Obispo Nahra: grupos extremistas judíos amenazan la paz en el Monte Carmelo

de Fady Noun

El vicario del Patriarcado Latino para Israel hace balance de sus primeros 16 meses como obispo y ahonda en la tensión en torno al monasterio carmelita. La paz y el equilibrio confesional en peligro por una secta vinculada al jasidismo. La escalada degeneró en enfrentamientos físicos entre las partes, la policía detuvo a un cristiano, dejando impunes a los provocadores. Visita del Presidente Herzog.

Beirut (AsiaNews) - Ordenado obispo auxiliar del Patriarcado latino de Jerusalén hace poco más de un año (30 de abril de 2022), pastor de almas que predica la concordia en un contexto cargado de tensiones, Mons. Rafic Nahra, nuevo vicario de los latinos en Israel, visitó en los últimos días a familiares en el Líbano. Entre sus numerosos compromisos durante estos días, también encontró tiempo para hacer, junto a AsiaNews, un rápido balance de su primer año episcopal "en una nación que, como el Líbano, atraviesa dificultades".

Este primer año ha estado marcado en Haifa, su sede episcopal, por las disputas entre la población cristiana local, mayoritariamente greco-católica, y los seguidores de una secta vinculada al jasidismo que reivindica el derecho a rezar en el monasterio carmelita Stella Maris, en el Monte Carmelo. Basándose en una tradición judía según la cual Stella Maris alberga también la tumba del profeta Eliseo, algunos miembros de la rama breslava del jasidismo liderados por el rabino Berland, que ya ha sido condenado por la justicia de su país, aparecen regularmente desde el pasado mes de mayo para rezar de forma llamativa y provocadora en la zona. Las tensiones vinculadas a estas visitas acabaron provocando una serie de enfrentamientos físicos con la población cristiana de Haifa, que desembocaron en una escalada que llevó incluso al presidente israelí, Isaac Herzog, a visitar el monasterio en persona. Una presencia, la del jefe del Estado en Stella Maris, con el objetivo preciso de intentar calmar las aguas y extinguir nuevos brotes de violencia.

"No puedo decir exactamente cuándo empezó todo esto", explica monseñor Nahra, pero "desde el pasado mes de mayo circulan vídeos que muestran a judíos jasídicos ultrarreligiosos que empiezan a frecuentar el monasterio de Stella Maris". Por supuesto, prosigue, "nuestros lugares de culto están abiertos a todos, pero estas personas venían de otra manera, de forma llamativa y provocadora. Algunos incluso entraban en la iglesia para besar la roca de una cueva donde, según la tradición, vino a rezar el profeta Elías y sobre la que se había construido el altar mayor". Este hecho, añade, que "se repetía a menudo, exasperaba a algunos cristianos de Haifa". El punto de inflexión se produjo cuando un joven aconsejó al grupo que se marchara y, tras sus palabras, "se produjo un altercado".

Los presentes filmaron la escena y el hombre fue detenido y luego puesto en libertad. El incidente que se produjo enfureció profundamente a la población cristiana local, indignada por el hecho de que la policía, que al principio había permanecido pasiva, detuviera al hombre que pidió a los provocadores que se marcharan. En cambio, dejaron libres -y sin molestar para actuar- a quienes habían desatado las tensiones y exasperado los ánimos. "A partir de ese momento", prosigue el vicario, "se formó una presencia permanente en el lugar, frente a los ultrarreligiosos que llegaban cada vez en mayor número, a veces en autobús y en plena noche, a las dos o las tres de la mañana. En respuesta, se decidió rodear el monasterio con una valla metálica, de modo que cualquiera que la cruzara sería culpable de allanamiento".

Las palabras tranquilizadoras del presidente israelí, que llegó acompañado del jefe de policía, no sirvieron de nada, o al menos no fueron suficientes para tranquilizar del todo al obispo. El prelado informa que los ultra religiosos han contemplado la posibilidad de suspender temporalmente las visitas al Monte Carmelo, pero al mismo tiempo reclaman el derecho a establecer también para ellos un lugar de oración en la zona en disputa. "Sin embargo", subraya, "sus palabras son aún más preocupantes, porque también exigen la introducción de un servicio de autobuses entre Jerusalén y Stella Maris, que quieren convertir en un importante lugar de peregrinación". En resumen, "la población [cristiana] local teme que los judíos ortodoxos quieran apoderarse del lugar santo".

El obispo de Haifa es muy consciente de que la reacción de los cristianos de Haifa ha sido fuertemente identitaria, en un entorno geográfico tradicionalmente conocido por su moderación. Sin embargo, más allá de las medidas policiales y de la respuesta de la municipalidad local, es posible que a largo plazo subsista un problema de fondo. El prelado está convencido de que hay una cuestión de educación y mentalidad que hay que abordar, cambiar y resolver. A continuación, Mons. Nahra debe abordar otro problema, relacionado con las escuelas cristianas cuyas clases de primaria no reciben subvenciones suficientes para poder prestar sus servicios. Para el prelado, se trata de una "grave amenaza" para la calidad de la enseñanza "en nuestras escuelas católicas, que ven cómo cada vez más profesores, a menudo entre los mejores, amenazan con abandonarlas o ya lo han hecho".

Además de fondos, Monseñor Nahra también sabe que su trabajo requiere visión, empuje y constancia. Tras acompañar a los jóvenes cristianos de su diócesis a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, se prepara para viajar a Marsella a finales de septiembre para el encuentro sobre el Mediterráneo convocado por el Papa Francisco (previsto del 17 al 24 de septiembre). Durante este encuentro, la Iglesia "reflexionará", concluye, "sobre cómo hacer que el Mare Nostrum no sea un cementerio o una frontera infranqueable, sino un puente de civilización y un lugar de esperanza".