Papa: Bautiza a 32 niños, la fe "es la más hermosa herencia" que los padres pueden dejar a sus hijos

"¿No les parece que en nuestro tiempo hay necesidad de un suplemento de compartir y de amar? ¿No le parece que todos necesitamos un suplemento de caridad?

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La fe es "la más bella herencia" que los padres pueden dejar a sus hijos y esto hace que sea "un deber" la transmisión de la fe. Porque si "cada niño que nace es un don de alegría y de esperanza", "cada niño que es bautizado es un prodigio de la fe y una fiesta para la familia de Dios".

En el día en el cual el Evangelio recuerda el bautismo de Jesús, el Papa Francisco, esta mañana ha bautizado a 32 niños, "a mí me gusta bautizar, me gusta mucho", subrayó el hecho que con el nacimiento y el bautismo de Jesús "se abren para él los cielos". "Si los cielos permanecen cerrados- dijo antes del Ángelus- nuestro horizonte en esta vida terrena es obscuro, sin esperanza. En vez, celebrando la Navidad, la fe aún una vez más nos ha dado la certeza que los cielos se abrieron con la venida de Jesús. Y en el día del Bautismo de Cristo aún contemplamos los cielos abiertos. La manifestación del Hijo de Dios sobre la tierra, marca el inicio del gran tiempo de la misericordia, luego que el pecado había cerrado los cielos, elevando como una barrera entre el ser humano y su Creador. Con el nacimiento de Jesús, ¡los cielos se abren! Dios nos da en Cristo la garantía de un amor indestructible. Desde cuando el Verbo se hizo carne por lo tanto se pueden ver los cielos abiertos".

"Jesús- había dicho durante la misa celebrada en la Capilla Sixtina. No tenía necesidad de ser bautizado, pero los primeros teólogos dicen que, con su cuerpo, con su divinidad, en el Bautismo bendijo todas las aguas, para que las aguas tuviesen el poder de dar el Bautismo. Y luego, antes de subir al Cielo, Jesús nos dijo que fuéramos por todo el mundo a bautizar. Y desde aquel día, esta es una cadena ininterrumpida: se bautizaban los hijos y luego a los hijos, a los hijos... Y hoy también esta cadena prosigue. Estos niños son el anillo de la cadena".

Ustedes padres tienen al niño o a la niña para bautizar, pero después de algunos años, serán ellos los que tendrán un niño para bautizar o un nietito... ¡Es así la cadena de la fe! ¿Qué quiere decir esto? Yo quisiera decirles sólo esto: ustedes son aquellos que transmiten la fe; ustedes tienen el deber de transmitir la fe a estos niños. Es la más bella herencia que ustedes dejan a ellos: ¡la fe!, Sólo esto. Hoy lleven a sus casas este pensamiento. Nosotros debemos ser aquellos que transmiten (transmisores) la fe. Y piensen en esto. Piensen siempre en cómo transmitir la fe a los niños. Hoy canta el coro, pero el coro más hermoso es el de estos niños, que hacen ruido...Algunos llorarán, porque no están cómodos o porque tienen hambre: si tienen hambre, mamás ¡denles de comer! Tranquilas, ¡eh! Porque el que ellos estén aquí es lo principal. Y ahora con esta conciencia de ser aquellos que transmiten la fe continuemos la ceremonia del Bautismo".

"Cuando- ha subrayado en el Ángelus- Jesús recibe el bautismo de penitencia de parte de Juan el Bautista, solidarizando con el pueblo penitente. Él que no tenía pecado y no necesitaba convertirse-, Dios Padre hizo oír su voz desde el cielo: "Este es mi Hijo, el amado: en Él he puesto toda mi complacencia" (v.17). Jesús recibe la aprobación del Padre celestial, que lo ha enviado justamente para que acepte el compartir nuestra condición, nuestra pobreza. Compartir es el verdadero modo de amar. Jesús no se disocia de nosotros, nos considera hermanos y comparte con nosotros. Y así nos convierte en hijos, junto con Él, de Dios Padre. Esta es la revelación y la fuente del verdadero amor. Es este el tiempo de la misericordia".

¿No le parece que en nuestro tiempo hay necesidad de un suplemento de compartir fraternalmente y de amor? ¿No les parece que todos necesitamos de un suplemento de caridad? No aquella que se contenta de la ayuda extemporánea que no abarca, no se pone en juego, sino aquella caridad que comparte, que se hace cargo del malestar y del sufrimiento del hermano. ¡Qué sabor adquiere la vida, cuándo se deja inundar por el amor de Dios! Pidamos a la Virgen santa que nos sostenga con su intercesión en nuestro compromiso de seguir a Cristo en el camino de la fe y de la caridad, el camino trazado desde nuestro Bautismo".

Y luego del Ángelus; "un pensamiento especial quisiera dirigirlo a los padres que se están preparando para el bautismo de un hijo. Me uno a la alegría de estas familias, agradezco a dios con ellos al Señor y ruego para que el bautismo de los niños ayude a ellos mismos, los padres a redescubrir la belleza de la fe y a retornar en un nuevo modo a los Sacramentos y a la comunidad".