Papa: María, Madre nuestra, enséñanos a ir contra corriente
Roma (AsiaNews) - Una invocación a María para proteger a las familias, Roma y el mundo entero; para que "libere a la humanidad de toda esclavitud espiritual y material"; "haga vencer, en los corazones y en los eventos, el plan de salvación de Dios"; y sobre todo para enseñarnos "andar a contracorriente: despojarnos, a abajarnos, a donarnos, a escuchar, a hacer silencio, a descentrarnos a nosotros mismos, para dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría".
Son algunas de las intenciones de la oración que Francisco dirigió a
Nuestra Señora en frente de la columna y la estatua de la Virgen Inmaculada en la
Plaza de España.
En el barrio más "in" y de los centros comerciales sofisticado, el
pontífice llegó alrededor de las 16.30 horas, a bordo de un utilitario común, mientras
que detrás de las barreras se agolpaban decenas de miles de personas. La sencilla
ceremonia estuvo salpicada de cánticos y letanías. Antes de su oración, que
publicamos íntegramente a continuación, el Papa ofreció una cesta de rosas
blancas, depositado en la base de la columna en la que se encuentra la estatua de
la Virgen. Después de la bendición Francisco pasó algún tiempo para saludar uno
por uno, los enfermos y los niños presentes.
Antes de llegar a las calles de España, el Papa visitó la Basílica de Santa María
la Mayor, para rezar ante el icono de Salus Populi Romani ("la salvación del
pueblo romano"). El pontífice argentino es muy devoto de este icono, y en
estos 21 meses de su pontificado ya ha ido a rezar a la basílica mariana al
menos 16 veces, con más frecuencia, antes y después de sus viajes internacionales.
Esta es la oración que el Pontífice recitó:
Oh María, Madre nuestra,
Hoy el pueblo de Dios en fiesta
te venera Inmaculada,
preservada desde siempre del contagio del pecado. Acoge el homenaje que te ofrezco
en nombre de la Iglesia que está en Roma
y en el mundo entero.
Saber que Tú, que eres nuestra Madre, estás totalmente liberada del pecado
nos da gran consuelo.
Saber que sobre ti el mal no tiene poder,
nos llena de esperanza y de fortaleza
en la lucha diaria que debemos realizar en contra de las amenazas del maligno.
Pero en esta lucha no estamos solos, no somos huérfanos,
porque Jesús, antes de morir en la cruz,
nos ha dado a Ti como Madre.
Nosotros, por lo tanto, a pesar de ser pecadores, somos tus hijos, hijos de la Inmaculada,
llamada a aquella santidad que en Ti resplandece
para gracia de Dios desde el inicio.
Animados de esta esperanza,
nosotros hoy invocamos tu materna protección para nosotros, para nuestras familias,
para esta Ciudad, para el mundo entero.
Que el poder del amor de Dios,
que te ha preservado del pecado original,
por tu intercesión, libere a la humanidad de toda esclavitud espiritual y material,
y haga vencer, en los corazones y en los eventos, el plan de salvación de Dios.
Haz que también en nosotros, tus hijos, la gracia prevalezca sobre el orgullo
y podamos llegar a ser misericordiosos
como es misericordioso nuestro Padre celestial.
En este tiempo que nos conduce
a la fiesta de la Natividad de Jesús,
enséñanos a andar a contracorriente:
despojarnos, a abajarnos, a donarnos, a escuchar, a hacer silencio,
a descentrarnos a nosotros mismos,
para dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría.
¡Oh Madre nuestra Inmaculada, reza por nosotros!
08/12/2016 17:48