Papa: Los Santos, una fiesta en familia; las bienaventuranzas, el camino de la felicidad
En el Ángelus, el Papa Francisco muestra que “el camino de las bienaventuranzas es contrario a la mentalidad del mundo”. Elegir entre el camino “del cielo o el de la tierra”. “Hemos nacido para ya no morir jamás, ¡hemos nacido para gozar de la felicidad de Dios!”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La solemnidad de Todos los Santos, que la Iglesia católica celebra hoy, es “una fiesta para vivir en familia”; ellos “nos invitan a ir por el camino de la felicidad, que viene marcado por el Evangelio de hoy”, el de las bienaventuranzas (Mateo 5,1-12a). Es lo que hoy dijo el Papa Francisco, antes de rezar el Ángelus junto a los peregrinos, en Plaza San Pedro.
“Los santos están cerca de nosotros –continuó-, es más, son nuestros hermanos y hermanas más verdaderos. Nos entienden, nos quieren, saben qué es bueno para nosotros, saben cuál es nuestro verdadero bien, nos ayudan y nos esperan. Son felices y nos quieren ver felices, con ellos, en el paraíso”.
Pero el camino de las bienaventuranzas es contrario a la mentalidad del mundo: “El Evangelio dice felices los pobres, mientras que el mundo dice felices los ricos. El Evangelio dice felices los mansos, mientras que el mundo dice felices los prepotentes. El Evangelio dice felices los puros, mientras que el mundo dice felices los listos y sibaritas. Este camino de la bienaventuranza, de la santidad, parece conducir a la derrota. Sin embargo –como nos recuerda la primera Lectura- los santos tienen «ramas de palma en las manos» (v. 9), es decir, los símbolos de la victoria. Han vencido ellos, no el mundo. Y nos exhortan a optar por su lado, el de Dios, que es Santo”.
Preguntémonos de qué lado estamos: ¿del lado del cielo o del de la tierra? ¿Vivimos para el Señor, o para nosotros mismos, para la felicidad eterna o para alguna que otra gratificación momentánea? Preguntémonos: ¿queremos realmente la santidad? ¿O nos contentamos con ser cristianos sin pena ni gloria, que creen en Dios y estiman al prójimo, pero sin exagerar?
“Es bueno que nos dejemos provocar por los santos, que aquí [en la tierra] no tuvieron medias tintas y que desde allá ‘hinchan’ por nosotros, para que optemos por Dios, [para que elijamos] la humildad, la mansedumbre, la pureza, para que nos apasionemos mucho más por el cielo que por la tierra”.
“Hoy, estos hermanos y hermanas nuestros no nos piden que volvamos a escuchar un lindo Evangelio, sino que lo pongamos en práctica, que nos encaminemos por la vía de la Bienaventuranzas. No se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de seguir todos los días este camino que nos lleva al cielo, en la familia, en casa. Hoy, por tanto, vislumbramos nuestro futuro y festejamos aquello para lo cual nacimos: hemos nacido para no morir jamás, ¡hemos nacido para gozar de la felicidad de Dios!”
17/12/2016 13:14