Papa: El estupor del encuentro con Jesús abre el corazón, los cálculos lo cierran
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El estupor de las multitudes, de los apóstoles, de Pedro al encontrarse con Cristo “abre los corazones de los fieles”, mientras que quien reconoce la grandeza pero comienza a hacer cálculos “se comporta como los fariseos y como los demonios, que reconocen la esencia de Cristo pero están encerrados en su soberbia”. Lo dijo esta mañana el Papa Francisco durante la misa diaria en Santa Marta.
El pontífice, reporta la Radio Vaticana, comenta el Evangelio de la pesca milagrosa: “Me gusta pensar que la mayor parte de su tiempo, Jesús lo pasaba en las calles, con la gente; luego al atardecer se retiraba a rezar solo, pero iba al encuentro de la gente, buscaba a la gente”. Pero este encuentro debe tener una respuesta y hay dos modos de formularla: “Por una parte la de Pedro, la de los apóstoles, la del pueblo o sea el estupor”. Otro grupo que se encontraba con Jesús, “no dejaba entrar en sus corazones el estupor, escuchaban a Jesús, hacían sus cálculos, los doctores de la ley: “Pero es inteligente, es un hombre que dice cosas verdaderas, pero a nosotros no nos convienen estas cosas, no ¡Eh!. Calculaban todo, tomaban distancia”.
Es el mismo modo de obrar de los demonios. “Éstos confesaban, o sea proclamaban que Jesús era el “Hijo de Dios”, pero, al igual que los doctores de la ley y los malos fariseos, no tenían capacidad de estupor, estaban encerrados en en su propia suficiencia, en su soberbia. Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, pero también confiesa que era un pecador”. En cambio la incapacidad de reconocerse pecadores “nos aleja de la verdadera confesión de Jesucristo. Y esta es la diferencia”.
Admitir nuestra naturaleza de pecadores, subraya Francisco, “nos abre al estupor del encuentro con Jesucristo, el verdadero encuentro. En nuestras parroquias, en nuestras sociedades, incluso entre las personas consagradas: ¿cuántas personas son capaces de decir que Jesús es el Señor? ¡Tantas! Pero es difícil decir sinceramente: “Soy un pecador, soy una pecadora”. Es más fácil decirlo de los otros, ¡Eh! Cuando somos charlatanes, ¡Eh! “Esto, aquello, esto sí….Todos somos doctores en esto, ¿no es verdad?”.
Pero es un camino equivocado: “Para tener un verdadero encuentro con Jesús es necesaria la doble confesión: “Tú eres el Hijo de Dios y yo soy un pecador”, pero no en teoría: por esto, por esto, por esto…” Hasta Pedro- concluye el Papa- olvida el estupor del encuentro y reniega del Señor: “Pero como es humilde, se deja encontrar por el Señor y cuando sus miradas se cruzan, él llora, vuelve a la confesión: “Soy un pecador”. El Señor nos da la gracia de encontrarlo pero también de dejarnos encontrar por Él.. Que Él nos dé la gracia, tan bella, de este estupor del encuentro. Y nos dé la gracia de tener la doble confesión en nuestra vida: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, creo. Y yo soy un pecador, creo”.