Ordenación de Mons. Nahra, un 'verdadero libanés' y 'hombre de frontera'
El patriarca Pizzaballa presidió la ordenación episcopal del nuevo vicario de Israel en la basílica de la Anunciación, en Nazaret. Apasionado del diálogo, con un título en ingeniería, su vocación es construir "puentes" entre las personas. Exhortación a ser "un padre" para los sacerdotes y los fieles.
Beirut (AsiaNews) - Nacido en Egipto, en Ismailia, el 27 de enero de 1959, crecido en el Líbano, formado en Francia y madurado plenamente en Tierra Santa, Mons. Rafic Nahra es un verdadero libanés. Un hombre de apertura y de diálogo, rasgo distintivo que sabe extenderse si es necesario sin romperse nunca, y que es capaz de adaptarse sin cambiar su naturaleza. Un elemento sumamente valioso que el Patriarcado Latino de Jerusalén puede contar entre sus filas desde el pasado 30 de abril en Nazaret, cuando fue ordenado obispo.
Libanés y maronita de nacimiento, el p. Rafic Nahra, de 63 años, fue ordenado obispo auxiliar del Patriarcado latino de Jerusalén el sábado 30 de abril en la basílica de la Anunciación, en Nazaret (Galilea-Israel). El patriarca latino de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa presidió la celebración eucarística.
Firmemente arraigado en la Biblia y en la vida fraterna que anima la vida de las Iglesias y movimientos eclesiales del Líbano, a Mons. Rafic Nahra le gusta considerase "un hombre atraído por las fronteras". Llegó a Francia con una beca en 1979, a la edad de 20 años, tras dos años de estudios de ingeniería interrumpidos por la guerra. Allí construyó puentes y caminos y trabajó en su profesión. Sin embargo, poco después comienza a madurar su vocación y abandona los puentes, las rutas y la mecánica del suelo para convertirse en constructor de puentes entre personas, comunidades y pueblos.
En su nueva función episcopal, el obispo Nahra se ocupará sobre todo de los católicos latinos de habla árabe, que suman cerca de 17.000 personas en Israel. La trayectoria de Mons. Nahra comenzó con el ingreso al seminario en 1987 y su ordenación sacerdotal en la diócesis de París en 1992. En 2016 se puso a disposición del Patriarcado Latino de Jerusalén, que lo nombró vicario patriarcal para los católicos de lengua hebrea; posteriormente se sumó la función de coordinador y responsable de la pastoral de los migrantes.
La pasión por el diálogo judeocristiano
Apasionado por el diálogo judeo-cristiano, el cardenal Lustiger - de origen judío - lo envió en 2004 a la ciudad santa para continuar sus estudios en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Sus estudios concluyeron en 2016 con una maestría en Pensamiento Judío y continuaron luego con un doctorado en literatura judeoárabe. Estos antecedentes le valieron la dirección, entre 2008 y 2011, del departamento de investigación de "Judaísmo y cristianismo" del colegio de los Bernardinos, en París. Durante su estadía en Jerusalén había trabajado con niños palestinos y en la parroquia maronita de Jerusalén, lo que le permitió entrar en relación con la comunidad cristiana de habla hebrea de Israel, formada por unos pocos cientos de personas.
El patriarca Pizzaballa celebró la ordenación episcopal junto con Mons. William Shomali, vicario general para Jerusalén y Palestina, y Mons. Thibault Verny, obispo auxiliar de París. También estuvo presente Mons. Adolfo Tito Yllana, nuncio apostólico en Tierra Santa, así como el patriarca emérito Michel Sabbah y el P. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa recientemente confirmado en su cargo por el Papa Francisco.
Sin duda Monseñor Nahra responderá a todas las expectativas de su patriarca quien, como recomendación final, le dijo: “Una cosa se te preguntará antes de ser ungido: ¿Amas al Señor? [...] Ése es, sobre todo, el testimonio que la Iglesia espera de ti". Y seguramente no le será difícil cumplirlo. Para abrazar plenamente la llamada del Señor, Rafic Nahra dio la espalda a un brillante futuro profesional, que sin duda le habría abierto todas las puertas, y prefirió entrar en el seminario de París en 1987.
Aunque conoce su preferencia por el trabajo pastoral, el patriarca también le recomendó actuar como un buen administrador, así como “ser un padre para sacerdotes y fieles”. Al mismo tiempo, le advirtió que no confundiera la 'paternidad' con la simple 'amistad'. "El padre es más que un amigo. Ser padre implica saber generar: la fe en primer lugar, pero también la vida en la Iglesia”.La multitud formada por distintas comunidades participó en la ceremonia de ordenación con alegría, reflejando en su composición el camino del p. Rafic que en muchos sentidos se puede considerar "atípico". Había miembros del Vicariato de Santiago (la comunidad católica de habla hebrea) y del Vicariato para los inmigrantes y solicitantes de asilo (Vmas), sacerdotes de la diócesis de París, laicos, religiosos y consagrados de toda Tierra Santa... En varias oportunidades los asistentes interrumpieron la celebración con aplausos y al final de la misa, después de bendecir a la multitud, el nuevo obispo dirigió a todos un discurso de agradecimiento. Posteriormente los fieles lo rodearon para transmitirle sus felicitaciones.
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