Papa: A la ley del talión, Jesús la substituye con la ley del amor
La audiencia general de hoy, dedicada a la quinta pregunta del “Padre Nuestro”: “como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. “No existen en la Iglesia ‘self made man’, hombres que se hicieron por ellos mismos. Todos somos deudores hacia Dios y hacia tantas personas que nos han regalado condiciones de vida favorables”. “Si no te esfuerzas en perdonar, no serás perdonado; si no te esfuerzas en amar, tampoco serás amado”. “El mal conoce sus venganzas y si no se lo interrumpe arriesga aumentar, sofocando el mundo entero”. Los saludos a los peregrinos asiáticos.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “A la ley del talión- ¡lo que tú me has hecho a mí, yo te lo restituyo a tí!-, Jesús la sustituye con la ley del amor: ¡aquello que Dios hizo por mí yo te los restituyo a tí!”. Así, el papa Francisco sintetizó la novedad de la fe cristiana, comentando la quinta pregunta del “Padre nuestro” y se detuvo sobre la expresión “como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6,12).
Hablando a los más de 30 mil fieles reunidos para la audiencia general, en la plaza de S. Pedro todavía adornada con las flores de las ceremonias de Pascua, el Papa subrayó que “no existen en la Iglesia ‘self made man’, hombres que se hicieron por ellos mismos. Todos somos deudores hacia Dios y hacia tantas personas que nos han regalado condiciones de vida favorables. Nuestra identidad se construye a partir del bien recibido. Quien reza aprende a decir ‘gracias’ y pide a Dios ser benévolos con él y ella. Por cuanto nos esforcemos, siempre permanece una deuda incolmable delante de Dios, que jamás podremos restituir: Él nos ama infinitamente más de cuanto nosotros lo amamos. Y luego, por cuanto nos esforcemos en vivir según las enseñanzas cristianas, en nuestra vida habrá siempre algo de lo cual pedir perdón”.
“Cada cristiano- agregó- sabe que existe para él el perdón de los pecados...Pero la gracia de Dios, tan abundante es siempre desafiante. Quien recibió tanto debe aprender a dar tanto. No es un caso que el Evangelio de Mateo, inmediatamente después de habernos regalado el texto del ‘Padre nuestro’, entre las 7 expresiones usadas se detiene a subrayar justamente la del perdón fraterno: “Si de hecho ustedes perdonan a los otros sus culpas, vuestro Padre que está en los cielos lo perdonará también a ustedes; pero si ustedes no perdonarán a los otros las, tampoco vuestro Padre les perdonará vuestras culpas” (Mt 6,14-15). Encontramos aquí la soldadura entre el amor por Dios y aquel por el prójimo. Amor llama al amor, el perdón llama al perdón”
Recordando luego la parábola del siervo sin piedad (Mt 18,21-35), que no perdona una pequeña deuda a un colega suyo, después de haber recibido de su patrón un condono enorme, el pontífice subraya: “si no te esfuerzas en perdonar, no serás perdonado; si no te esfuerzas en amar, tampoco serás amado”.
Jesús -concluyó- pone en las relaciones humanas la fuerza del perdón. En la vida no todo se resuelve con la justicia. Sobre todo donde se debe colocar una barrera al mal, alguien debe amar más allá de lo debido, para recomenzar una historia de gracia. El mal conoce sus venganzas y si no se lo interrumpe arriesga difundirse sofocando al mundo entero.
A la ley de talión- lo que me hiciste a mí, yo te lo restituyo a tí- Jesús lo substituye con la ley del amor: ¡lo que Dios me dió a mí, yo lo restituyo a tí!
Dios dona a cada cristiano la gracia de escribir una historia de bien en la vida de sus hermanos, especialmente de aquellos que han hecho algo disgustoso y equivocado. Con una palabra, un abrazo, una sonrisa, podemos transmitir a los otros lo que hemos recibido de más precioso: el perdón”.
En los saludos en diversas lenguas, Francisco saludó también a diversos grupos de peregrinos asiáticos: de Oriente Medio, de Hong Kong, Indonesia, Malasia, filipinas y Singapur.
23/12/2015
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