Papa: Llamamiento por Yemen y por el Día del Refugiado. Seguir confiando en la acción sutil, pero potente, de Dios
En el Ángelus, el Papa Francisco pide a la comunidad internacional que intervenga para que se reanude el diálogo entre las partes en Yemen, donde se atraviesa una catástrofe humanitaria a causa de la guerra. Dedica su atención al Día Mundial del Refugiado, que se celebra el 20 de junio. La explicación de las parábolas del “crecimiento misterioso de la semilla” y del “grano de mostaza”. Plegaria por el pueblo de Venezuela con ocasión de la beatificación de María Carmen Rendiles Martínez, en Caracas.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Un llamamiento por la paz en Yemen, donde se aproxima una “catástrofe humanitaria”; un recuerdo dedicado al valor del Día Mundial del Refugiado, que se celebra el 20 de junio; una oración por Venezuela, con ocasión de la beatificación de María Carmen Rendiles Martínez, en Caracas, que fue ayer. Son algunos de los temas afrontados hoy por el Papa, luego de rezar el Ángelus junto a los peregrinos reunidos en plaza San Pedro. La oración mariana estuvo precedida por la explicación del Evangelio del día (11vo domingo del Año, ciclo B, Marcos 4, 26-34), que narra dos parábolas de la semilla que crece de un modo misterioso y del grano de mostaza. Para Francisco, estas parábolas deben hacer que permanezcamos confiados en la acción sutil pero potente de Dios”, en las “circunstancias personales y sociales que a veces parecen marcar el naufragio de la esperanza”.
En Yemen, hace algunos días, las fuerzas sauditas lanzaron un ataque para conquistar el puerto de Hudaydah y arrancarlo a sus enemigos, los hutíes. Este puerto es el único punto donde pueden atracar los barcos que llevan ayudas humanitarias destinadas a una población postrada por más de tres años de guerra. Está en riesgo la vida de más de 250.000 personas, que podrían sumarse a las 10.000 víctimas provocadas hasta ahora.
“Con preocupación –dijo Francisco- sigo la suerte dramática de la población de Yemen, que ya está exhausta por años de conflicto. Hago un llamado a la comunidad internacional para haga todos los esfuerzos a su alcance, a fin de lograr que las partes en la causa se sienten urgentemente a una mesa de negociaciones, de modo de evitar que empore una situación humanitaria que ya es trágica. Roguemos a la Virgen, por Yemen”. El pontífice entonces rezó un Ave María junto a los peregrinos.
Luego, el Papa recordó que el 20 de junio se celebra el “Día Mundial del Refugiado, promovido por las Naciones Unidas para reclamar la atención sobre lo que viven, frecuentemente con gran ansiedad y sufrimientos, aquellos hermanos nuestros que se ven obligados a huir de su tierra a causa de conflictos y persecuciones”.
Este año, -prosiguió- esta jornada se celebra cuando los gobiernos están en medio de las deliberaciones tendientes a la adopción de un pacto mundial sobre los refugiados, que debiera concretarse antes de fin de año, así como el pacto para una migración segura, ordenada y regular”.
El pontífice expresa su deseo de que “los Estados involucrados en estos procesos lleguen a un entendimiento, para asegurar-con responsabilidad y humanidad- la asistencia y la protección para quien deba dejar su país”.
“Pero también, cada uno de nosotros es llamado a estar cerca de los refugiados, a hallar momentos de encuentro, a valorizar su contribución, para que ellos puedan integrarse mejor a las comunidades que los reciben. En este encuentro y en este recíproco respeto y apoyo está la solución a muchos problemas”.
Previo a ello, al referirse al evangelio de hoy, él explicó el sentido de la primera parábola, sobre el “crecimiento misterioso de la semilla”: “mediante la predicación –dijo- y la acción de Jesús, el Reino de Dios es anunciado, ha irrumpido en el campo del mundo, y al igual que la semilla, crece y se desarrolla por sí mismo, por su propia fuerza, y según criterios que son humanamente indescifrables. Ello, su crecimiento y su florecimiento dentro de la historia, no depende tanto de la obra del hombre, sino que es sobre todo expresión del poder y de la bondad de Dios”.
“Por eso –agregó-, en los momentos de oscuridad y dificultad, no debemos abatirnos, sino permanecer anclados en la fidelidad de Dios, en su presencia, que siempre salva”.
“En la segunda parábola (cfr. vv. 30-32), Jesús compara el Reino de Dios con un grano de mostaza. Es una semilla diminuta, y, sin embargo, se desarrolla de tal manera hasta volverse la planta más grande del huerto: un crecimiento imprevisible, sorprendente. Para nosotros, no es fácil entrar en esta lógica de la imprevisibilidad, propia de Dios, y aceptarla en nuestra vida”.
“La autenticidad de la misión de la Iglesia –fue su conclusión- no está dada por el éxito o por la gratificación de los resultados, sino que se da siguiendo adelante con el coraje de la confianza y la humildad del abandono a Dios. Es la conciencia de ser pequeños y débiles instrumentos, que en las manos de Dios, y con su gracia, pueden realizar obras grandes, haciendo progresar su Reino que es «justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo» (Romanos 14,17). Que la Virgen María nos ayude a ser sencillos y a estar atentos, para colaborar, con nuestra fe y con nuestro trabajo, en el desarrollo del Reino de Dios en los corazones y en la historia”.
Luego de la oración mariana, el Papa Francisco recordó que ayer, en Caracas, fue proclamada Beata María Carmen Rendiles Martinez, quien fue fundadora de las Siervas de Jesús de Venezuela, cuya misión se ha expresado en las parroquias, en las escuelas y en medio de los necesitados. “Alabemos al Señor por esta fiel discípula suya –dijo el pontífice- y confiemos a su intercesión nuestras plegarias por el pueblo venezolano. ¡Saludemos a la nueva beata y al pueblo venezolano con un aplauso!”.
17/12/2016 13:14
29/08/2020 11:22