Papa: Dios actúa; que la Iglesia no ceda a la cizaña de la desconfianza
En el Ángelus, el pontífice hizo un fuerte llamamiento contra el flagelo del trabajo infantil y por la población de Tigray, afligida por la violencia y el hambre. La confianza en el grano de mostaza que crece nos da una preciosa enseñanza "para salir bien parados de la pandemia".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Que la Iglesia no se deje vencer por la "discordia de la desconfianza", porque la obra de Dios siempre se despliega en el mundo como "una buena semilla" y esto nos llama a recomenzar siempre con "paciencia y constancia". Fueron las palabras del Papa Francisco antes del Ángelus; durante su reflexión, lanzó un fuerte llamamiento contra el flagelo del trabajo infantil y pidió por las poblaciones de la región africana de Tigray, azotada por la guerra y el hambre.
El pontífice se dirigió a los fieles que -aún manteniendo la distancia- abarrotaban la Plaza de San Pedro y comentó las dos parábolas que propone la liturgia de hoy: la del grano de mostaza ("la semilla más pequeña, pero que al echarla en la tierra se convierte en el árbol más grande") y la de la semilla que crece sin que el agricultor lo sepa. En las parábolas -observó- "Jesús nos enseña que incluso las cosas cotidianas, esas que a veces nos parecen todas iguales y que hacemos con distracción o cansancio, están habitadas por la presencia oculta de Dios". Y precisamente la semilla del grano de mostaza revela que "Dios actúa, a la manera de una pequeña semilla buena, que brota silenciosa y lentamente".
"Con esta parábola, Jesús quiere infundirnos confianza”, agregó Francisco. “En muchas situaciones de la vida, de hecho, puede ocurrir que nos desanimemos, porque vemos la fragilidad del bien en comparación con la aparente fuerza del mal". Pero, por el contrario, el Evangelio exige "una nueva mirada sobre nosotros mismos y sobre la realidad; nos pide que tengamos ojos más grandes, que sepan ver más allá de las apariencias, para descubrir la presencia de Dios que, como amor humilde, está siempre actuando en el terreno de nuestra vida y en el de la historia". Una actitud que el Papa señaló como especialmente valiosa "para salir bien de la pandemia". Cultivar la confianza de estar en manos de Dios y al mismo tiempo comprometernos todos a reconstruir y volver a empezar, con paciencia y constancia".
Pero esta mirada también es preciosa en la vida de la fe porque "incluso en la Iglesia -advirtió el Papa Francisco- puede arraigar la cizaña de la desconfianza, sobre todo cuando asistimos a una crisis de fe y vemos fracasar varios proyectos e iniciativas." De ahí la invitación a recordar "que los resultados no provienen de nuestras capacidades, sino de la acción de Dios: nos corresponde sembrar, con amor, compromiso, paciencia. Pero la fuerza de la semilla es divina".
Luego del rezo del Ángelus, el Papa Francisco se refirió a la población de Tigray, azotada por una grave crisis humanitaria que deja al descubierto la situación de los más pobres, las carestías y el hambre. Recemos juntos para que la violencia cese inmediatamente y se garantice asistencia a todos".
Recordando el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, celebrado ayer, dijo que "no es posible cerrar los ojos ante la explotación de los niños privados del derecho a soñar y jugar. Hay 150 millones de menores que son víctimas de este fenómeno -añadió Francisco-: es como sumar todos los habitantes de España, Francia e Italia".
Francisco luego se refirió a los restos de una embarcación que naufragó el 12 de abril de 2015 y que será devuelta a puerto hoy, en Augusta, Sicilia. Volvió a recordar el drama de los migrantes que mueren en el Mediterráneo. Por último, aludiendo al Día Mundial del Donante de Sangre que se celebra mañana, instó a ser partícipe de esta preciosa "labor de generosidad y gratuidad".
13/06/2022 12:14