Papa: Las tres tentaciones del diablo. La ilusión del éxito y de la felicidad sin Dios
En el Ángelus, el Papa Francisco explica el evangelio del primer domingo de Cuaresma. Las tres tentaciones son: “la avidez de la posesión, la gloria humana, la instrumentalización de Dios”. Jesús no dialoga con el diablo, sino que se limita a responder con la Palabra de Dios. El recuerdo de la beatificación del seminarista Ángelo Cuartas y de ocho compañeros mártires, asesinados por “odio a la fe en una época de persecución religiosa”. Hoy, Francisco y la Curia romana inician los ejercicios espirituales.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Las tres tentaciones que el diablo le presenta a Jesús, “señalan tres caminos” que dan “la ilusión de poder obtener el éxito y la felicidad”, pero “sin Dios”. El Papa Francisco comenta de este manera el evangelio de las tentaciones, proclamado en la misa de hoy (primer domingo de Cuaresma, ciclo C, Lucas 4, 1-13). Dirigiéndose a las decenas de miles de fieles presentes en la Plaza San Pedro para el rezo del Ángelus, el Papa enumeró y explicó las tres tentaciones.
La primera es “el camino de la avidez de posesión. Es siempre ésta la lógica insidiosa del diablo. Él parte de una natural y legítima necesidad de alimentarse, de vivir, de realizarse, para empujarnos a creer que todo ello es posible sin Dios e incluso más, contra Él”.
La segunda es “el camino de la gloria humana. El diablo dice: «Si te postras delante de mí y me adoras, todo esto será tuyo» (v. 7). Se puede perder toda la dignidad personal, dejarse corromper por los ídolos del dinero, del éxito y del poder, con tal de alcanzar la autoafirmación. Y se saborea la ebriedad de una alegría vacía que se desvanece muy rápido. Por eso, Jesús responde: «Sólo ante Dios el Señor te postrarás, y solamente a Él adorarás» (v. 8)”.
La tercera tentación consiste en “instrumentalizar a Dios para beneficio propio. Frente al diablo que, citando las Escrituras, lo invita a obtener de Dios un milagro espectacular, Jesús nuevamente se opone con la firme decisión de permanecer humilde y confiado delante del Padre: «Se ha dicho: ‘No pondrás a prueba al Señor, tu Dios’» (v. 12). De esta manera, rechaza la tentación quizás más sutil: la de querer “poner a Dios de nuestro lado”, pidiéndole gracias que en realidad sirven para satisfacer nuestro orgullo”.
“Estos son los caminos que se nos presentan –concluyó- con la ilusión de poder obtener de esta manera el éxito y la felicidad. Sin embargo, en realidad estos son totalmente ajenos al modo de obrar de Dios; es más, de hecho, nos separan de Él, porque son obra del diablo. Jesús, afrontando en primera persona estas pruebas, vence tres veces la tentación, para adherir plenamente al proyecto del Padre. Y nos señala los remedios: la vida interior, la fe en Dios, la certeza de su amor, que Dios es Padre y que con esta certeza venceremos al demonio… Jesús no dialoga con el diablo, sino que responde ciñéndose a la Palabra de Dios… Entonces, aprovechemos la Cuaresma, como tiempo privilegiado para purificarnos, para experimentar la consoladora presencia de Dios en nuestra vida”.
Luego de la oración mariana, el pontífice recordó que ayer, en Oviedo (España), fueron proclamados beatos los seminaristas Ángelo Cuartas y ocho compañeros mártires, asesinados por el odio a la fe durante el período de la Guerra Civil española, “una época de persecución religiosa”. Los jóvenes fueron asesinados entre 1934 y 1937. “Estos jóvenes aspirantes al sacerdocio –agregó Francisco- amaron de tal manera al Señor, que lo siguieron por el camino de la Cruz. Su heroico testimonio ayude a seminaristas, sacerdotes y obispos a mantenerse límpidos y generosos, para servir fielmente al Señor y al santo pueblo de Dios”.
Como conclusión, el Papa expresó su deseo de que “el camino cuaresmal, que acaba de iniciarse, sea rico en frutos” y pidió que en la oración se acuerden “de mí y de mis colaboradores de la Curia Romana, que esta noche iniciaremos la semana de Ejercicios Espirituales”.
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