El misionero italiano del PIME llevó hoy su huelga de hambre a Admiralty, frente a la sede del gobierno, uniendo la injusticia que sufre la hija de una inmigrante africana con los cientos de presos detenidos en la cárcel por delitos de opinión. "Es como si el problema no existiera. Que estas personas recuperen la libertad para volver a crear un clima de confianza".

 

Hong Kong (AsiaNews) – El P. Franco Mella, misionero del PIME que ha sido protagonista de numerosas batallas, volvió hoy a la acción pública con una huelga de hambre frente a la sede de la administración local de Hong Kong, en el céntrico distrito de Admiralty, para pedir "Libertad para todos" en favor de los presos políticos. Es sobre todo una invitación a no olvidar a los cientos de activistas, entre ellos muchísimos jóvenes, que se encuentran recluidos en la cárcel desde 2019 por la dura represión de las protestas de los movimientos en favor de la democracia y en virtud de la draconiana Ley de Seguridad Nacional.

Todos los años en esta época el P. Franco lleva a cabo este gesto de protesta y en esta oportunidad quiere recordar también otra injusticia contra una niña, Alicia, hija de una inmigrante de Uganda. “Fue separada de su madre natural, que después de su nacimiento había sido abandonada por su pareja. A pesar de todos los problemas debido a ese trauma, la acompañamos a visitarla durante años. Hasta que hace cinco años, cuando la niña tenía 9 años, los servicios sociales decidieron darla en adopción a una familia india - recuerda el p. Mella-. Había dos de sus tías dispuestas a hacerse cargo de ella, pero el juez no quiso escuchar nuestra petición para que se mantuviera el vínculo con la familia natural. Prometieron que seguirían en contacto, pero no hemos podido verla desde el 11 de julio de 2019. Hoy tiene 14 años y ni siquiera sabemos dónde está. Por eso cada año, en el aniversario de esta separación forzada, agrego un día más a mi huelga de hambre: cinco días por los cinco años que han pasado desde que se cometió esta injusticia. Y hoy, el último día de mi huelga de hambre, lo dedico también a los presos políticos: hay más de mil en la cárcel desde hace años, sin que hayan hecho nada malo".

Precisamente estos días se están llevando a cabo las audiencias en las que los abogados piden la atenuación de la pena para los 47 demócratas que llevaron a juicio solamente por haberse atrevido a organizar elecciones primarias con el propósito de conseguir el mayor número de escaños en el Consejo Legislativo. “Los abogados convencieron a algunos de declararse 'culpables' con la esperanza de obtener una sentencia reducida - continúa el p. Mella-. Pero el gobierno de Hong Kong y el de Beijing deberían utilizar la herramienta de la amnistía para resolver el problema de una vez por todas. En vez de preocuparse por la nueva pareja de pandas (el regalo de Beijing a Hong Kong con motivo del 1 de julio, aniversario del regreso bajo soberanía china, ndr.), el jefe del Ejecutivo debería pensar en liberar a estas personas y reconstruir un clima en el que incluso aquellos que han abandonado el país puedan tener confianza y regresar".

Lo que más preocupa al P. Mella es el acostumbramiento a esta situación. “Es como si el problema ya no existiera, cada vez hablamos menos de ello - denuncia -. Esta noche me escribieron algunos familiares de los que están presos para agradecerme y afirman que otras voces deberían sumarse a la mía. Algunos periodistas locales vinieron a entrevistarme. Me preguntaron: ¿pero después de su huelga de hambre, qué puede cambiar? Les dije que mi deber es no quedarme callado. Lo pide mi conciencia".

 

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