Papa: Dios revela su misterio a los humildes, no a los doctos y sabios

Sólo los pequeños “son capaces de entender” plenamente “el sentido de la humildad”, el “sentido del temor del Señor”, porque “caminamos delante del Señor”, mirados y custodiados; “no la humildad de aquel que decía. “Yo soy humilde, y orgulloso de serlo”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Dios revela su misterio a los humildes, no a los doctos y a los sabios. A aquellos que “caminan delante del señor”, mirados y custodiados, “no la humildad de aquel que decía: “Yo soy humilde y orgulloso de serlo”. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la casa de santa Marta, partiendo de la “Alabanza de Jesús al Padre”, del cual narra el Evangelio del día de hoy, Lucas.

El Papa subrayó la preferencia de dios hacia quien sabe entender sus misterios, no a los doctos y a los sabios, sino al “corazón de los pequeños”. También la Primera lectura, llena de “pequeños detalles”, observó Francisco, “va por este camino”. El profeta Isaías habla de un “pequeño pimpollo” que “surgirá del tronco de Jesé” y no de “un ejército” que traerá la liberación.

Y los pequeños son los protagonistas también de la Navidad. “Luego, en Navidad veremos esta pequeñez, esta cosa pequeña: un niño, un establo, una mamá, un papá… Las cosas pequeñas. Corazones grandes pero actitudes de pequeños. Y sobre este pimpollo se posará el espíritu del Señor, el Espíritu Santo y este pimpollo pequeñito tendrá aquella virtud de los pequeños y el temor del Señor. Caminará en el temor del Señor. Temor del Señor que no es el miedo: ¡no! Es hacer vida el mandamiento que Dios dio a nuestro padre Abraham: “Camina en mi presencia y sé irreprensible”. Humilde. Esta es la humildad. “El temor del Señor es la humildad”. Y sólo los pequeños “son capaces de entender” plenamente “el sentido de la humildad”, el “sentido del temor de Dios”, porque “caminan delante del Señor”, mirados y custodiados, “sienten que el Señor les da la fuerza para ir adelante”. Esta es la verdadera humildad. “Vivir la humildad, la humildad cristiana, es tener este temor del Señor que-repito-no es miedo, sino que es: “Tú eres Dios, yo soy una persona, yo voy adelante así, con las pequeñas cosas de la vida, pero caminando en tu Presencia y tratando de ser irreprensible”. La humildad es la virtud de los pequeños, la verdadera humildad, no la humildad como un poco de teatro. No, esa no. La humildad de aquel que decía “Yo soy humilde y orgulloso de serlo”. No, esa no es la verdadera humildad. La humildad del pequeño es aquella que camina en la presencia del Señor, no habla mal de los otros, mira solamente al servicio, se siente más pequeño…Y allí está la fuerza”.

Es “humilde, muy humilde” también la jovencita que Dios “mira” para “enviar a Su Hijo” y que inmediatamente después va a lo de su prima Isabel y no dice nada “de aquello que había sucedido”. La humildad es así, repitió Francisco, “caminar en la presencia del Señor”, felices, alegres porque “mirados por Él”, “exultantes en la alegría porque somos humildes”, justo como se narra sobre Jesús en el Evangelio de hoy. “Mirando a Jesús que exulta en la alegría porque Dios revela su misterio a los humildes, podemos pedir para todos nosotros la gracia de la humildad, la gracia del temor de Dios, del caminar en su presencia tratando de ser irreprensibles, operantes en la caridad fraterna y exultantes de alegría en la alabanza”