Papa en los Países bálticos: Lituania, un modelo para la Unión Europea

Al inicio de su viaje por los Países Bálticos, el Papa Francisco recuerda los 25 años del viaje de San Juan Pablo II. Lituania tiene una población de aproximadamente 2,9 millones, de la cual el 79% es católico. “Albergar las diferencias” ha sido el modo de vivir de Lituania en su pasado, que hoy debe volver a proponer al mundo. Los jóvenes “no solo son el futuro, sino el presente de esta nación, siempre y cuando permanezcan unidos a las raíces del pueblo”.

Vilna (AsiaNews) – Lituania, que a lo largo de su historia siempre ha sido capaz de “albergar las diferencias” puede ser un modelo de convivencia que ofrecer “a la comunidad internacional, y en particular, a la Unión Europea”. De esta manera, el Papa Francisco saludó al pueblo lituano en su primer discurso, pronunciado esta mañana en la explanada frente al palacio presidencial de Vilna.

El pontífice partió esta mañana desde Roma, para emprender un viaje por los Países Bálticos (Lituania, Estonia y Letonia), que se prolongará hasta el 25 de septiembre. Al llegar al aeropuerto de la capital lituana, fue recibido por la presidenta Dalia Grybauskaitė y juntos se dirigieron al palacio presidencial. Tras un breve coloquio en privado, Francisco se reunió con las autoridades, el cuerpo diplomático y representantes de la sociedad civil: en total sumaban varios miles de personas. Lituania tiene una población de aproximadamente 2, 9 millones de habitantes, de la cual el 79% es católico.

En su discurso, tras haber recordado la peregrinación realizada por Juan Pablo II 25 años atrás, el Papa exhortó a los lituanos a “hacer suyas las luchas y los logros pasados y honrar en su presente la memoria de sus mayores”, al cumplirse un siglo de la declaración de independencia de la nación. Ha sido “un siglo marcado por múltiples pruebas y sufrimientos que han tenido que sobrellevar (detenciones, deportaciones, incluso el martirio)”, pero también, por la capacidad de “hospedar, acoger y recibir pueblos de diversas etnias y religiones. Todos han encontrado en estas tierras un lugar para vivir: lituanos, tártaros, polacos, rusos, bielorrusos, ucranianos, armenios, alemanes…; católicos, ortodoxos, protestantes, viejos católicos, musulmanes, judíos…; han vivido juntos y en paz hasta que llegaron las ideologías totalitarias que quebraron la capacidad de albergar y armonizar las diferencias sembrando violencia y desconfianza”.

“Mirando el escenario mundial que nos toca vivir –continuó-, en el que crecen las voces que siembran división y enfrentamiento — instrumentalizando muchas veces la inseguridad o los conflictos — o que pregonan que la única manera posible de garantizar la seguridad y la subsistencia de una cultura nace buscando eliminar, cancelar o expulsar a las otras, vosotros lituanos tenéis una palabra autóctona que aportar: “albergar las diferencias”. Por medio del diálogo, de la apertura y la comprensión, éstas pueden convertirse en puente de unión entre el oriente y el occidente europeo. Este puede ser el fruto de una historia madura, que como pueblo ofrecéis a la comunidad internacional y en particular a la Unión Europea”.

Dirigió un pensamiento más, dedicado especialmente a los jóvenes, “que no solo son el futuro, sino el presente de esta nación, siempre y cuando permanezcan unidos a las raíces del pueblo”. (…) “La Lituania que soñáis se juega en la búsqueda incansable por promover todo tipo de políticas que incentiven la participación activa de los más jóvenes en la sociedad. Sin duda, eso será semilla de esperanza, puesto que portará a un dinamismo en el que el “alma” de este pueblo seguirá gestando hospitalidad: hospitalidad hacia el extranjero, hospitalidad hacia los jóvenes, hacia los ancianos, que son la memoria viva, hacia los pobres, en definitiva, hospitalidad al porvenir”.

Por último, Francisco aseguró que el país puede contar “con el esfuerzo y el trabajo mancomunado de la Iglesia católica, para que esta tierra pueda cumplir su vocación de ser tierra puente de comunión y esperanza”.