Papa: Después de Fátima, encomiendo a María, Reina de la Paz, los pueblos en Oriente Medio
En el Regina Caeli el Papa Francisco recuerda la violencia que sufren cristianos, musulmanes y yazidis y pide "caminar la vía del diálogo y de la reconciliación." En Fátima "inmerso en la oración del pueblo santo fiel". La santidad de Francisco y Jacinta "no es una consecuencia de las apariciones, sino de la fidelidad y el ardor con el que han correspondido al privilegio recibida de poder ver a la Virgen María". "Incluso hoy hay tanta necesidad de oración y penitencia." "El saludo a los participantes del evento “Cochecitos vacíos” para "una atención concreta a la vida y la maternidad". En el Día de la Madre "recordamos con gratitud y afecto a todas las madres confiándolas a María, la madre de Jesús."
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Encomiendo a María, Reina de la Paz, el destino de las poblaciones afectadas por la guerra y el conflicto, en particular en el Oriente Medio": lo ha dicho el Papa Francisco después de la oración mariana del Regina Caeli, el primero después del regresó anoche de la peregrinación hecha al santuario de Fátima, el 12 y 13 de mayo.
A las decenas de miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa recordó la violencia y el sufrimiento que se siguen registrando en Siria, Irak, Yemen: "Tantas personas inocentes están duramente afectadas, sean cristianas, sean musulmanas, como así también pertenecientes a minorías como los yazidíes, los cuales sufren trágicas violencias y discriminaciones. A mi solidaridad se acompaña el recuerdo en la oración, mientras agradezco a cuantos se empeñan en subvenir a las necesidades humanitarias. Aliento a las diversas comunidades a recorrer el camino del diálogo y de la amistad social para construir un futuro de respeto, de seguridad y de paz, lejos de todo tipo de guerra".
Precedentemente, el Papa explicó el significado de su viaje a Fátima, en el centenario de las apariciones a tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, y donde también canonizó a los dos últimos, los primeros niños en ser santo sin ser mártires.
"En Fátima - dijo - me sumí en la oración del santo Pueblo fiel, oración que allí fluye desde hace cien años como un río, para implorar la protección maternal de María sobre el mundo entero. Doy gracias al Señor que me ha concedido ir a los pies de la Virgen Madre como peregrino de esperanza y de paz. Y agradezco de corazón a los Obispos, al Obispo de Leiría en Fátima, a las Autoridades del Estado, el Presidente de la República, y a todos aquellos que han ofrecido su colaboración”.
Desde el inicio, continuó, cuando en la Capilla de las Apariciones permanecí por largo tiempo en silencio, acompañado por el silencio orante de todos los peregrinos, se creó un clima de recogimiento y contemplativo, en el cual se desarrollaron los varios momentos de oración. Y al centro de todo estuvo y está el Señor Resucitado, presente en medio a su Pueblo en la Palabra y en la Eucaristía. Presente en medio a los tantos enfermos, que son protagonistas de la vida litúrgica y pastoral de Fátima, como de cada santuario mariano."
A continuación, subrayo el sentido de la canonización de los dos pastorcitos: "En Fátima la Virgen eligió el corazón inocente y la sencillez de los pequeños Francisco, Jacinta y Lucía, como depositarios de su mensaje. Estos niños lo acogieron dignamente, tanto que fueron reconocidos como testigos confiables de las apariciones, transformándose en modelos de vida cristiana. Con la canonización de Francisco y Jacinta, quise proponer a toda la Iglesia su ejemplo de adhesión a Cristo y el testimonio evangélico. Y también quise proponer a toda la Iglesia que cuide a los niños. Su santidad no es consecuencia de las apariciones sino de la fidelidad y del ardor con el cual ellos correspondieron al privilegio recibido de poder ver a la Virgen María. Después del encuentro con la “bella Señora” – así la llamaban – ellos recitaban frecuentemente el Rosario, hacían penitencia y ofrecían sacrificios para obtener el final de la guerra y por las almas más necesitadas de la divina misericordia.”
“También hoy – concluyó – hay tanta necesidad de oración y de penitencia para implorar la gracia de la conversión, para implorar el final de tantas guerras que están por todas partes en el mundo y que se extienden cada vez más, como también el final de los absurdos conflictos: grandes y familiares, pequeños que desfiguran el rostro de la humanidad. Dejémonos guiar por la luz que viene de Fátima. Que el Corazón Inmaculado de María sea siempre nuestro refugio, nuestra consolación y el camino que nos conduce a Cristo.”
Después de la llamada por el Oriente Medio, Francisco recordó que ayer en Dublín (Irlanda) "fue beatificado el sacerdote jesuita John Sullivan. Vivió en Irlanda en el siglo XIX y XX, dedicó su vida a la enseñanza y la formación espiritual de los jóvenes, y fue amado y buscado como un padre de los pobres y los que sufren".
Entre los saludos finales, él tiene un especial dedicado a las madres de Bordighera y participantes en el evento Saludo a los participantes a la iniciativa denominada “Cochecitos vacíos” que quieren sensibilizar a la sociedad sobre los problemas de la familia y del invierno demográfico: “el futuro de nuestras sociedades requiere de parte de todos, especialmente de las instituciones, una atención concreta a la vida y a la maternidad. Y este llamamiento es particularmente significativo hoy mientras se celebra, en tantos países, el Día de la madre. Recordemos con gratitud y afecto a todas las mamás, incluso a nuestras mamás en el Cielo, confiándolas a María, la mamá de Jesús. Y ahora les hago una propuesta: permanezcamos algunos instantes en silencio, cada uno rezando por la propia mamá.”
25/09/2022 12:37