Oceanía: Iglesias jóvenes, Sínodo y encuentro con las culturas
En las Islas Fiji tuvo lugar la Asamblea de la Federación de Conferencias Episcopales de Oceanía (FCBCO), que fue también la etapa continental de la reflexión hacia el Sínodo. El llamamiento de las comunidades que cotidianamente se enfrentan a las amenazas del cambio climático: la conversión ecológica es una prioridad misionera urgente, no solo para nosotros sino para toda la Iglesia.
Suva (AsiaNews) - En Suva, Islas Fiji tuvo lugar entre el 5 y el 9 de febrero la Asamblea de la FCBCO, la Federación que reúne a las cuatro conferencias episcopales de Oceanía (Conferencia de Obispos Católicos de Australia, Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda, Conferencia Episcopal del Pacífico y la Conferencia de Obispos Católicos de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón). El encuentro -el primero que se realiza después de la pandemia- fue también la oportunidad para reflexionar a nivel continental sobre los avances del Sínodo convocado por el Papa Francisco. Publicamos a continuación la parte central del mensaje final emitido por la FCBCO al concluir los trabajos.
Nuestra asamblea se centró en tres temas: el cuidado de los océanos; convertirse en una Iglesia más sinodal; y formación para la misión.
Oceanía es una red de islas, grandes y pequeñas, ricas en diversidad. Nuestra identidad oceánica y nuestra ubicación geográfica constituyen el contexto en el que participamos de la misión de Dios. En nuestra región, la crisis ecológica es una amenaza existencial para las personas y para nuestras comunidades. Se manifiesta en el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, las sequías, las inundaciones y la mayor frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.
El Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio Vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, presidió la Misa de apertura y pronunció el discurso inaugural de la asamblea. Acogemos con satisfacción su énfasis en un enfoque integral en el cuidado del bienestar de las personas y de toda la creación. Así lo afirma también la sabiduría de las culturas de nuestros pueblos.
Reconocemos la conversión ecológica como una prioridad misionera urgente, no solo para nosotros sino para toda la Iglesia. Además, nos sentimos llamados a hacer oír nuestra voz en los más altos niveles de gobierno de nuestros países y también a nivel mundial -en la Iglesia y en la sociedad en general- por el bien de nuestra tierra oceánica y de sus pueblos.
Los temas referidos a la conversión en una Iglesia más sinodal y la formación para la misión fueron elegidos por el ejecutivo de la Federación como resultado de la reflexión sobre las síntesis de las Conferencias Episcopales para la fase diocesana del Sínodo internacional "Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión". Si bien nuestra región está atravesada por diferencias en muchos aspectos, estos dos temas han sido importantes para cada una de nuestras Conferencias.
En Oceanía se encuentran algunas de las iglesias locales más jóvenes del mundo, así como algunas de las culturas más antiguas del mundo que han llegado hasta nosotros. Somos conscientes de la complejidad del mundo contemporáneo con el que nuestra gente debe interactuar. Si por un lado ser joven puede suponer vulnerabilidades, también ofrece frescura y vitalidad. Hemos aprendido que las Iglesias más jóvenes de nuestra región tienen lecciones que enseñar a las Iglesias más establecidas sobre la sinodalidad y la preservación de la frescura del encuentro del Evangelio con las culturas y sociedades locales.
Acompañar sobre todo a nuestros jóvenes de manera más valiente, creativa y comprometida es un aspecto esencial de la misión de nuestra Iglesia en el contexto del mundo de hoy. En este año de la Jornada Mundial de la Juventud, los alentamos a participar en las celebraciones locales e internacionales.
Hemos compartido nuestras reflexiones sobre las muchas formas en que nuestras iglesias ya están viviendo la sinodalidad y de qué manera pueden llegar a ser más sinodales. Como siempre, nuestro deseo es ser comunidades que siguen cada vez más fielmente a Jesucristo, guiadas por el Espíritu Santo hacia el Reino del Padre.
Reconocemos que como pueblo peregrino estamos siempre en camino y que a veces podemos desviarnos. Mientras continuamos nuestro recorrido hacia las Asambleas sinodales en Roma, depositamos una vez más nuestra confianza en la misericordia de Dios que sin duda nos acompaña.
De hecho, hemos pasado un tiempo significativo de nuestra semana preparando estas asambleas sinodales, mientras orábamos y discerníamos nuestra respuesta al documento de trabajo para la fase continental del Sínodo. Guiados por las voces del pueblo de Dios en Oceanía, hemos continuado el trabajo ya emprendido para garantizar que una voz claramente oceánica siga resonando en los documentos del Sínodo. Completaremos nuestra respuesta en las próximas semanas.
Hemos podido profundizar nuestra comprensión de la sinodalidad a través de la experiencia de nuestro encuentro. Agradecemos la presencia y la contribución de la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo, quien nos presentó la experiencia sinodal de otras partes del mundo. En Oceanía, al igual que a nivel mundial, no existe un modelo único para todos. Nos hemos sentido confirmados para responder a nuestra manera en nuestro propio contexto.
La naturaleza de nuestro contexto y el deseo de llegar a ser comunidades más sinodales requieren una formación integral de todo el pueblo de Dios: laicos, religiosos y clero. La formación integral requiere un enfoque holístico de la persona. Considera la dimensión física, emocional, social, espiritual e intelectual del ser humano y reconoce que somos criaturas dentro de la creación de Dios.
La formación está siempre al servicio de la misión, que tiene varias dimensiones: el testimonio de vida, el anuncio explícito del Evangelio, la conversión, el ingreso y el crecimiento dentro de la comunidad cristiana y convertirse uno mismo en agente de evangelización. Con el Papa Francisco, afirmamos que el testimonio requiere la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, el respeto a toda vida, la promoción de la justicia y la paz, y una conversión ecológica personal, comunitaria y estructural.
A medida que recorremos juntos el camino sinodal, nuestros programas de formación deberían poner mayor énfasis en la inclusión, la transparencia, la responsabilidad, la competencia intercultural, los nuevos métodos teológicos y un liderazgo más participativo y colaborativo. Nuestros esfuerzos deben ayudar a nuestra Iglesia a lograr y difundir una cultura de la hospitalidad, el encuentro y el diálogo en un mundo marcado tanto por el pecado como por la gracia, en nuestra peregrinación hacia el reino de Dios.
Queremos llegar a ser personas arraigadas en la Escritura y en la Tradición, y en su interpretación dentro de nuestras tradiciones culturales. Los laicos, cuya misión está en el corazón del mundo, necesitan sobre todo una educación en la tradición de la Iglesia de enseñar y actuar sobre los problemas sociales y las crisis ecológicas, es decir, la Doctrina Social de la Iglesia. En particular, la formación debe moldearnos para ser personas que aceptan con alegría la invitación a participar en la misión de Dios.
Concluimos nuestro encuentro con esta misión cada vez más clara en nuestros corazones y en nuestras mentes. Llevamos con nosotros las esperanzas y los sueños de nuestro pueblo y nuestra valiosa región de Oceanía.
"ECCLESIA IN ASIA" ES EL BOLETÍN DE ASIANEWS DEDICADO A LAS IGLESIAS DE ASIA
¿QUIERES RECIBIRLO TODOS LOS DOMINGOS EN TU CORREO? SUSCRÍBETE AL BOLETÍN EN ESTE ENLACE
05/10/2022 14:26