Papa: Los cristianos de Oriente, víctimas de la "propagación del terrorismo internacional”

Francisco celebró el centenario de la fundación del Pontificio Instituto Oriental y de la Congregación para las Iglesias Orientales. Creados durante la guerra mundial y mientras está en curso “otra guerra mundial, si bien es a pedazos”. Un horizonte “eminentemente ecuménico”. “Dios no se olvida de sus hijos, su memoria es para los justos, para aquellos que sufren, que están oprimidos y que se preguntan ‘¿por qué?’, pero que, aún así, no cesan de confiar en el Señor”.

Roma (AsiaNews)- En un tiempo en el cual está en curso “otra guerra mundial, si bien es a pedazos” y se asiste “a la propagación del terrorismo internacional”, los cristianos de Oriente viven “el drama de las persecuciones y una diáspora cada vez más preocupantes”. Es en tal realidad que hoy fue celebrado el centenario de la fundación del Pontificio instituto oriental y de la Congregación para las Iglesias orientales, eventos para los cuales el Papa Francisco fue de visita al Instituto, entregando también un mensaje suyo y luego celebró la misa en la cercana basílica de Santa María la Mayor.

En el mensaje, Francisco recuerda que el Instituto y la Congregación fueron fundados por Benedicto XV que “si bien en medio del tempestuoso primer conflicto mundial, supo reservar a las Iglesias de Oriente una especial atención”. “Desde el inicio se quería que “este centro de estudios (fuese) abierto también a los Orientales, sean “uniatas” como a los ortodoxos”, de modo tal que “(procediese) contemporáneamente y en igual medida, la exposición de la doctrina católica y de la ortodoxa” (Benedicto XV, “Motu proprio Orientis catholici”, 15 de octubre de 1917: AAS 9 (1917). Con esta última precisión, el fundador colocaba a la nueva institución en un horizonte que podemos decir hoy eminentemente ecuménico”.

“Por otro lado, los tiempos en los cuales vivimos y los desafíos que la guerra y el odio traen a las raíces mismas de la pacífica convivencia en las martirizadas tierras de Oriente, ven al Instituto una vez más, justo como hace cien años atrás, al centro de la encrucijada providencial. Manteniendo intacta la atención y la aplicación en la investigación tradicional, invito a todos a ofrecer a aquellas Iglesias y a la entera comunidad eclesial la capacidad de escucha de la vida y de reflexión teológica para ayudar a sostener la existencia y el camino. Muchos de los estudiantes y de los profesores advierten este momento importante de la historia”. Este Instituto, gracias a la investigación, a la enseñanza y al testimonio, tiene como tarea ayudar a estos hermanos nuestros a reforzar y consolidar la propia fe delante de los tremendos desafíos que se encuentran en enfrentar. Está llamado a ser el lugar propicio para favorecer la formación de hombres y mujeres, seminaristas sacerdotes y laicos, en grado de dar razones de la esperanza que los anima y los sostiene (Cfr 1 Pt 3,15) y capaz de colaborar con la misión reconciliadora de Cristo (Cfr. 2 Cr. 5,18)”.

Más tarde, en el curso de la celebración de la misa, recordó que “muchos de nuestros hermanos y hermanas de las Iglesias orientales experimentan persecuciones dramáticas y una diáspora siempre más inquietante”. “Esto hace surgir preguntas, tanto por qué” al Señor. “Vemos a los malvados que sin escrúpulos realizan sus propios intereses, aplastan a los otros y parece que a ellos las cosas les vayan bien: obtienen lo que quieren y piensan sólo en gozarse de la vida. Estos “por qué” los encontramos también en las Sagradas Escrituras, nos los ponemos todos”, dijo Francisco. Y, la respuesta está en la misma Palabra de Dios, que tiene un libro de memorias “para aquellos que lo temen y que honran su nombre”.

“Dios no se olvida de sus hijos, su memoria es para los justos, para aquellos que sufren, que están oprimidos y que se preguntan ‘¿por qué?’, sin embargo no cesan de tener confianza que el Señor nos escucha, la valentía de golpear a la puerta”.