidado este gran don, o que lo hayamos reducido a un mero dato del registro civil; y que quizás estemos a la búsqueda de “pozos” cuyas aguas no sacian nuestra sed”. Es lo que dijo el Papa Francisco a los peregrinos reunidos en plaza San Pedro para el rezo del Angelus.
El Papa se refirió al símbolo del agua al comentar el evangelio del día de hoy (Tercer Domingo de Cuaresma, ciclo A, Juan 4, 5-42), que presenta el encuentro y el diálogo de Jesús con la Samaritana.
“Mientras los discípulos van a la aldea a procurarse algo para comer – explicó Francisco - Jesús se queda junto a un pozo y pide de beber a una mujer, que había ido allí para sacar agua. Y a partir de este pedido comienza un diálogo. ¿Cómo es que un judío se digna preguntar algo a una samaritana? Jesús responde: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva”. Un agua que sacia toda sed y que se transforma en fuente inagotable en el corazón de quien la bebe (v. 10-14)”.
“Ir al pozo a sacar agua es fatigoso y aburrido; ¡sería bello tener a disposición una fuente de la cual fluyera agua! Pero Jesús habla de un agua distinta. Cuando la mujer se da cuenta de que el hombre con el que está hablando es un profeta, le confía su vida y le presenta cuestiones religiosas. Su sed de afecto y de vida plena no ha sido apagada por los cinco maridos que ha tenido, es más, ha experimentado desilusiones y engaños. Por eso la mujer queda impresionada por el gran respeto que Jesús tiene por ella y cuando Él le habla incluso de la verdadera fe, como relación con Dios Padre “en espíritu y en verdad”, entonces intuye que ese hombre podría ser el Mesías y Jesús – cosa rarísima – lo confirma: “Soy yo, el que habla contigo” (v. 26). Él dice ser el Mesías a una mujer que tenía una vida tan desordenada”.
“¡Este Evangelio es precisamente para nosotros! – insistió el pontífice - . Jesús nos habla como a la Samaritana. Es cierto, nosotros ya lo conocemos, pero quizás todavía no lo hemos encontrado personalmente, sabemos quién es Jesús, pero quizás no lo hemos encontrado personalmente, hablando con Él, y todavía no lo hemos reconocido como nuestro Salvador. Este tiempo de Cuaresma es la ocasión buena para acercarnos a Él, para encontrarlo en la oración en un diálogo de corazón a corazón, ver su rostro en el rostro de un hermano o de una hermana que sufre. De este modo, podemos renovar en nosotros la gracia del Bautismo, refrescarnos en la fuente de la Palabra de Dios y de su Espíritu Santo; y así descubrir también la alegría de volvernos artífices de reconciliación e instrumentos de paz en la vida cotidiana”.
“La Virgen María – concluyó - nos ayude a obtener constantemente la gracia que brota de la roca que es Cristo el Salvador, para que podamos profesar nuestra fe con convicción, y anunciar con alegría las maravillas del amor de Dios, que es misericordioso y fuente de todo bien”.
Luego de la oración mariana, Francisco expresó su cercanía “a la querida población de Perú, duramente golpeada por devastadores aluviones”. “Ruego por las víctimas y por cuantos se encuentran abocados a prestar auxilio”.
Luego él recordó que ayer, en Bolzano, fue beatificado Josef Mayr-Nusser, padre de familia y miembro de la Acción Católica, que murió mártir por negarse a adherir al nazismo, por fidelidad al Evangelio. “Por su gran estatura moral y espiritual – comentó el Papa - es un modelo para los fieles laicos, especialmente para los padres, que hoy recordamos con gran afecto, y aunque es la fiesta litúrgica de San José, se celebrará mañana porque hoy es domingo. ¡A todos los papás saludémoslos con un gran aplauso!”.
28/08/2016 13:40