Pakistán, la etnia kalash denuncia que sus niños son convertidos al islam por la fuerza
Actualmente, el grupo está compuesto por alrededor de 3.000 almas. Descienden de Alejandro Magno, son politeístas, hablan una lengua de la familia indoeuropea, tienen la piel oscura y los ojos claros. Los activistas informan acerca de las dificultades para transmitir la cultura de los ancestros, desde que el comercio y el estudio se trasladaron a las ciudades. Desde 2008, la práctica para incluir a la etnia en la Lista del Patrimonio cultural de la UNESCO está bloqueada, a causa de un mutuo deslinde de las responsabilidades inherentes con el gobierno.
Islamabad (AsiaNews/Agencias) – Los kalashas, los miembros de la más pequeña minoría religiosa y étnica de Pakistán, temen perder su única y característica identidad a causa de las continuas conversiones al islam de sus niños. La minoría reside en el valle del Chitral y actualmente está compuesta por apenas 3.000 almas. Desde 2008 aguarda ser incluida en la lista del Patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, pero su lucha para ser reconocida como una “minoría que ha de ser protegida” languidece, sumergida por la lenta burocracia. Por eso, los activistas del Kalash Peoples Development Network (KPDN) denunciaron que la etnia está en riesgo de extinción.
La kalash es una etnia única y con rasgos muy particulares; su gente tiene la piel oscura, pero los ojos claros, a tal punto que los arqueólogos consideran que desciende de una legión macedonia del emperador Alejandro Magno, que habría donado a un general suyo el valle de Chitral. La minoría habla una lengua perteneciente a la familia de lenguas indoeuropeas, venera numerosas divinidades y rinden honor a ellas a través de la música, las danzas y las bebidas alcohólicas, que son fermentadas y producidas en el lugar. Los matrimonios son sellados con una simple danza, y las mujeres de la comunidad son libres de entablar nuevas relaciones.
Estas características alejan a la comunidad de las tradiciones culturales del resto del país, donde el respeto a la ley islámica impide dichas conductas.
Los activistas denuncian que los kalashas mantienen con dificultad el estilo de vida rural de sus ancestros, siendo que por motivos vinculados al comercio y al estudio, se han visto obligados a mudarse a las ciudades. Sus hijos tienen la obligación de asistir a cursos de religión islámica, mientras que están ausentes aquellos que transmiten sus propias tradiciones. Así todo, los miembros de la minoría son obligados a padecer las vejaciones de la mayoría islámica, que cree que Alá está “herido” por sus prácticas tribales que por ese motivo los castiga “enviando” catástrofes naturales a la región, como son aluviones y terremotos.
Bajo semejantes presiones, un número cada vez mayor de tribales se está convirtiendo al islam. Por esto, sostiene Luke Rehmat, activista de KPDN, “los kalasahas deben ser protegidos desde el punto de vista legal, del gobierno de Pakistán. Ellos son una civilización viviente”. Él acusa, asimismo, la lentitud de las gestiones para el reconocimiento de la etnia como comunidad protegida por la UNESCO, organismo que hace ocho años posterga la concesión de dicho estatus.
Jawad Aziz, funcionario de la UNESCO de Islamabad, se defiende, afirmando que desde el 2012, cuando se desarrollaron las consultas trilaterales entre el gobierno, la minoría y el organismo internacional, “las autoridades de Pakistán no transmitieron el dossier destinado a preservar el legado cultural de los kalashas y orientado a salvaguardar a sus miembros en riesgo”.
Por su parte, el gobierno se deslinda de sus responsabilidades, y atribuye la culpa al largo procedimiento para la inclusión en la lista. Sajid Munir, vocero del Instituto Nacional del Legado de pueblos y tradiciones, afirma que la organización está comprometida, desde fines de los ’80, en la defensa de la cultura kalash.
17/12/2016 13:14
16/12/2019 13:12