Papa: Es el Espíritu Santo el que hace las cosas, y no la llamada “fidelidad a la ley”
Comentando la evangelización del etíope por parte de Felipe, Francisco subraya la importancia de la docilidad al Espíritu: “Felipe, uno de los Apóstoles, estaba muy atareado, como todos los obispos, y ese día tenía, seguramente, muchos planes de trabajo”. Pero, el Espíritu le dice que deje todo lo que había planeado y que fuera donde estaba el etíope. “Y él obedeció”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La docilidad al Espíritu Santo, el hecho de confiarse a la voluntad de Dios “hace las cosas. Es el Espíritu el que hace nacer y crecer a la Iglesia” y no “por así decir, fidelidad’ a la ley, es decir, a la letra de la ley”. Fue lo que explicó esta mañana el Papa Francisco durante la misa matutina en la Casa Santa Marta. Es necesaria “la oración para pedir aquella docilidad al Espíritu Santo y con esta docilidad llevar adelante a la Iglesia, ser instrumentos del Espíritu, para que la Iglesia pueda seguir adelante”.
El Papa, informa Radio Vaticana, comenta el pasaje evangélico en el cual Felipe evangeliza al etíope, un alto funcionario de la reina Candace. El protagonista de este encuentro es, justamente, el Espíritu. “es Él, el que hace las cosas. Es el Espíritu el que hace nacer y crecer a la Iglesia. En días pasados, la Iglesia nos presentó el drama de la resistencia al Espíritu: los corazones cerrados, duros, necios, que resisten al Espíritu. Veían las cosas – la curación del lisiado por parte de Pedro y Juan en la Puerta del Templo; las palabras y las cosas grandes que hacía Esteban… - pero se quedaron cerrados a estos signos del Espíritu y opusieron resistencia al Espíritu. E intentaban justificar su resistencia con una ‘por así decir, fidelidad’ a la ley, es decir, a la letra de la ley”.
“Hoy –dijo, refiriéndose a las Lecturas- “la Iglesia nos presenta lo contrario: no la resistencia al Espíritu, sino la docilidad al Espíritu, que es precisamente la actitud del cristiano”. “Ser dóciles al Espíritu – reiteró - permite que el Espíritu pueda actuar, impulsar y hacer crecer a la Iglesia”. Como con Felipe, uno de los Apóstoles, «muy atareado, como todos los obispos, y que ese día tenía, seguramente, muchos planes de trabajo». Pero, el Espíritu le dice que deje todo lo que había planeado y que fuera donde estaba el etíope. “Y él obedeció”. Francisco luego recorrió el encuentro entre Felipe y el etíope, al cual el Apóstol explica el Evangelio y su mensaje de salvación. El Espíritu, dijo, “trabajaba en el corazón del etíope” y le ofreció «el don de la fe» y «este hombre sintió algo nuevo en su corazón». Y al final, pidió ser bautizado: fue dócil al Espíritu Santo.
“Dos hombres: – comentó el Papa – uno evangelizador y uno que no sabía nada de Jesús, pero el Espíritu había sembrado en él una curiosidad sana, no esa de los chismes. Y, al final el eunuco prosigue su camino con alegría, la alegría del Espíritu, por la docilidad al Espíritu”. Hoy, “tenemos un ejemplo de dos hombres que fueron dóciles a la voz del Espíritu. Y el signo es la alegría. La docilidad al Espíritu es fuente de alegría. ‘Yo quisiera hacer algo, esto… Pero, siento que el Señor me pide otra cosa. ¡Encontraré la alegría allí donde está la llamada del Espíritu!”.
Francisco recuerda la oración al Espíritu del Antiguo Testamento ‘Habla Señor, que tu siervo escucha’. Y concluye: “Ésta es una bella oración que podemos rezar siempre: ‘Habla Señor, porque te escucho’. La oración para pedir aquella docilidad al Espíritu Santo y con esta docilidad llevar adelante a la Iglesia, ser instrumentos del Espíritu, para que la Iglesia pueda seguir adelante. ‘Habla Señor, que tu siervo escucha’. Recemos así, tantas veces al día: cuando tenemos alguna duda, cuando no sabemos o cuando simplemente queremos rezar. Y con esta oración, pidamos la gracia de la docilidad al Espíritu Santo”.
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