Párroco de Alepo: devastación psicológica y material por el terremoto y la crisis económica

En una carta, el franciscano P. Bahjat Karakach habla de una situación extremadamente difícil. Prevalece una "atmósfera" de "frustración" y una "inquietante sujeción" del miedo. Garantizar las necesidades básicas es una "prueba insuperable". Ayuda eclesiástica y alegría en la comunidad por el nuevo vicario. Ataques aéreos turcos en la zona kurdo-siria.

Alepo (AsiaNews) - Seguimos viviendo en circunstancias "extremadamente difíciles", debido a las "consecuencias" del terremoto del 6 de febrero que "aún persisten, afectando a personas de todas las edades" tanto a nivel "psicológico" como "material". Lanzando un dramático grito de alarma sobre la situación en la que, antes de la guerra, era la capital económica y comercial de Siria, el padre Bahjat Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo, en una reflexión enviada a AsiaNews. El sacerdote habla de una "atmósfera reinante" marcada por la "frustración" y la "inquietante sujeción del miedo", en un marco general caracterizado por el conflicto y las sanciones internacionales que han hecho estallar la "bomba de la pobreza",

En estas horas, el país árabe está siendo golpeado por una serie de ataques de la aviación turca, que concentra sus operaciones en la zona del norte y noreste, donde se asienta la minoría kurda. Una escalada vinculada al atentado del pasado fin de semana en Ankara a manos del PKK y lanzado por dos atacantes que, según la inteligencia turca, fueron entrenados en Siria. Al mismo tiempo, se registraron al menos cinco víctimas civiles en las operaciones militares llevadas a cabo por el ejército sirio en la provincia noroccidental de Idlib, último bastión controlado por las milicias rebeldes y los yihadistas.

El párroco y delegado de la Custodia para Siria denuncia que "garantizar las necesidades básicas" de la vida cotidiana se ha convertido en un calvario "casi insuperable", agravado por la "desgarradora ola de inflación" que se vive desde el 15 de agosto. En Alepo, los precios de "bienes esenciales" como alimentos, medicinas y suministros para bebés y ancianos, incluidos los pañales, han subido entre un 80 y un 90%, mientras que los precios del combustible "se han disparado en un alarmante 130%". "Estas dificultades se suman", prosigue, "a las continuas luchas causadas por los frecuentes cortes de electricidad y el calor sofocante e implacable, lo que agrava aún más nuestro sufrimiento".

En los últimos tiempos, el gobierno de Damasco ha aumentado los salarios de los trabajadores públicos, pero la medida resultó ineficaz e insuficiente porque el poder adquisitivo de la moneda local se desplomó. A ello se suman los exorbitantes gastos de transporte, el estrés psicológico, la ansiedad y las desavenencias familiares. Ante la crítica situación, la Iglesia se estrecha en torno a los fieles como una "familia unida" que intenta reforzar su compromiso de apoyo y ayuda.

"Una vez me dijeron", dice el párroco de Alepo, "que nos parecemos a los ocho músicos del Titanic que, en medio del desastre inminente, siguieron tocando. Del mismo modo, persistimos en nuestros esfuerzos, creyendo que nuestras acciones pueden ser un salvavidas para nuestras familias en medio de la oscuridad reinante. Confiamos en la "obra milagrosa" de Cristo, posible gracias a la ayuda y el amor de los cristianos de todo el mundo, que es un signo de "amor inquebrantable" y de "apoyo y asistencia constantes" que nos permite "perseverar en la misión de servir a nuestros hermanos y hermanas con alegría y amor".

Además de agradecer a los benefactores y colaboradores que desde hace tiempo aportan bienes y dinero a la vida de la comunidad cristiana de Alepo, lo que el P. Karakach califica de "profunda expresión de amor", destaca la alegría y la celebración del nuevo vicario apostólico tras una espera de más de un año. "A pesar del dolor y las dificultades que estamos viviendo", la ordenación episcopal del padre Hanna Jallouf, fraile franciscano, es motivo de gran "alegría": un religioso del pueblo de Al-Qnayeh (provincia de Idlib), una "tierra generosa que ha dado más de 15 vocaciones" entre frailes y monjas. Su presencia, concluye el párroco de Alepo, su "perseverancia y dedicación" han resultado fundamentales para "fortalecer la Iglesia en el norte de Siria" durante los años "de guerra".

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