Papa: El diablo nos engaña con el "diálogo", el cual conduce a la corrupción
En la Misa en la casa Santa Marta, el Papa Francisco subraya que con el diablo no se tiene que "hablar", pero hay que orar. El diablo, "el padre de la mentira", engaña y "te deja desnudo".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "El diablo es astuto" y utiliza un método atractivo como el "dialogo" para "hacer trampa" y hacernos caer en la corrupción. "En la tentación no se dialoga: se reza". Son algunas de las declaraciones del Papa Francisco durante la homilía de la mañana en la misa en la casa de Santa Marta.
El pontífice ha comentado el pasaje de la primera lectura de hoy, que habla de la tentación de Adán y Eva en el paraíso por la serpiente (Génesis 3: 1-8). "El diablo - explicó - se presenta en forma de serpiente atractiva..." Él "es el padre de la mentira" y sabe cómo "engañar" a la gente. Lo hace con Eva: la hace "sentirse bien", y así comienza el "diálogo" y "paso a paso" Satanás la lleva donde él quiere.
""El diablo, agregó - El diablo es un mal pagador, ¡no paga bien! ¡Es un estafador! Te promete todo y de deja desnudo. También Jesús terminó desnudo, pero en la cruz, por obediencia al Padre. Otro camino... La serpiente, el diablo es astuto: no se puede dialogar con el diablo. Todos nosotros sabemos lo que son las tentaciones, todos lo sabemos, porque todos las tenemos. Tantas tentaciones de vanidad, de soberbia, de avidez, de avaricia… Tantas".
El falso "diálogo" con el diablo lleva gradualmente a la corrupción. "Tantos corruptos, tantos peces gordos corruptos que hay en el mundo de los cuales conocemos la vida por los periódicos: quizás hayan comenzado con una pequeña cosa, no sé, para no ajustar bien el balance y aquello que era un kilo: no, hagamos 900 gramos pero que parezca un kilo. La corrupción comienza con poco, como esto, con el diálogo: ‘Pero no, ¡no es verdad que te hará mal este fruto! ¡Cómelo, es bueno! Es poca cosa, nadie se da cuenta. ¡Hazlo, hazlo!’. Y poco a poco, poco a poco, se cae en el pecado, se cae en la corrupción”.
La Iglesia - continuó - nos ayuda a "no ser ingenuo" y "tener los ojos abiertos."
" En la tentación no se dialoga, se reza: ‘Ayúdame, Señor, soy débil. No quiero esconderme de ti’. Esto es valor, esto es vencer. Cuando tú comienzas a dialogar terminarás vencido, derrotado. Que el Señor nos dé la gracia y nos acompañe en este coraje. Y si somos engañados por nuestra debilidad en la tentación, que nos dé el coraje de levantarnos y de ir adelante. Para esto ha venido Jesús, para esto”.