Obispo Nahra: la guerra con el Líbano es una escalada infinita a costa de la gente sencilla

Más de 100 muertos y 400 heridos en el masivo ataque israelí en el sur del país. Fuentes de AsiaNews informan sobre un éxodo de civiles, alojados en escuelas y edificios públicos. El vicario patriarcal de Israel dijo que los misiles llegaron incluso cerca de Nazaret y "es probable" que ahora toda Galilea se convierta en blanco del ataque de Hezbolá. "Si los líderes no se detienen, los efectos serán terribles" Los cristianos son el eslabón débil, entre la guerra, la falta de peregrinos y la violencia dentro de la propia la sociedad árabe.

Nazaret (AsiaNews) - A partir de hoy "ha comenzado una verdadera guerra" que empieza a incluir "el sur del Líbano", país donde sólo hoy han muerto al menos un centenar de personas y "la situación se está volviendo cada vez más grave; la gente está muy preocupada", porque desde hace un año se registra una escalada del conflicto "que parece no tener fin", explica a AsiaNews Mons. Rafic Nahra, obispo auxiliar del Patriarcado Latino de Jerusalén, de origen libanés, que desde 2021 es vicario patriarcal para Israel. Los que "pagan las consecuencias - explica - son las personas comunes y corrientes de todas las partes, desde Gaza hasta las familias de los rehenes e incluso los soldados". Muchos de ellos, explica el prelado, “son estudiantes o padres de familia. Y ahora el Líbano, un país que ya está sufriendo mucho. Pero este es el horizonte, y es motivo de profunda preocupación".

En estas horas se está produciendo un ataque masivo del ejército israelí contra el Líbano y fuentes de Defensa informan que al menos 300 objetivos de Hezbolá fueron alcanzados del otro lado de la frontera, y hay un centenar de víctimas y cerca de 400 heridos, según estimaciones de Beirut. El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, no descartó una operación terrestre en la respuesta a una pregunta concreta sobre el tema. "Haremos todo lo necesario - dijo - para que los residentes evacuados del norte de Israel puedan volver a sus hogares de forma segura". El ex comandante del Estado Mayor Gershon Hacohen también plantea la posibilidad de un conflicto sobre el terreno, y considera "muy probable que las Fuerzas de Defensa de Israel tengan que ingresar en el Líbano por tierra".

En el frente contrario, el primer ministro interino libanés Najib Mikati, citado por el diario An-Nahar, define la "agresión israelí" contra el país como una "guerra de exterminio y un plan destinado a destruir las aldeas y las ciudades libanesas". El jefe de Gobierno hace un llamamiento a "las Naciones Unidas, a la Asamblea General de las Naciones Unidas y a los países influyentes [...] para desalentar la agresión (israelí)", mientras en el sur, fuentes de AsiaNews hablan de un éxodo masivo de civiles, alojados en las escuelas y en edificios públicos en un contexto explosivo de tensiones y enormes necesidades.

El movimiento chiita proiraní anunció el bombardeo de tres objetivos en el norte de Israel afirmando que era una "respuesta" a los intensos ataques lanzados por el ejército del Estado judío. En estas mismas horas mucho se habla sobre un informe del canal estatal israelí Kan según el cual Israel estaría verificando la noticia de la muerte del líder de Hamas, Yahya Sinwar en los recientes ataques de las FDI en Gaza.

La extensión del conflicto incluso dentro de Israel queda confirmada por las explosiones que se registraron en estos días cerca de Haifa y Nazaret, ciudad que ha sido rozada por misiles por primera vez desde 2006 y también corre el riesgo de ser objeto de fuertes ataques en las próximas semanas. “Por ahora sólo se oyen los misiles - confirma Mons. Nahra... y anoche cayó un fragmento cerca. Ahora es probable que toda Galilea sea atacada por el Hezbollah libanés, en respuesta al ejército israelí... resulta claro para todos que ya nos enfrentamos a una guerra declarada".

Gaza, Cisjordania, y ahora el Líbano, pero no es de excluir que se incorporen otras milicias chiítas de la región, y los grupos en Irak ya están preparados para intervenir - tal como ocurrió el fin de semana - con la misma modalidad que siguen los hutíes desde hace meses en Yemen, en un conflicto cada vez más regional. “Es evidente que esta guerra - prosigue el prelado - afecta a diversos niveles, como los daños materiales y las relaciones entre las personas, y alimenta un ambiente de desconfianza y temor. Todo esto debe parar, de lo contrario los efectos sociales serán terribles".

“Esperamos que se pueda llegar a una solución - afirma el vicario patriarcal - y termine la violencia. Es una tarea que les corresponde a los mismos líderes" que en los últimos meses han avivado las llamas del conflicto y la tensión. “Pero deben tomar una decisión en este sentido - añade el prelado - y pidamos a Dios (lo que no es una frase hecha) para que esto pueda ocurrir”.

Sobre todo porque los que pagan las consecuencias son precisamente los cristianos, a los que a menudo se ha considerado el eslabón débil de la cadena que tiene sometido a Oriente Medio a un conflicto permanente. "No sólo por la guerra y la falta de peregrinos - explica Mons. Nahra - sino que también incide la violencia interna dentro de la sociedad árabe [israelí], que crece en medio del silencio general y obliga a huir a las personas. Sólo desde enero de este año mataron al menos a 175 personas, y no por motivos étnico-religiosos, no por un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, sino por la criminalidad".

Faltan pocos días para el dramático aniversario del 7 de octubre, el ataque terrorista de Hamas en el sur de Israel que desencadenó el conflicto en Gaza y, con efecto dominó, avivó las llamas del enfrentamiento y las armas en muchas zonas de la región. “Hay que reconstruir todo, en Israel y Palestina, y ya no seremos los mismos de antes, aunque es difícil imaginar lo que sucederá en el futuro. Hay una gran radicalización - concluye - y por eso es aún más urgente colaborar entre personas de buena voluntad, reconstruir la confianza, que todos se comprometan, que cristianos, judíos y musulmanes trabajen juntos. Pero mientras haya violencia, estas son sólo palabras... ¡debe haber una tregua!".