Papa: ‘construir una cultura compartida, del encuentro, y una civilización global de la alianza’
Francisco visita la Ciudadela Internacional del Movimiento de los Focolares en Loppiano, “una ilustración de la misión de la Iglesia hoy, tal como fue trazada en el Concilio Ecuménico Vaticano II”. “El fundamento de la perseverancia es el amor de Dios derramado en nuestros corazones con el don del Espíritu, un amor que nos precede y que nos vuelve capaces de vivir con tenacidad, serenidad, positividad, fantasía… y también con un poco de humor, incluso en los momentos más difíciles. Es la actitud que más se aproxima a la gracia de Dios”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Construir una “ciudad nueva” inspirada en el Evangelio. “En efecto, en el cambio de época que estamos viviendo, debemos empeñarnos no solamente al encuentro entre las personas, las culturas y los pueblos, y por una alianza entre las civilizaciones, sino también en vencer, todos juntos, el desafío épico de construir una cultura compartida, del encuentro, y una civilización global de la alianza”. Es el modelo sobre el cual fueron creadas las “Ciudadelas” en el Movimiento de los Focolares, empezando por Loppiano, una pequeña ciudad de la región Toscana, adonde el Papa Francisco hoy se dirigió, luego de su visita a Normadelfia.
En una mañana dedicada a dos comunidades que buscan vivir acorde al Evangelio, el Papa ha recomendado también un “discernimiento comunitario” para conocer y seguir al Espíritu Santo. “Reuniéndose en asamblea en torno a Jesús resucitado, Señor y Maestro, para escuchar aquello que el Espíritu nos dice, hoy, como comunidad cristiana (cfr. Ap 2,7) y para descubrir juntos, en esta atmósfera, la llamada que Dios nos hace oír en la situación histórica en la cual nos encontramos, buscando vivir el Evangelio”.
Tras ser recibido por Maria Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, y por Don Jesús Morán, co-presidente del Movimiento, Francisco se dirigió al Santuario de ‘María Theotokos’, y en la Plaza del Santuario (en la foto) se reunió con varios miles de personas.
Fue respondiendo a tres preguntas que el Papa se refirió a la pequeña ciudad como “una ilustración de la misión de la Iglesia hoy, tal como fue trazada por el Concilio Ecuménico Vaticano II”.
En primer lugar, él recomendó “dos palabras clave del camino de la comunidad cristiana: parresia e hypomoné. En el Nuevo Testamento, Parresia hace referencia al estilo de vida de los discípulos de Jesús: el coraje y la sinceridad en dar testimonio de la verdad, acompañados por la confianza en Dios y en su misericordia. La parresia expresa la cualidad fundamental en la vida cristiana; tener el corazón dirigido a Dios, creer en su amor (cfr. 1Jn 4,16), porque su amor ahuyenta cualquier temor falso, expulsa cualquier tentación de esconderse en una forma de vivir acomodada, centrada en las apariencias o incluso en una sutil hipocresía. No”. “La oración también deber ser con parresia”, agregó, y citó los ejemplos de Abraham y Moisés, que “tuvieron el coraje de hablar con Dios sin rodeos”.
“Hay que pedir al Espíritu Santo la franqueza –siempre unida al respeto y a la ternura- al dar testimonio de las obras grandes y bellas que Dios cumple en nosotros y en medio de nosotros. Y también dentro de la comunidad, es necesario ser siempre sinceros, francos, no ser miedosos ni perezosos. No quedarse a un costado, o de brazos cruzados, para sembrar la cizaña y murmurar, sino esforzarse en ser sinceros y valientes, en la caridad y en la verdad”.
“Y luego, otra palabra: hypomoné, que podríamos traducir como estar-debajo, someternos, permanecer y aprender a estar en situaciones que cuestan, y que la vida nos presenta. Con este término, el Apóstol Pablo expresa la constancia y la firmeza cuando se lleva adelante la elección de Dios y la vida nueva en Cristo. Se trata de mantenerse firme en esta decisión, incluso a costas de dificultades y contrariedades, sabiendo que esta circunstancia, esta firmeza, y esta paciencia producen la esperanza. Y la esperanza no decepciona, dice Pablo (cfr. Rm 5,3-5). Nunca decepciona. Para el Apóstol, el fundamento de la perseverancia es el amor de Dios derramado en nuestros corazones con el don del Espíritu, un amor que nos precede y que nos vuelve capaces de vivir con tenacidad, serenidad, positividad, fantasía… y también con un poco de humor, incluso en los momentos más difíciles. Es la actitud que más se aproxima a la gracia de Dios”.
Luego, al referirse a los centros educativos existentes en Loppiano, entre los cuales se destaca el Instituto Universitario Sophia, dijo: “Es una gran riqueza poder disponer, en Loppiano de todos estos centro de formación. Les sugiero darles un nuevo impulso, abriéndolos a los horizontes más vastos y proyectándolos más allá de las fronteras. Es esencial, en particular, desarrollar el proyecto formativo que conecta cada uno de los tramos, que tocan de manera sumamente concreta a los niños, a los jóvenes, a las familias, a las personas de diversas vocaciones. La base, y la clave de todo, está en el “pacto formativo”, que fundamenta cada uno de estos tramos, y que tienen en la proximidad y en el diálogo su método privilegiado. Luego, necesitamos educarnos juntos en el ejercicio de tres idiomas: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos. Por ende, se necesita educar para pensar bien, sentir bien y trabajar bien. Sí, también en el trabajo, porque éste –como escribía Don Pasquale Foresi, que desempeñó un rol central en la realización del proyecto de Loppiano- «no es solamente un medio para vivir, sino que es algo inherente a nuestro ser, en tanto personas humanas, y por lo tanto, un medio para conocer la realidad, para entender la vida: es instrumento de formación humana, real y efectiva»”.
29/08/2020 11:22