Papa: recemos siempre por el pueblo chino, grande en coraje y en cultura
En la audiencia general, el Papa hizo un elogio de China cuando saludó a la Asociación de Amigos del Card. Celso Costantini, constructor de puentes entre Oriente y Occidente. Se refirió también al Día de los Refugiados que la ONU celebra mañana: "Los Estados deben trabajar para ofrecer condiciones humanas y de integración". La catequesis estuvo dedicada a los Salmos: "No hay estado de ánimo que no encuentre en ellos las mejores palabras para transformarlos en oración".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Recemos siempre por el noble pueblo chino, tan valiente y que tiene una cultura tan hermosa”. Desde la plaza de San Pedro, el Papa Francisco expresó una vez más su predilección por la China actual e invitó a todos los fieles a rezar por el "querido pueblo chino". El motivo de estas palabras fue la presencia entre los peregrinos presentes en la audiencia general de una delegación de la Asociación de Amigos del Cardenal Celso Costantini, que en la diócesis de Concordia-Pordenone mantiene viva la memoria de este gran hombre de la Iglesia que hace exactamente un siglo promovió la celebración del primer (y hasta ahora único) Concilio chino en Shanghai.
Precisamente mañana se presentará en Roma el nuevo libro "El cardenal Celso Costantini y China". Constructor de un 'puente' entre Oriente y Occidente" - publicado por Marcianum Press y la Asociación que lleva su nombre -, con prefacio del Card. Secretario de Estado Pietro Parolin, en el que afirma que el camino del card. Costantini "trazó una dirección que la Iglesia continúa hasta la actualidad".
En el saludo a los fieles Francisco recordó también la Jornada Mundial del Refugiado instituida por las Naciones Unidas que se celebra mañana. “Que sea una oportunidad para dirigir una mirada atenta y fraterna - dijo - a todos aquellos que se ven obligados a huir de sus hogares en busca de paz y seguridad. Todos estamos llamados a acoger, promover, acompañar e integrar a los que llaman a nuestra puerta. Rezo para que los Estados trabajen para garantizar condiciones humanas para los refugiados y facilitar los procesos de integración". A continuación invitó - como lo hace cada semana - a seguir rezando por la paz y recordó a la torturada Ucrania, Tierra Santa, Sudán, Myanmar "y todos aquellos lugares que padecen la guerra". Recemos todos los días por la paz".
Continuando el ciclo de reflexiones sobre el Espíritu Santo en su catequesis, Francisco se centró en esa "sinfonía de oración" que es el libro de los Salmos. “Son los cantos que el Espíritu mismo ha puesto en labios de la Esposa”, explicó, recordando sus diferentes “movimientos”: “alabanza, acción de gracias, súplica, lamento, narración, reflexión sapiencial y otros, tanto en forma personal como en la coral de todo el pueblo".
“Los salmos han ocupado un lugar privilegiado en el Nuevo Testamento”, recordó. Y si es cierto que "no todos los salmos - y no todo de cada salmo - puede ser repetido y asumido por los cristianos", porque a veces reflejan una situación histórica y una mentalidad religiosa que ya no son las nuestras, "fueron la oración de Jesús, de María, de los Apóstoles y de todas las generaciones cristianas que nos precedieron. Cuando los recitamos - comentó Francisco - Dios los escucha con esa grandiosa 'orquestación' que es la comunión de los santos".
Sin embargo, no podemos vivir sólo de la herencia del pasado. Por eso el Papa invitó a "hacer de los salmos nuestra oración". “Si hay salmos, o solo versículos, que nos hablan al corazón, es hermoso repetirlos y rezarlos durante el día - explicó -. No hay estado de ánimo o necesidad que no encuentre en ellos las mejores palabras para transformarlos en oración. A diferencia de todas las demás oraciones, los salmos no pierden su eficacia con la repetición, por el contrario, la aumentan. ¿Por qué? Porque están inspirados por Dios y 'expiran' a Dios cada vez que se leen con fe."
“Si nos sentimos oprimidos por el remordimiento y la culpa - ejemplificó el pontífice - podemos repetir con David: '¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión' (Sal 51,3). Si queremos expresar un fuerte vínculo personal con Dios, decimos: 'Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua' (Sal 63,2). Y si el miedo y la angustia nos atacan, estas maravillosas palabras vienen en nuestro auxilio: 'El Señor es mi pastor. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal' (Sal 23,1.4)”.
“Los salmos - concluyó el Papa - nos permiten no empobrecer nuestra oración reduciéndola sólo a pedir cosas. Nos ayudan a abrirnos a una oración menos centrada en nosotros mismos: una oración de alabanza, de bendición, de acción de gracias. Y también nos ayudan a convertirnos en la voz de toda la creación, involucrándola en nuestra alabanza".
02/05/2017 13:54
24/05/2015