Papa: Dios ‘amó primero’, y con un amor sin límites
No se precisan grandes discursos sobre el amor, sino hombres y mujeres “que sepan hacer estas pequeñas cosas por Jesús, por el Padre”. Las obras de misericordia “son la continuidad de este amor, que se empequeñece, llega a nosotros y nosotros lo proseguimos”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Dios “ha amado primero” y con un amor sin límites. Fue lo que recordó el Papa Francisco en la misa que celebró hoy en la Casa Santa Marta, en el día en que la Iglesia celebra la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús”.
Podría afirmarse, sostuvo Francisco, que hoy es la fiesta del amor de Dios. Y enseguida continuó: no somos nosotros los que hemos amado a Dios, sino que es Él quien “nos ha amado primero, Él es el primero en amar”. Una verdad que los profetas explicaban con el símbolo de la flor del almendro, el primer árbol que florece en primavera. “Dios es así: siempre está antes. Nos espera primero, nos ama primero, nos ayuda primero”. Pero el amor de Dios no es fácil de entender. En la Carta a los Efesios (Ef 3, 8-12; 14-19), Pablo, en efecto, habla de las “insondables riquezas de Cristo”, de un misterio escondido. “Es un amor que no se puede entender. Un amor de Cristo que supera todo conocimiento. Supera todo. Así de grande es el amor de Dios. Y un poeta decía que era como ‘el mar, sin orillas, sin fondo…’: un mar sin límites. Y es éste el amor que debemos comprender, el amor que nosotros recibimos”.
A lo largo de la historia de la salvación, el Señor nos ha revelado su amor, “ha sido un gran pedagogo”. Y el Papa, retomando las palabras del profeta Oseas, explica que no lo ha revelado a través del poder: “No. Escuchemos: ‘Enseñé a mi pueblo a caminar, tomándolo de la mano. Cuidé de ellos’. De la mano, cerca: como un papá”. “Dios, ¿cómo manifiesta el amor? ¿Con las cosas grandes? No: se hace pequeño, se empequeñece, se encoge, se encoge, con estos gestos de ternura, de bondad. Se hace pequeño. Se acerca. Y con esta cercanía, con este empequeñecimiento, Él nos hace entender la grandeza del amor. Lo grande debe ser entendido por medio de lo pequeño”.
Por último, Dios envía a su Hijo, pero “lo envía en la carne” y el Hijo “se anonadó a sí mismo” hasta la muerte”. Este es el misterio del amor de Dios: la grandeza más grande expresada en la pequeñez más pequeña, y Francisco dice que es de esta manera como se entiende, también, el camino cristiano. “Cuando Jesús quiere enseñarnos cómo debe ser la actitud del cristiano, nos dice pocas cosas, nos hace ver aquél famoso protocolo en base al cual todos seremos juzgados. ¿Y qué dice? No dice: Yo pienso que Dios es así. He entendido el amor de Dios’. No, no… Yo hago que el amor de Dios esté en lo pequeño. He dado de comer al hambriento, he dado de beber al sediento, he visitado al enfermo, al preso. Las obras de misericordia son justamente el camino de amor que Jesús nos enseña, marcando una continuidad con este amor de Dios, grande!”Por lo tanto, no se precisan grandes discursos sobre el amor, sino hombres y mujeres “que sepan hacer estas pequeñas cosas por Jesús, por el Padre”. Las obras de misericordia “son la continuidad de este amor, que se empequeñece, llega hasta nosotros, y nosotros lo proseguimos”.
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