Papa: “vivir la vida sacerdotal mirando a lo alto y pensando en grande”
A los participantes de la asamblea plenaria de la Congregación para el clero, Francisco recomienda prestar particular atención a los curas jóvenes. “¡Qué importante es que los curas jóvenes encuentren párrocos y obispos que los alienten en esta prospectiva ¡en lugar de aguardarlos sólo porque se necesita un reemplazo o cubrir puestos vacantes!”
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Vivir la vida sacerdotal mirando a lo alto y pensando en grande”. Es la recomendación que el Papa Francisco dirigió a todos los sacerdotes, y en particular a los curas jóvenes, en el discurso que ayer dirigió a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para el clero.
Quien recibe “el gran don del ministerio ordenado”, fueron las palabras del Papa, tiene por delante “un camino fascinante a la vez que exigente”. De aquí la necesidad de una formación integral, tal como se indica en el reciente documento Ratio Fundamentalis. Y, reflexionando sobre la “fascinación de la llamada y las “exigencias demandantes” que conlleva, el Papa se detuvo en particular sobre los “curas jóvenes”, “que viven la alegría de los inicios del ministerio y, a la vez, advierten lo que se perdió”. “El corazón de un joven cura vive entre el entusiasmo de los primeros proyectos y la ansiedad de las fatigas apostólicas, en las cuales se sumerge con cierto temor, que es signo de sabiduría”.
Sobre sus espaldas comienzan a pesar las “responsabilidades”, los “numerosos compromisos pastorales” y las “esperas del Pueblo de Dios”. Entonces, ¿cómo vive todo esto un cura joven? ¿Qué es lo que lleva en el corazón? ¿Qué es lo que necesita para que sus pies, que corren a llevar el alegre anuncio del Evangelio, no se paralicen ante los miedos y las primeras dificultades?”.
Ante todo, -observó el Papa- no etiquetemos a los jóvenes como “generación líquida, privada de pasiones y de ideales”. Si “hay jóvenes frágiles, desorientados, fragmentados contagiados por la cultura del consumismo y del individualismo”, esto no debe impedirnos mirar a los jóvenes “creativos, fantasiosos, valientes en lo que respecta a cambiar”, capaces de “consumirse por los demás o por ideales” como la “solidaridad”, la “justicia” y la “paz”.
Por lo tanto, “esto es lo que quisiera decir a los sacerdotes jóvenes: ¡ustedes han sido elegidos, el Señor los quiere!”
Entonces, “qué importante es que los curas jóvenes encuentren párrocos y obispos que los alienten en esta prospectiva ¡en lugar de aguardarlos sólo porque se necesita un reemplazo o cubrir puestos vacantes!”
Y jamás dejarlos solos. “Si tú, obispo, sabes que en la lista de llamadas que te deja tu secretario o tu secretaria, ha llamado un cura y tú tienen la agenda llena, ese mismo día, a la noche o al día siguiente –no dejar pasar más tiempo- devuélvele el llamado por teléfono, y dile cómo van las cosas, examínenlas juntos, si es urgente, no urgente… Pero lo importantes es que ese cura sentirá que tiene un padre, un padre que está cerca suyo…”.
Por último, a todos los sacerdotes, y especialmente a los curas jóvenes, dio la recomendación de “rezar sin cansarse, caminar siempre y compartir con el corazón”. “Rezar sin cansarse”, a costas de adormecerse frente al Tabernáculo. “¡pero adormécete, que al Señor le gusta eso! Pero estate allí, delante de Él”. “Caminar siempre porque un cura jamás ‘llegó’. “Por eso, ¡ponerse siempre al día y permanecer abierto a las sorpresas de Dios!” “Combatir la carcoma de la auto-referencialidad”, “estar conectados”, sin quedarse “fijados a los esquemas propios”. “Compartir con el corazón”, porque la vida sacerdotal “no es una oficina burocrática de prácticas religiosas o litúrgicas que han de tramitarse”. “Hablamos largo y tendido sobre el ‘cura burócrata’ - ¿no? Sobre el clérigo de Estado, en lugar de ser pastor del pueblo…”.
06/04/2020 12:22