Papa: La fiesta es un precioso regalo que Dios dio a la familia humana. Contra “el horrible virus” del consumo y el derroche

En la audiencia general el Papa Francisco abre un nuevo recorrido dedicado a la fiesta, al trabajo y a la oración en familia. La fiesta es “una invención de dios” para que haya tiempo para contemplar el trabajo bien hecho; no es “la pereza de quedarse en el sillón”. La fiesta interrumpe el trabajo, “la máquina productiva” para descubrirse “señores” del trabajo y no “esclavos”. “La ideología de la ganancia y del consumo” reduce la fiesta “a un negocio”, a un modo de producir dinero y gastarlo. La Eucaristía dominical “lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo”, de modo que “cada realidad recibe su sentido pleno”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La fiesta es un precioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana”, “una invención de Dios”, un tiempo para dedicar a “contemplar y a gozar de aquello que en el trabajo ha sido bien hecho”. Esto rompe la “obsesión de la ganancia económica y el eficientismo de la técnica” y el “horrible virus” del consumo y del derroche. Son algunas de las puntuaciones que el Papa Francisco hizo hoy durante la audiencia general, abriendo un nuevo recorrido de reflexión en su catequesis sobre la familia, dedicado a “tres dimensiones que marcan …el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo, la oración”.

A los miles de peregrinos reunidos en el aula Pablo VI, el pontífice ante todo les explicó por qué “la fiesta es una invención de Dios”, citando el libro del Génesis (2,2-3) en el cual Dios descansa y contempla el trabajo de la creación. “Dios mismo- dijo- nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y gozar de aquello que en el trabajo se hizo bien”.

“Por lo tanto- agregó- la fiesta no es la pereza de quedarse sentados en el sillón, o la borrachera de una loca evasión. La fiesta es ante todo una mirada amorosa y grata hacia el trabajo bien hecho. Es el tiempo de mirar a los hijos o nietos, que están creciendo y pensar. ¡Qué bello! Es el tiempo de mirar nuestra casa, a los amigos que hospedamos, a la comunidad que nos rodea y pensar: ¡Qué buena cosa! Dios la hizo así. Y continuamente obra así, porque Dios siempre crea, ¡Aún en este momento!”.

Es necesario aprender a “infiltrar” un “poco de fiesta” también en el “ambiente del trabajo”: “un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada…, es importante. Es importante festejar. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva. ¡Nos hace bien!”.

La fiesta, como descanso del trabajo es una cosa sagrada “porque recuerda al hombre y a la mujer que están hechos a imagen de Dios, el cual no es esclavo del trabajo, sino Señor, y por lo tanto también nosotros no debemos jamás ser esclavos del trabajo, sino “señores””.

Francisco recordó que este es un “mandamiento que tiene que ver con todos nosotros” y en cambio “hay millones de hombres y mujeres y hasta niños, ¡que son esclavos del trabajo! ¡Esto está contra Dios y contra la dignidad de la persona humana!”.

“El tiempo del descanso- continuó- sobre todo el dominical está destinado a nosotros para que podamos gozar de lo que no se produce y no se consume, no se compra y no se vende”. Esto rompe “la obsesión de la ganancia económica y el eficientismo de la técnica”.

El Papa condena también a “la ideología de la ganancia y del consumo” que reduce la fiesta “a un negocio”, a un modo de hacer dinero para gastarlo. Pero, ¿es para esto que trabajamos? La avaricia del consumir, que implica el derroche es un horrible virus que, por otro lado, no encuentra al final más cansados que antes”.

Francisco no olvida a “la Eucaristía dominical”, que “lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo: su presencia, su amor, su sacrificio, su hacerse comunidad, el estr con nosotros…Y así cada realidad recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegrías y las fatigas de cada día, también los sufrimientos y la muerte; todo es transfigurado por la gracia de Dios”.

“La familia- concluyó- está dotada de una competencia extraordinaria para entender, indicar y apoyar al auténtico valor del tiempo de la fiesta y en particular del domingo…La misma vida familiar, mirada con los ojos de la fe, nos parece mejor que las fatigas que nos cuestan. Nos parece como una obra de arte de simplicidad, bella justamente porque no es artificial, no falso, sino capaz de incorporar en sí todos los aspectos de la vida verdadera. Se nos presenta como una “cosa muy buena”, como dice Dios al finalizar la Creación del hombre y de la mujer (Cfr. Gn 1,31). Entonces, la fiesta es un preciosos regalo que Dios hizo a la familia humana, ¡No lo arruinemos!”.