06/12/2016, 12.50
VATICANO
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Papa: Judas la “perfecta figura de la oveja descarriada” que no entiende la ternura de Dios

“Que el Señor nos dé esta gracia, la de esperar la Navidad con nuestras heridas, con nuestros pecados, reconocidos sinceramente, de esperar la potencia de este Dios que viene a consolarnos, que viene con poder, pero su poder es la ternura, las caricias que nacieron de su corazón, su corazón tan bueno que dio la vida por nosotros”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La oveja descarriada más perfecta en el Evangelio es Judas: un hombre que siempre, siempre tenía algo de amargura en el corazón” y no entiende la ternura de Dios. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la casa santa Marta, en la cual sostuvo que quien no conoce la ternura de Dios no conoce la doctrina cristiana.

Partiendo del pasaje del Evangelio de la oveja extraviada, Francisco afirmó que la oveja descarriada “no se perdió porque no tenía la brújula en la mano. Conocía bien el camino”. Se perdió porque “tenía el corazón enfermo”, enceguecida por una “disociación interior” y escapa “para alejarse del Señor, para saciar aquella oscuridad interior  que la llevaba a una doble vida”: estar en la grey y escapar en la oscuridad. “El Señor conoce estas cosas” y “va a buscarla”. “Él viene como un juez, pero un juez que acaricia, un juez que está lleno de ternura: hace de todo para salvarnos”: no viene a “condenar sino a salvar”, busca a cada uno de nosotros, nos ama personalmente, “no ama la masa indistinta”, pero “nos ama por nombre, nos ama así como somos”.  

“La figura que me hace entender la actitud del señor con la oveja descarriada es la actitud del Señor con Judas”. “La oveja descarriada más perfecta en el Evangelio es Judas: un hombre que siempre, siempre tenía algo de amargura en el corazón, algo que criticar de los otros, siempre aparte. No conocía la gratuidad del vivir con todos los otros. Y siempre, como esta oveja no estaba satisfecha- ¡Judas no era un hombre satisfecho!-escapaba. Escapaba porque era ladrón, él iba por ese lado. Otros son lujuriosos, otros… Pero siempre escapan porque tienen esa oscuridad en el corazón que los separa de la grey. Y aquella vida doble, aquella doble vida de tantos cristianos, aún con dolor, podemos decir, curas, obispos… Y Judas era obispo, era uno de los primeros obispos, ¡Eh! La oveja descarriada. ¡Pobrecito! Pobrecito, este hermano Judas, como lo llamaba don Mazzolari, en aquel sermón tan bello: “Hermano Judas, ¿qué sucede en tu corazón? Nosotros debemos entender a las ovejas descarriadas. También nosotros tenemos siempre algo, pequeña o no tanto, de las ovejas descarriadas”.

Aquello que hace la oveja descarriada, agregó todavía el Papa, no es tanto una equivocación cuanto una enfermedad que está en el corazón y que el diablo aprovecha. Así, Judas, con su “corazón dividido, disociado” es “el ícono de la oveja descarriada” y que el pastor va a buscar. Pero Judas no entiende y “al final cuando vio lo que había hecho con su doble vida en la comunidad, el mal que sembró, con su oscuridad interior que lo llevaba a escapar siempre, buscando luces que no eran la luz del Señor sino luces como los adornos de Navidad”, “luces artificiales”, “se desesperó”. “Hay una palabra en la Biblia- el Señor es bueno, también para estas ovejas, no deja jamás de buscarlas-hay una palabra que dice que Judas se ahorcó y “se arrepintió”. Yo creo que el Señor tomará esta palabra y la llevará consigo, no lo sé, puede ser, pero aquella palabra nos hace dudar. Pero, ¿esa palabra qué significa? Que hasta el final el amor de Dios trabaja en esa alma, hasta el momento de la desesperación. Y este es la actitud del buen pastor con las ovejas descarriadas. Este es el anuncio, el alegre anuncio que nos lleva a la Navidad y que nos pide esta sincera exultación que cambia el corazón, que nos lleva dejarnos consolar por el Señor y no por las consolaciones que nosotros vamos a buscar para desahogarnos, para escapar de la realidad, escapar de la tortura interior, de la división interior”.

Jesús cuando encuentra a la oveja perdida no la insulta, aún si obró tan mal. En el huerto de los Olivos Jesús llama a Judas “Amigo”. Son las caricias de Dios. “¡Quien no conoce las caricias de Dios no conoce la doctrina cristiana!”. ¡Quien no se deja acariciar por el Señor está perdido! Y este alegre anuncio, esta es la sincera exultación que hoy nosotros queremos. Esta es la alegría, esta es la consolación que buscamos: que venga el Señor con su potencia, que son las caricias, a encontrarnos, a salvarnos, como a la oveja descarriada y a llevarnos a la grey de su Iglesia. Que el Señor nos dé esta gracia de esperar la Navidad con nuestras heridas, con nuestros pecados, sinceramente reconocidos, de esperar la potencia de este Dios que viene a consolarnos, que viene con poder pero con su poder que es ternura, las caricias que nacieron de su corazón, su corazón tan bueno que dio la vida por nosotros”.

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