P. Gheddo: ¡Feliz Pascua también para quien no cree!
Milán (AsiaNews)- La Pascua es la fiesta que recuerda la Resurrección de Cristo del sepulcro, después de 3 días de su muerte en la Cruz. Quien tiene el don de la fe cree que justamente la Resurrección de Cristo es la demostración histórica de su divinidad. Que Cristo haya resucitado no es una pía creencia, sino un hecho histórico confirmado por tantos testigos, mucho más de otros hechos del pasado de los cuales existen escasos testimonios.
Para nosotros que hemos tenido el don de la Fe, la Pascua trae a nuestra vida la srenidad del espíritu, la alegría de vivir, la pza del corazón. Si nosotros vivimos con Cristo, queridos amigos, no podemos estar tristes o ser pesimistas, sin esperanza. Sufrimos ciertamente por las muchas cruces de nuestra vida, pero Jesús es nuestra fuerza, nuestra esperanza.
Una antigua expresión popular dice: “Estoy contento como una Pascua”. Cristo resucitado es fuente de alegría y de esperanza, porque no ha liberado del pecado y de la muerte, nos da una mirada optimista sobre nuestra vida y sobre el mundo en el cual vivimos, o sea no hace ver realidad que nos rodea con los ojos de Dios, que en un Padre bueno y misericordioso, ama a todos y a cada uno ¡más de cuánto nos amamos a nosotros mismos!
En la Pascua de 2013, la primera de su pontificado, el Papa Francisco dijo: “La buena noticia que Jesús resucitó, para nosotros significa que el amor de Dios es más fuerte del mal y de la misma muerte; significa que el amor de dios puede transformar nuestra vida, hacer florecer aquellas zonas del desierto que están en nuestro corazón”.
Jesús participó de nuestra debilidad humana, padeció hambre y sed, cansancio y tristeza, conoció la injusticia, las crueldades espantosas de la flagelación y de la crucifixión. La resurrección representa la liberación de todo esto, es el inicio de una nueva vida vivida en la intimidad con Dios. Vivir con fe la Resurrección significa también para nosotros iniciar una vida nueva, liberándonos de todos los pesos espirituales, morales y psicológicos por todos los ataques terrenos que obstaculizan nuestro camino hacia Dios, que es la suma felicidad para el hombre.
En 1930, el Siervo de Dios, Giorgio La pira, a los 36 años es nombrado como el encargado de derecho canónico en la universidad de Florencia. A continuación participa en concurso para la cátedra universitaria. Los resultados del cual, puestos en la cartelera de la Universidad, lo declaran ganador con las notas más altas de las de los otros participantes. Las autoridades le piden que se afilie al PNF (el Parido nacional Fascista) y La Pira responde que como católico no puede hacerlo. Así que la cátedra se la dan a otro..
Sus amigos le dicen que proteste y se declaran favorables en firmar una carta de protesta. La Pira responde: “Les agradezco, pero es inútil. Sé que soy víctima de una injusticia, pero ¿qué creen que es esto delante del yo saber que Cristo resucitó? ”He aquí una mirada no con los ojos humanos sino con los de Dios, y este ejemplo sirve también para todos los hombres, los millones de mártires de la fe que aún hoy aceptan sufrir una muerte injusta con tal de no traicionar la fe en Cristo Resucitado.
Pero para muchos que no creen, también entre nuestros parientes y amigos, la Pascua es sólo un fiesta más o menos como las otras, se está de vacaciones también el día después, se hacen y se reciben los augurios de Feliz Pascua, se comen los huevos de chocolate y las palomas de pasta dulce, pero el porqué de esta fiesta que es el fundamento del cristianismo, permanece para ellos un misterio y no les interesa. Tenemos ante todo que rezar por ellos, hacer algún sacrificio, soportar nuestros sufrimientos, para que el Espíritu Santo les toque el corazón.
Hace unos años atrás estaba en contacto por correo electrónico con un personaje que vive en Roma (no nos vimos nunca ni nos llamamos por teléfono), declaradamente agnóstico y ferozmente contra la Iglesia católica. Todo nació de una carta suya muy larga, tomando pie de un artículo mío en un importante diario laico, acusaba a la Iglesia de muchos de los males de los cuales sufre nuestra Italia. Una carta bien escrita y razonada, a la cual respondí.
También él al inició me respondió y continuamos como un año adelante más o menos con dos o tres cartas por mes. Él insistía sobre las culpas y los delitos de los Papas y de otros hombres de la Iglesia, por ejemplo al inicio por el Papa Francisco expresó una cierta simpatía, que duró poco. Luego comenzó diciendo que no había condenado a los militares en el poder y releía toda su vida en sentido negativo.
Entonces entendí que, un hombre tan desinformado y creo que sea una persona recta, era inútil discutir sobre la religión y la iglesia. Comencé a enviarle mis blog (casi todos positivos) y otros artículos sobre los misioneros que conocí en mis viajes que realicé en los varios continentes.
Entonces se calmó y cuando hacia Navidad, me escribió que su esposa había sido internada en un hospital por una grave enfermedad, le respondí que rezaba por ella y que Dios es bueno y Padre de todas las creaturas humanas: espero le haga la gracia de la curación. Entonces me respondió en un tono conmovido que me agradecía y esperaba también que mi oración tuviese un resultado positivo. Poco después terminó nuestra correspondencia, porque ese querido amigo me contestó diciéndome que estaba ocupado en cuidar a su mujer y que era inútil continuar escribiéndonos.
¿Cuáles augurios de feliz Pascua pueden tocar a quien no cree? Todos en la vida tenemos nuestro sufrimientos, nuestras cruces, físicas, psicológicas, afectivas, económicas. Pienso en los enfermos, en los ancianos especialmente si están solos, en los desocupados, en los presos y también en las personas jóvenes que han tenido alguna desaventura y atraviesan momentos de crisis. El mejor modo de desearles feliz Pascua es de amarlos, interesarse por sus males y decirles que rezamos por ellos: Jesús Resucitado, los ayude a encontrar la serenidad y la alegría de vivir.
Debemos vencer en nosotros aquello que es uno de los defectos de la secularización: en público no se habla de sentimientos religiosos, la fe es una cosa personal, íntima y la privacidad necesita que no se manifestar la propia fe en público (como está ´prohibido a los periodistas televisivos de los noticieros ¡llevar el crucifijo en el cuello!). En 1973 (acompañado por un carmelita que conocía a los cirujas del parque del Castillo de Milán) fuimos con Madre Teresa que quería conocer y hablar con uno de ellos. Un viejito estaba sentado o mejor recostado en un banco de la plaza envuelto en una cobija. El carmelita lo llama y éste se levanta. Nosotros le habríamos dicho, “¿cómo está?” o algo por estilo. Pero Madre Teresa le dijo. “Dios te ama” y aquel viejito se conmovió y le contó un poco de su vida, explicando que tenía 3 hijos y que lo habían abandonado. “¡Sólo Dios me ama mucho, me ama!”.
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