Un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, siguiendo una indicación de Francisco, establece que “sea modificada la rúbrica según la cual las personas elegidas para recibir la Lavada de los pies deban ser hombres o muchachos”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Las personas elegidas para la “Lavanda de los pies” podrán ser también mujeres. La novedad se deduce de un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos que, siguiendo la indicación de una carta del Papa Francisco, aporta una modificación al Misal romano y establece que “sea modificada la rúbrica según la cual las personas elegidas para recibir la Lavanda de los pies deban ser hombres o muchachos”.

Las personas que participarán en el rito podrán ser elegidas “entre todos los miembros del Pueblo de Dios”. “Se recomiende además que a los elegidos les sea dada una adecuada explicación del significado del rito mismo”.

Un artículo publicado en el “Osservatore Romano” explica que “el actual cambio prevé que sean designadas personas elegidas entre todos los miembros del Pueblo de Dios. La valencia se relaciona ya no tanto con la imitación exterior de lo que Jesús hizo, sino más con el significado de lo que ha realizado con una portada universal, o sea el donarse (hasta el fin” por la salvación del género humano, su caridad que a todos abraza y a todos hermana en la práctica de su ejemplo. El “exemplum” que nos ha dado para que también nosotros hagamos como él hizo (Cfr. Jn 13,14-15) va, más allá del lavar físicamente los pies de los otros para comprender todo aquello que tal gesto expresa en servicio de amor tangible hacia el prójimo. Todas las antífonas propuestas en el Misal durante la Lavanda recuerdan e ilustran este significado del gesto, ya sea para quien lo hace como para quien lo recibe, también para quien lo sigue con la mirada y lo interioriza mediante el canto”.

La Lavanda de los pies no es obligatoria en la Misa “in cena Domini”. Son los pastores quienes deben evaluar la conveniencia, según las circunstancias y razones pastorales, de modo que no se conviertan en casi automáticas o artificiales, privadas de significado y reducida a un elemento escénico. Ni siquiera debe volverse tan importante que catalice toda la atención de la misa en la Cena del Señor, celebrada en el “día santísimo en el cual Jesucristo, Nuestro Señor fue entregado a la muerte por nosotros” (Communicantes propio del canon romano); en las indicaciones para la homilía se recuerda la peculiaridad de esta misa, conmemorativa de la institución de la Eucaristía, del orden sacerdotal y del mandamiento nuevo del amor fraterno, suprema ley para todos y hacia todos en la Iglesia”.

“Corresponde a los pastores elegir a un grupito de personas representativas del entero pueblo de Dios- laicos, ministros ordenados, cónyuges, célibes, religiosos, sanos y enfermos, adolescentes, jóvenes y ancianos- y no de una sola categoría o condición. Corresponde a quien es elegido, ofrecer con simplicidad su propia disponibilidad. Corresponde al final a quien se ocupa de la celebraciones litúrgicas preparar y disponer cada cosa para ayudar a todos y a cada uno a participar en este momento: es la vida de cada discípulo del Señor la anamnesis del “mandamiento nuevo” escuchado en el Evangelio”.

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