Padre Bishoyi: 'Soy un misionero de Orissa para la nueva evangelización en Argentina'
El sacerdote indio del Verbo Divino, que creció en una zona de persecución contra los cristianos, se encuentra desde hace tres años en el país sudamericano. Contó a AsiaNews los desafíos que ha encontrado en su misión en la ciudad de Palpalá: "Aunque es un país católico, la práctica de la fe es escasa. Pero la gente es amigable y conocer gente abre caminos".
Nueva Delhi (AsiaNews) - "Nuestra misión en la parroquia de San Cayetano, Argentina, es pastoral: la gente es muy parecida a la nuestra". El padre Sanjib Bishoyi, es un religioso Verbita originario de Orissa que regresó a su país de origen para un corto período de descanso. Relata su experiencia como misionero proveniente de una pequeña comunidad cristiana de la India que presta servicio en un gran país latinoamericano. "Nos enfrentamos a muchos desafíos: las provincias del norte son más devotas, mientras que las del sur están más secularizadas", explica a AsiaNews. "Ciertamente Argentina es un país católico, pero la práctica de la fe es escasa. La gente rara vez acude los domingos para la práctica de los sacramentos, y a veces no viene nunca - continúa el religioso -. Sin embargo, las personas son muy felices, sencillas, serviciales y muy amistosas. Te hacen sentir como un miembro más de su familia".
La parroquia del P. Bishoyi se encuentra en la ciudad de Palpalá, provincia de Jujuy, en el norte de Argentina. “Una vez por mes tenemos reuniones para organizar las actividades pastorales y establecemos programas parroquiales, pero a mi me parece que es necesario volver a evangelizar. La gente necesita ser re-catequizada”.
El misionero se encuentra desde hace tres años en el país sudamericano. “A nivel económico es una situación muy difícil. La inflación también es muy alta debido a la pandemia. Y en términos de salud, la cosa no va mejor: muchas veces tenemos que cuidar a personas con cáncer y ancianos que viven solos”.
El padre Bishoyi recibió la fe de sus padres, en Orissa: “Mi padre Benedict murió en julio de este año y mi madre Florentina tiene 86 años y sigue viviendo en nuestro pueblo de Adibonga. Soy el menor de ocho hermanos, mi hermano mayor es sacerdote de la archidiócesis de Cuttack-Bhubaneswar”. El joven misionero recuerda los atentados de 2008 contra los cristianos: "Mi familia no se vio afectada directamente, pero recuerdo bien el clima de inseguridad y de temor".
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