Papa a Trump: La grandeza de América debe ser medida por la atención a los pobres

Papa Francisco exalta la “rica espiritualidad de los valores éticos que han plasmado la historia de la dignidad humana y la libertad en todo el mundo”. Preocuparse “por los pobres, los excluidos y los necesitados que, como Lázaro, están delante de nuestra puerta”. El juramento de Trump precedido por diversas oraciones de representantes católicos, protestantes, hebreos. El slogan “América first” guiará las elecciones políticas. Las graves críticas al establishment. La cautela de China y el entusiasmo de la presidente de Taiwan.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Pueda la grandeza de América continuar siendo medida ante todo por su preocupación por los pobres., los excluidos y que, como Lázaro, están delante de nuestra puerta”. Es cuánto el Papa Francisco augura al presidente de EEUU, Donald Trump en ocasión de su toma de posesión en la Casa Blanca.

En un mensaje firmado por el pontífice, difundido por la Sala de Prensa vaticana pocos minutos después del juramento de Trump, el Papa da al 45 presidente de los EEUU de América “le ofrezco mis buenos deseos y la seguridad de mis oraciones de que Dios Todopoderoso le conceda sabiduría y fortaleza en el ejercicio de su alto cargo”. En un momento en que nuestra familia humana está acosada por graves crisis humanitarias que exigen respuestas políticas unitarias y con visión de futuro, precisa el Pontífice, rezo que sus decisiones estén guiadas por los ricos valores espirituales y éticos que han formado la historia del pueblo estadounidense y el compromiso de su nación para la promoción de la dignidad humana y la libertad en todo el mundo”.

“En su mandato, señala el Papa Francisco, la estatura de los Estados Unidos puede medirse sobre todo por su preocupación por los pobres, los marginados y los necesitados que, como Lázaro, están ante nuestra puerta. Con estos sentimientos, concluye el pontífice, le pido al Señor que le conceda a usted y a su familia, y a todo el amado pueblo estadounidense, sus bendiciones de paz, concordia y toda prosperidad material y espiritual”.

La era de la presidencia de Donald Trump comenzó ayer a las 12 (hora local) en Washington, cuando el magnate convertido en político juró, sobre la Biblia de Abraham Lincoln y sobre aquella que su abuela, de defender la Constitución americana. Su gesto y el del vicepresidente Mike Pence fueron precedidos (y seguidos) por oraciones de representantes católicos, protestantes, evangélicos y hebreos. También el discurso de Trump estuvo caracterizado por una invocación de “la protección de Dios” y concluyó con la tradicional: “Dios bendiga a América”.

En su discurso de sólo 16 minutos, Trump retomó algunos slogans de su campaña electoral, como el de “hacer volver a América a ser grande”. Pero sobre todo él de demostró como el ejemplo del americano común, ganándose aplausos exultantes cuando dijo que “hoy no estamos transfiriendo el poder de una administración a otra” sino “hoy estamos transfiriendo el poder de Washington y se lo estamos dando a vosotros, al pueblo”. En una fuerte crítica, él ha declarado que “los políticos han prosperado, pero los empleados se redujeron y las fábricas fueron cerradas”; “el establishment protegió a sí mismo, pero a los ciudadanos de nuestro país”. Y refirmó varias veces que “desde hoy”, “ahora”, “todo esto cambiará”.

“A todos los americanos en cada ciudad cercana o lejana, pequeña o grande, de montaña a montaña, de océano a océano, escuchen estas palabras. No serán ignorados nunca más”.

Más allá de una mención a la erradicación del “fundamentalismo islámico” en cualquier lugar esté, junto a la comunidad internacional, no hay en el discurso de Trump precisas indicaciones sobre la política exterior. Pero prometió que todas las relaciones con los otros países él tratará de poner los intereses de los americanos “en el primer lugar” (“América first”). “Desde este momento en adelante-dijo- América viene antes. Nosostros seguiremos dos simples reglas: comprar americano y asumir americano”. Además: “Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración, negocios extranjeros será tomada para beneficiar a los obreros americanos y a las familias americanas”.

Si bien su discurso pueda ser calificado como “populista”, Trump pone en luz algunos aspectos negativos de la globalización, que ha llevado a la pérdida de puestos de trabajo en los EEUU y a la clausura de muchas fábricas manufactureras.

Las pistas que él quiere seguir-intuibles en su campaña electoral- son aquellas de un potenciamiento de las infraestructuras en los EEUU, una revisión (o casi un abandono) de los tratados sobre el comercio con los otros países, una reducción de los gastos militares alentando a los países aliados Otan, Japón, Corea del Sur y Arabia saudita) a sostener más los gastos para la seguridad. También prometió tasar los productos chinos (y mejicanos) para salvaguardar la producción made in Usa.

Quizás es por esto que la Xinhua trató en sus comentarios enfriar posibles enfrentamientos entre China y EEUU, afirmando al contrario de Beijing y Washington ahora gozan de “más espacio que antes para la cooperación” y que Trump “sabe sin duda que las inversiones del negocio chino traen beneficios a la economía de EEUU y pueden ayudar a crear más puestos de trabajo para la nación”.

En los días pasados una directiva de la Oficina de propaganda de Beijing prohibía a todos los periodistas expresar “ningún tipo de crítica no autorizada de las palabras u acciones”.

Entre los primeros mensajes dirigidos a Trump, va notado el twiter de Tsai Ying-wen, presidente de Taiwan, que congratulándose con él dijo que “la democracia es lo que tiene juntos a Taiwan y a los EEUU. Espero avance nuestra amistad y colaboración”.