P. Didonè, misionero camiliano: 'Los taiwaneses no quieren acabar como Hong Kong'
El padre Giuseppe Didonè vive en Taiwán desde hace 58 años y ha visto la evolución de la sociedad taiwanesa, decidida a no dejarse robar el futuro. La población, acostumbrada a vivir bajo amenaza, continúa su vida con tranquilidad. El mes pasado se conmemoraron los 70 años de presencia camiliana en la isla: “El gobierno aprecia mucho el trabajo de la Iglesia”, dice el sacerdote a AsiaNews.
Milán (AsiaNews)- “La visita de Pelosi trajo tensión, pero ahora la vida de la gente continúa con tranquilidad”. Por lo tanto, se acabó la crisis, considera el p. Giuseppe Didonè, misionero de la orden camiliana originario la provincia italiana de Padua que vive en Taiwán desde hace 58 años.
“Los taiwaneses no están tan preocupados como en Europa”, dice a AsiaNews. "Saben que China es una amenaza, pero si realmente intentara invadir la isla, también saben que están protegidos por Estados Unidos y Japón".
Tokio afirma que cuatro de los cinco misiles balísticos disparados el otro día por las Fuerzas Armadas chinas y que cayeron dentro de la Zona Económica Exclusiva japonesa volaron primero sobre Taipei, algo que nunca antes había sucedido. Con estas intensas operaciones militares, que continuarán durante otros dos días, China está demostrando que es capaz de ocupar el espacio aéreo y marítimo sobre el que tiene pretensiones desde hace mucho tiempo. Sin embargo los analistas señalan que, en caso de una invasión, lo primero que ocurriría sería la interrrupción de las cadenas de suministro globales, generando una crisis peor que las que ya hemos presenciado con la pandemia y la guerra en Ucrania. Basta pensar que más de la mitad del comercio marítimo mundial pasó este año por del Estrecho de Taiwán.
¿Entonces sólo fue una crisis en Twitter, como afirmaron algunos? No hay que olvidar que en Hong Kong, gran ausente en el debate y los análisis de los últimos días, las cosas no salieron bien: "Beijing había propuesto a Taiwán obtener el mismo estatus que Hong Kong según la regla 'Un país, dos sistemas' - comenta el sacerdote-, pero los taiwaneses se negaron de inmediato. No confían en China y de ninguna manera quieren terminar como Hong Kong”.
La represión china en Hong Kong fue señalada como uno de los factores que favorecieron en 2020 la elección como presidenta de la candidata del Partido Democrático Progresista, Tsai Ing-wen. Paradójicamente el Kuomintang, el partido heredero de los nacionalistas chinos que se refugiaron en la isla en 1949, se mostró más tibio con el Dragón y después eso resultó ser fatal en las elecciones presidenciales.
La sociedad taiwanesa no quiere que le roben el futuro. “Cuando llegué aquí en 1965 la población era muy pobre”, sigue diciendo el misionero. “Hace sesenta años ayudábamos principalmente a los aborígenes”, los pueblos autóctonos que estaban en la isla de Formosa desde antes de la llegada de los chinos en el siglo XVII. “Eran el segmento más indigente, pero ahora ellos también pueden venir a la ciudad, encontrar un buen trabajo y llevar una vida digna”.
La situación de la isla de Taiwán está en suspenso. Por un lado es una provincia china que Beijing considera "rebelde", por otro un Estado-nación con su propia moneda y su propio pasaporte. Precisamente la amenaza del Dragón es lo que ha hecho aflorar cada vez con más fuerza lo que en los últimos años se están convirtiendo en los rasgos de la identidad propia de la sociedad taiwanesa.
Una de las diferencias con China es la relación que tiene Tapei con las minorías religiosas: “La Iglesia aquí es muy respetada, nos aprecian mucho por todo el trabajo que hacemos, especialmente en el campo social”.
Al principio el P. Didonè estuvo a cargo de la administración del hospital St. Mary's, en Lutong, como ecónomo y subdirector. Los Clérigos regulares Ministros de los Enfermos, nombre oficial de los camilianos, también se comprometieron a fundar jardines de infancia en las parroquias, tarea que después asumió el gobierno. La principal actividad que desarrolla ahora el P. Giuseppe Didonè es la dirección de residencias para ancianos y de asistencia a personas con discapacidades físicas y psíquicas. Todavía están vigentes muchos estigmas y los niños que tienen alguna discapacidad suelen ser abandonados al nacer. “Estaban completamente descartados, nadie los quería. En los centros camilianos reciben atención y asistencia de calidad. Algunos salen por la mañana y vuelven por la tarde, otros se quedan todo el día en la residencia”, prosigue el religioso. "Por eso la gente siente un gran respeto por la Iglesia". Los camilianos llegaron a Taiwán en 1952 y el 14 de julio se conmemoró el 70 aniversario. “La presidenta Tsai Ing-wen vino a felicitarnos para demostrar que el gobierno aprecia realmente lo que hacemos”.
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