21/02/2016, 13.50
VATICANO
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Papa: México, viaje de transfiguración. No más pena de muerte.

Antes de la oración mariana, Francisco recuerda el reciente viaje apostólico a América Latina:   “El baricentro ha sido la Virgen de  Guadalupe”. Una alabanza especial a la Trinidad por el encuentro con el patriarca ruso Kirill: “una luz profética de Resurrección, de la que hoy el mundo tiene más que nunca necesidad. Que la Santa Madre de Dios continúe guiándonos en el camino de la amistad y la unidad”. Luego del  Angelus, un llamamiento a una moratoria de las ejecuciones durante el Año Santo.  A quienes estaban presentes en la plaza, les fue regalada la “Misericordina”, un rosario y una imagen de Jesús.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El viaje apostólico a México “fue una experiencia de transfiguración. ¿Por qué? Porque el Señor nos ha mostrado la luz de Su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en aquella tierra. Un cuerpo tantas veces herido, un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad. En efecto, los diversos encuentros vividos en México han sido encuentros llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros y aclara el camino.”. Lo dijo el Papa Francisco antes de la oración mariana del Angelus, frente a decenas de miles de personas reunidas en la plaza San Pedro.

Francisco cita el Evangelio de la Transfiguración, del cual parte, para recordar los eventos mexicanos: “El “baricentro” espiritual de mi peregrinación ha sido el Santuario de la Virgen de Guadalupe. Permanecer en silencio ante la imagen de la Madre fue lo que me propuse, ante todo.  Y agradezco a Dios que me lo haya concedido. He contemplado, y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos, y recoge los dolores por la violencia, los secuestros, los asesinatos, los abusos en perjuicio de tanta gente pobre, de tantas mujeres.”

El Papa recuerda que la aparición de la Virgen al indio San Juan Diego es icónica: “Y ésta es precisamente el legado que el Señor ha entregado a México: custodiar la riqueza de las diversidades y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común, una fe inquieta y robusta, acompañada por una gran carga de vitalidad y de humanidad. Como mis Predecesores, también yo he ido a confirmar la fe del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo, a ser confirmado; he recogido a manos llenas este don para que sea en beneficio de la Iglesia universal”.

Un ejemplo “luminoso” de cuanto dice “es dado por las familias: las familias mexicanas me han recibido con alegría como mensajero de Cristo, Pastor de la Iglesia; pero a su vez, me han dado testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto es para la edificación de todas las familias cristianas del mundo. Y lo mismo se puede decir de los jóvenes, de los consagrados, de los sacerdotes, de los trabajadores, de los presos”.

Y concluye antes de recitar el Angelus,  “Elevemos una alabanza especial a la Santísima Trinidad por haber querido que, en esta ocasión, se realizase en Cuba el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, el querido hermano Kiril; un encuentro tan deseado también por mis Predecesores. Este evento es  asimismo una luz profética de Resurrección, de la que hoy el mundo tiene más que nunca necesidad. Que la Santa Madre de Dios continúe guiándonos en el camino de la amistad y la unidad. Y recemos a la Virgen de Kazan...recemos juntos un Ave María”.

Poco después del Angelus, Francisco recuerda  el convenio internacional titulado ‘Por un mundo sin pena de muerte’, promovido por la Comunidad de San Egidio, que se llevará a cabo mañana en Roma: “deseo que el simposio pueda dar un renovado impulso al compromiso en favor de la abolición de la pena capital. Es un signo de esperanza ver que se desarrolla y difunde cada vez más en la opinión pública  una posición contraria a la pena de muerte, incluso como instrumento de legítima defensa social.”.

En efecto, retoma,  “las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente el crimen, sin quitarle definitivamente a aquel que lo ha cometido la posibilidad de  redimirse. El problema se debe enfocar en la perspectiva de una justicia penal, que sea cada vez más conforme a la dignidad del hombre y al designio de Dios sobre el hombre y sobre la sociedad,  y también a una justicia penal abierta a la esperanza de la reinserción en la sociedad. El mandamiento ‘no matarás’ tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable. El Jubileo extraordinario de la Misericordia es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto por la vida y por la dignidad de toda persona. También el criminal mantiene el inviolable derecho a la vida, don de Dios”.

Francisco luego hace un llamamiento:  “apelo a la conciencia de los gobernantes, para que se alcance un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte. Y propongo a cuantos entre ellos son católicos que cumplan un gesto valiente y ejemplar: que no se ejecute ninguna condena a la pena de muerte en este Año Santo de la Misericordia. Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados hoy a obrar no sólo en favor de la abolición de la pena de muerte, sino también con el fin de mejorar las condiciones de reclusión, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de la libertad”.

Inmediatamente  luego de los saludos a los grupos, el pontífice hace un regalo a los fieles presentes: “La Cuaresma es un tiempo propicio para cumplir un camino de conversión que tiene como centro la misericordia. Por lo tanto, hoy, he pensado regalarles a ustedes, que están aquí en la plaza, una ‘medicina espiritual’ llamada Misericordina. Ya lo hicimos una vez, pero ésta es de mejor calidad: es la Misericordina plus. Una cajita que contiene un Rosario y una imagen de Jesús Misericordioso. Ahora la van a distribuir los voluntarios, entre los cuales hay pobres, sin techo, prófugos y también religiosos. Reciban este don como una ayuda espiritual para difundir, en especial en este Año de la Misericordia, el amor, el perdón y la fraternidad”.

 

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