Papa: Llamado a "nuestra oración" y una "ayuda concreta" a las poblaciones de Filipinas
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Un llamado a favor de las poblaciones de Filipinas para que llegue a ellos "nuestra oración" y una "ayuda concreta" fue el pedido hecho por el Papa Francisco luego de la plegaria del Ángelus junto a los fieles en la plaza de S. Pedro.
El archipiélago filipino- en particular la provincia de Leyte y Cebu, en la zona central- son las más golpeadas por el tifón Hayan, con vientos de hasta 300Km/h. Las autoridades filipinas estiman que el balance alcanzará las 10 mil víctimas.
"Deseo asegurar- dijo el Papa- mi cercanía a las poblaciones de Filipinas y de esa región, que fueron alcanzadas por el tremendo tifón. Lamentablemente, las víctimas son muchas y los daños enormes. Recemos en silencio a la Virgen por estos hermanos y hermanas nuestras, y tratemos de hacer llegar a ellos también nuestra ayuda concreta". Luego de haber pedido rezar en silencio por un breve tiempo, el pontífice entonó el Ave maría.
Antes del Ángelus, el Papa se detuvo en el Evangelio del día (Lucas 20, 27-38), que "presenta a Jesús que se enfrenta con los saduceos, los cuales niegan la resurrección", ridiculizándola con casos atados a "parámetros" de la vida terrena. "La vida eterna- afirma Francisco- es otra vida, en una dimensión, donde entre otras cosas, no existirá más el matrimonio, que está ligado a nuestra existencia en este mundo. Los resucitados- dice Jesús- serán como los ángeles y vivirán en un estado distinto, que ahora no podemos experimentar y ni siquiera imaginar".
"La prueba de la resurrección- continuó- Jesús la encuentra en el episodio de Moisés y de la zarza ardiente (Cfr. Ex. 3,1-6). Allá donde Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El nombre de Dios está ligado a los nombres y mujeres con el cual se une, y esta unión es más fuerte que la muerte Aquí vemos por qué Jesús afirma: "Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque todos viven por Él" (Lc 20,38). Es la unión decisiva, la alianza fundamental es con Jesús: Él mismo es la Alianza, Él mismo es la Vida y la Resurrección, porque con su amor crucificado venció a la muerte. En Jesús Dios nos dona la vida eterna, la dona a todos y todos gracias a Él tienen la esperanza de una vida aún más verdadera que esta. La vida que Dios nos prepara no es un simple embellecimiento de esta actual: esa supera nuestra imaginación, porque Dios nos maravilla continuamente con su amor y su misericordia".
"¡No es esta vida -concluyó- que hace referencia a la eternidad, sino que es la eternidad la que ilumina y da esperanza a la vida terrena de cada uno de nosotros!" Si miramos sólo con los ojos humanos nos lleva a decir que el camino del hombre va de la vida hacia la muerte. Jesús da vuelta esta prospectiva y afirma que nuestro peregrinar va de la muerte a la vida: ¡la vida llena! Entonces, la muerte está detrás, a las espaldas, no delante de nosotros, Delante de nosotros el Dios de los vivos, el dios que lleva mi nombre, el tuyo, el tuyo...esta es la definitiva derrota del pecado y de la muerte, el inicio de un tiempo nuevo de alegría y de luz sin fin. Pero ya en esta tierra, en la oración, en los Sacramentos, en la fraternidad, nosotros encontramos a Jesús y su amor y así podemos pregustar algo de la vida resucitada. La experiencia que hacemos de su amor y de su fidelidad enciende como un fuego nuestro corazón y aumenta nuestra fe en la resurrección. De hecho, si Dios es fiel y ama, no puede serlo a tiempo limitado, la fidelidad es eterna; el amor de Dios no es por un tiempo limitado, es para siempre: Él es fiel para siempre y Él nos espera y acompaña a cada uno de nosotros con esta fidelidad eterna".
Inmediatamente después de la plegaria mariana y antes de los saludos a las diversas comunidades y grupos presentes en la plaza, eran unos 50 mil, Francisco ha recordado que hoy por la tarde en Padeborn (Alemania), será proclamada beata, María teresa Bonzel, fundadora de las Pobres hermanas Franciscanas de la Adoración Perpetua, que vivió en el S.XIX. "La Eucaristía- dijo el pontífice- era la fuente de la cual sacaba su fuerza espiritual, para dedicarse con caridad incansable a los más débiles. ¡Alabemos a Dios por su testimonio!
El pontífice también recordó que hoy se cumple un aniversario de la llamada "Noche de los cristales". Y agregó: "Las violencias de la noche entre el 9 y 10 de noviembre de 1938 contra los hebreos, las sinagogas, las habitaciones, los negocios marcaron un triste paso hacia la tragedia de la Shoah. Renovemos nuestra cercanía y solidaridad al pueblo hebreo, nuestros hermanos mayores y roguemos para que la memoria del pasado, de los pecados pasados, nos ayuden a estar siempre vigilantes contra toda forma de odio y de intolerancia".
17/12/2016 13:14