Obispo de Vasai: Intérprete de dos santos y testigo de su lenguaje de amor
Mumbai (AsiaNews) - He recibido la gracia y el privilegio de estar en presencia de dos santos, la Madre Teresa y Frère Roger, en calidad de intérprete suyo. Una hablaba solamente Inglés y el otro solamente Francés, pero ambos hablaban el idioma del amor, y se comprendían mutuamente a la perfección porque ambos hablaban el lenguaje de los corazones. Sus corazones latían al unísono por el amor a Jesús y a la Iglesia. Ellos mostraron en profundidad cómo servir a la Iglesia y a los pobres.
Tengo muchos recuerdos de la Madre Teresa. Ella continúa inspirándome. En febrero de 2015 consagré y bendije una iglesia parroquial a nombre de la Beata. El 20 de agosto pasado la Asociación de las Conferencias Epsicopales Asiáticas (FABC, Federation of Asian Bishops' Conferences) me envió a Taizé para celebrar los 100 años del natalicio de su fundador, Frère Roger Shutz, el décimo aniversario de su muerte y los 75 años de la fundación de la comunidad de Taizé. Pasé allí 9 años de mi vida. Por este motivo, tenía mucho afecto hacia Frère Roger. Y fue en ese período que conocí de cerca a la Madre Teresa. Frère Roger vino a Vasai [Estado hindú del Maharashtra - ndr] para mi ordenación episcopal, y juntos nos dirigimos a Calcuta [en West Bengal - ndr] para trabajar durante un mes en la Shishu Bhavan [el hogar de niños fundado por las Misioneras de la Caridad - ndr]. Durante ese mes, la Madre Teresa estuvo siempre a nuestro lado. Había allí varios hermanos de la comunidad de Taizé además de un equipo de aproximadamente 30 jóvenes provenientes de diversos países.
Tanto Frère Roger como la Madre Teresa fundaron comunidades. La comunidad de la Madre Teresa se dedicó a la tarea de servir a los más pobres de entre los pobres, y la comunidad de Frère Roger se abocó a la transformación de los jóvenes en Europa.
El servicio caritativo y misionero de uno ha sido fuente de inspiración para el otro. Es evidente la simplicidad de las Misioneras de la Caridad, quienes de arrodillan frente al sacramento bendito y se comunican con Cristo vivo.
La fidelidad a la misión de Frère Roger y de Madre Teresa eran su verdadero ser, ellos vivían para su misión. Su amor dedicado a la vocación era visible, tal como el de un sacerdote recién ordenado. Esto me impresionó muchísimo y dejó en mí un signo duradero.
La Madre Teresa estaba "anclada", ella no salía para cambiar el mundo. Recuerdo que una vez me tomó de la mano mientras caminábamos juntos por una callejuela cerca de los suburbios pobres de Calcuta. Una multitud se acercó a nosotros para saludarla con devoción y para recibir su bendición, y la Madre Teresa era amable con todos. Ella era amada por todos, era venerada por el pueblo.
La Madre Teresa vivió una vida modesta, tenía como misión la caridad. Fue una persona que comprendió con claridad lo que Jesús quería de ella y de sus hermanas Misioneras de la Caridad. Sabía cómo responder a la llamada de Jesús “Tengo sed”, cuando salía a caminar para saciar la sed de Jesús.
La Madre Teresa era una persona simple, pero superaba su simplicidad cuando hablaba de su amor por Dios y por los pobres. Ella hablaba como un místico, como uno de los grandes Doctores de la Iglesia.
Los escritos y las frases de la Madre Teresa han hecho nacer en mí un hambre de Cristo. Mi vocación y mi amor a Jesús y a la Iglesia se han fortalecido a través de las oraciones y la intercesión de la Beata Madre Teresa.
*obispo de Vasai y presidente de la Secretaría para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC)
(Colaboró en esta nota Nirmala Carvalho)
23/12/2015
08/09/2016 20:13
