Papa: Jesús es nuestro amigo y sigue siendo fiel a su amistad, aunque nosotros no lo seamos
Hemos recibido como “destino” la amistad con el Señor. “Él no reniega de este don, no reniega de nosotros, nos espera hasta el final. Y cuando, por nuestra debilidad, nos alejamos de Él, nos espera, sigue diciéndonos: ‘Amigo, te espero. Amigo, ¿qué quieres? Amigo, ¿por qué, con un beso, me traicionas?’”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Jesús es nuestro amigo y sigue siendo fiel a su amistad, aunque uno se aleje de Él o incluso si se lo traiciona, como Judas. Lo dijo el Papa Francisco en la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, tomando como punto de partida la Liturgia de la Palabra del hoy, donde en reiteradas oportunidades se usa la palabra “suerte”, y nosotros, según palabras del Papa, hemos recibido en “suerte”, es decir, como “destino”, y no por “casualidad”, la amistad con Jesús.
“Nosotros – afirmó Francisco – hemos recibido este don como destino, la amistad del Señor, ésta es nuestra vocación: vivir siendo amigos del Señor, amigos del Señor. Y lo mismo habían recibido los apóstoles, incluso más fuerte aún, pero lo mismo. Todos los cristianos hemos recibido este don: la apertura, el acceso al corazón de Jesús, a la amistad con Jesús. Hemos recibido en suerte el regalo de tu amistad. Nuestro destino es ser amigos tuyos. Es un don que el Señor conserva siempre, y Él es fiel a este don”.
Sin embargo, nosotros no lo somos, y nos alejamos “con nuestros pecados, con nuestros caprichos”, pero “Él es fiel a la amistad”. Por lo tanto, y como nos lo recuerda el Evangelio de hoy (Juan 15, 9-17), Jesús no nos llama “siervos”, sino “amigos” y conserva esta palabra hasta el final porque es fiel. Incluso con Judas: la última palabra que Él dirige, antes de la traición es “amigo”, no le dice “lárgate”. “Jesús es nuestro amigo. Y Judas, como dice Él, “fue a buscar nueva suerte para su destino, que él eligió libremente, se alejó de Jesús. Y la apostasía es eso: alejarse de Jesús. Un amigo que se vuelve enemigo, un amigo que se vuelve indiferente o un amigo que se convierte en traidor”.
En el lugar de Judas –tal como narra la Primera Lectura (Hechos 1,15-17 y 20-26) – es elegido, en suerte, Matías, “para ser testigo de la Resurrección”, “testigo de este don de amor”. “El amigo –recordó el Papa- es el que comparte, justamente, sus secretos” con el otro. En efecto, “los he llamado amigos porque todo lo que he oído del Padre se los he dado a conocer”, así dice Jesús en el Evangelio. Se trata, por lo tanto, de una amistad que “hemos recibido en suerte, es decir, como destino”, tal como fue recibida por Judas y Matías. “Pensemos en esto, Él no reniega de este don, no reniega de nosotros, nos espera hasta el final. Y cuando, por nuestra debilidad, nos alejamos de Él, Él nos espera, nos espera, nos espera, Él continúa diciendo: ‘Amigo, te espero. Amigo, ¿qué quieres? Amigos, ¿por qué, con un beso, me traicionas? Él es el fiel en la amistad, y nosotros debemos pedir esta gracia de permanecer en su amor, permanecer en su amistad, esa amistad que hemos recibido de Él como don, y que nos ha tocado en suerte”.
02/05/2017 13:54