Papa: Juan Pablo II, un rol protagonista en el abatimiento del Muro de Berlín
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Santo Padre Juan Pablo II, tuvo un "rol de protagonista" en el abatimiento del Muro de Berlín, del cual hoy se celebra el 25 ° aniversario de su caída. Es lo que afirmó el Papa Francisco, inmediatamente después de la plegaria del Ángelus, con los peregrinos que estaban en la plaza de S. Pedro, que al escuchar el nombre del Papa polaco han explotado en un gran aplauso.
"Por tanto tiempo- explicó el pontífice- el Muro cortó en dos la ciudad y fue el símbolo ideológico de la división de Europa y del mundo entero. La caída sucedió improvisamente, pero fue posible gracias al compromiso largo y lleno de dificultades de tantas personas que por esto han luchado, rezado y sufrido, algunos hasta sacrificando sus propias vidas"
"Recemos- agregó- para que, con la ayuda del Señor y la colaboración de todos los hombres de buena voluntad, se difunda siempre más la cultura del encuentro, capaz de hacer caer todos los muros que todavía dividen al mundo, y no suceda nunca más que personas inocentes sean perseguidas y hasta asesinadas a causa del propio credo y de la propia religión. Donde hay un muro hay una cerrazón del corazón. ¡Necesitamos puentes, no muros!
Francisco también recordó la Jornada de Agradecimiento, que se celebra hoy en Italia, y lleva por título: "Nutrir al planeta. Energía para la vida", con referencia al ya próximo Expo Milán 2015, que tiene el mismo tema.
"Me uno a los obispos- agregó el Papa- en el desear un compromiso renovado para que a ninguno falte la comida cotidiana, que Dios dona a todos. Estoy cercano al mundo de la agricultura y aliento a cultivar la tierra en modo sustentable y solidarios".
Antes de la plegaria mariana, el pontífice se detuvo en comentar la fiesta de hoy, la dedicación de la basílica Lateranense, que es la catedral de Roma, primera iglesia construida en el mundo, después del edicto de Constantino del año 313, y llamada por esto "madre de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe".
"Cada vez que celebramos la dedicación de una iglesia- dijo- se nos hace un llamado a un verdad esencial: el tiempo material hecho ladrillos y signo de la Iglesia viva y operante en la historia, o sea e aquel "tiempo espiritual", como dice el apóstol Pedro, del cual Cristo mismo es "la piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida y preciosa delante de Dios" (1 Pt. 2,4-8). En fuerza del Bautismo, cada cristiano, como lo recuerda S. Pablo, es parte del edificio de Dios (1 Cor. 3,9)".
"El edificio espiritual, la Iglesia comunidad de los hombres santificados por la sangre de Cristo y por el Espíritu del Señor resucitado, pide a cada uno de nosotros ser coherentes con el don de la fe y de cumplir el camino de testimonio cristiano". Y hablando libremente agregó: "No es fácil, vivir esta coherencia, pero debemos ir adelante y hacer que esta nuestra vida tenga una coherencia cotidiana. Uno es cristiano no tanto por lo que dice sino por lo que hace. Es una gracia que debemos pedir al Espíritu Santo".
"La Iglesia- continuó- al origen de su vida y de su misión en el mundo, no fue otra cosa que una comunidad constituida para confesar la fe en Jesucristo, Hijo de Dios y Redentor del hombre, una fe que obra por medio de la caridad. La caridad es justamente la expresión de la fe y la fe es la explicación de la caridad".
También hoy, la Iglesia está llamada a ser en el mundo la comunidad que, radicada en Cristo por medio del Bautismo, profesa con humildad y coraje la fe en Él, testimoniándola en la caridad. Hacia esta finalidad deben ser ordenados también los elementos institucionales, las estructuras y los organismos pastorales".
"La fiesta de hoy- concluyó- nos invita a reflexionar sobre la comunión de todas las Iglesias; por analogía nos estimula a comprometernos para que la humanidad pueda superar las fronteras de la enemistad y de la indiferencia, a construir puentes de comprensión y diálogo, para hacer del mundo entero una familia de pueblos reconciliados entre ellos, fraternos y solidarios. De esta nueva humanidad la Iglesia misma es signo y anticipación, cuando vive y difunde con su testimonio el Evangelio, mensaje de esperanza y de reconciliación para todos los hombres. Invoquemos la intercesión de María santísima, para que nos ayude a convertirnos, como Ella, en "casa de Dios", templo vivo de su amor".
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