Papa: La familia de Nazaret es santa porque ‘está centrada en Jesús’

En el Ángelus, el Papa Francisco subraya “el asombro y la angustia” vividos por María y José cuando buscaban a su Hijo. “Asombrarse es lo contrario de dar todo por descontado”. “Debemos sentir angustia si nos olvidamos de Jesús por más de tres días”. La oración por todas las familias del mundo, especialmente por aquellas que “carecen de paz y armonía”. Un Ave María por la República democrática del Congo.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “La familia de Nazaret es santa: porque estaba centrada en Jesús; a él se dirigían todas las atenciones y solicitudes de María y de José”: el Papa sintetizó de esta manera el sentido de la fiesta que hoy se celebra, la Sagrada Familia, en el domingo entre Navidad y Año Nuevo. Al dirigirse a los numerosos peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el pontífice citó en primer lugar el Evangelio de hoy (Lc 2, 41-52), el del hallazgo de Jesús entre los doctores del Templo, luego de tres días de búsqueda.

“Al ver a su Hijo –explicó el Papa- María y José «quedaron asombrados» (v. 48) y la Madre le manifestó su preocupación, diciendo: «Tu padre y yo, angustiados, te estuvimos buscando» (ibíd.)”.

“El asombro y la angustia son dos elementos sobre los que quisiera llamar vuestra atención. En la familia de Nazaret nunca dejó de haber asombro, ni siquiera en un momento dramático como el extravío de Jesús: es la capacidad de asombrarse frente a la gradual manifestación del Hijo de Dios. Es el mismo asombro que conmueve a los doctores del templo, que quedan admirados «por su inteligencia y sus respuestas» (v. 47)”.

“Asombrarse y maravillarse es lo contrario de dar todo por descontado, es lo contrario de interpretar la realidad que nos rodea y los acontecimientos de la historia según nuestros criterios. Asombrarse y abrirse a los demás, comprender las razones de los demás: esta actitud es importante para sanar las relaciones comprometidas entre las personas, y es también indispensable para curar las heridas abiertas en el ámbito familiar”.

“Cuando hay problemas en las familias, damos por descontado que tenemos razón y le cerramos la puerta a los demás... Cuando tengan problemas con alguien de la familia, piensen en las cosas buenas que tiene la persona con la que tienen dificultades y esto ayudará a sanar las heridas en el ámbito familiar”.

“El segundo elemento que querría captar del Evangelio es la angustia que sintieron María y José cuando no lograban encontrar a Jesús. Esta angustia manifiesta la centralidad de Jesús en la Sagrada Familia. La Virgen y su esposo habían acogido a ese Hijo, lo custodiaban y lo veían crecer en edad, sabiduría y gracia en medio de ellos, pero sobre todo, Él crecía dentro de sus corazones; y, poco a poco, aumentaba su afecto y su comprensión hacia él. Es por eso que la familia de Nazaret es santa: porque estaba centrada en Jesús, a Él se dirigían todas las atenciones y solicitudes de María y José”.

“Esa angustia que sintieron en los tres días que Jesús estuvo perdido debiera ser también nuestra angustia cuando nos olvidamos de Jesús por más de tres días, sin rezar, sin leer el Evangelio, sin sentir la necesidad de su presencia y de su amistad reconfortante.

Y muchas veces pasan días sin que yo recuerde a Jesús… María y José lo buscaron y lo encontraron en el templo mientras enseñaba: de la misma manera, nosotros, es sobre todo en la casa de Dios que podemos encontrar al Divino Maestro y acoger su mensaje de salvación. En la celebración eucarística tenemos la experiencia viva de Cristo; Él nos habla, nos regala su Palabra que ilumina nuestro camino y nos da su Cuerpo en la Eucaristía, de la cual obtenemos el vigor para afrontar las dificultades de cada día”.

“Volvamos a casa –reafirmó- con estas dos palabras: asombro y angustia”.

“Recemos por todas las familias del mundo, especialmente por aquellas en las que, por varios motivos, se carece de paz y armonía. Y encomendémoslas a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret”.

Luego de la oración del Ángelus, Francisco pidió a todos los presentes rezar un Ave María por la República democrática del Congo, que ha estado marcada por la violencia antes de las elecciones, que se llevan a cabo hoy, y por una epidemia de ébola, que no permitirá votar en algunas zonas.