ONU: Asia-Pacífico es la región más vulnerable a los desastres naturales
Sólo en 2022 se produjeron más de 140 fenómenos extremos. En los últimos 50 años se registraron más de 2 millones de muertes, causadas principalmente por terremotos y tormentas, frente a 1,42 millones en el resto del planeta. En el informe publicado por la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico, se recuerdan las inundaciones en Pakistán, las olas de calor en India y la sequía en Afganistán del año pasado. Las naciones más pobres y las del sur de Asia son las más vulnerables, señala el reporte.
Milán (AsiaNews) - Asia-Pacífico es la región del mundo que está más expuesta a las catástrofes naturales. Sólo en 2022 se produjeron más de 140 fenómenos extremos que dejaron 7.500 muertos y provocaron pérdidas estimadas en 57.000 millones de dólares. La información procede del último "Informe sobre catástrofes en Asia y el Pacífico" (Asia-Pacific Disaster Report), un estudio publicado por la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (CESPAP), en el que se destaca que el margen para aumentar la resiliencia climática se está reduciendo. De hecho, en un escenario de aumento de la temperatura de 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, se prevé que las sequías, las inundaciones y las olas de calor (cuya intensidad y frecuencia aumentan) causen pérdidas medias anuales que podrían oscilar entre 924.000 millones y casi 1 billón de dólares, es decir, alrededor del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) regional. A ello se añade el alto riesgo de terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
Además, prosigue el documento, las víctimas de catástrofes y los daños económicos se distribuyen de forma desigual en Asia-Pacífico: el impacto es más grave en los países menos desarrollados (Afganistán, Bangladés, Bután, Nepal, Camboya, Laos, Myanmar, Timor Oriental, Kiribati, Tuvalu, Islas Salomón) debido a vulnerabilidades preexistentes que hacen más difícil hacer frente a las emergencias. Acontecimientos que a largo plazo también harán evidente la interconexión entre cambio climático y pobreza, provocando un descenso de la productividad (especialmente de los productos agrícolas y textiles) y un aumento de las desigualdades. En los dos últimos años, las catástrofes más mortíferas se produjeron en Afganistán, un país grave y repentinamente empobrecido por la retirada de las fuerzas estadounidenses y el regreso de los talibanes. Las naciones menos desarrolladas de la región han experimentado tasas de mortalidad hasta entre cinco y ocho veces superiores a las de otros Estados.
Hay que destacar que, en comparación con décadas anteriores, la región de Asia-Pacífico registra un descenso en el número de muertes desde 2020 y esto es gracias a la mejora de los sistemas de previsión y alerta. En este sentido, el informe de la Comisión analiza la incidencia de las catástrofes naturales entre 1970 y 2022: 2,04 millones de muertes en Asia-Pacífico durante este periodo de tiempo fueron causadas principalmente por terremotos y tormentas, frente a 1,42 millones en el resto del mundo, principalmente por sequías y terremotos. En dicho período, el número de personas afectadas por catástrofes naturales superó los 7.000 millones en Asia-Pacífico y en el 52% de los casos la principal causa fueron las inundaciones. En el resto del mundo, en cambio, durante el mismo período la cifra desciende a 1.240 millones, y el 59% se vio afectado por sequías.
La mitad de las muertes de los últimos 50 años se registraron en Asia Meridional, demostrando que se trata de una de las subregiones más vulnerables. Por otra parte, el impacto del cambio climático fue muy pronunciado entre 2021 y 2022: una vez más, las inundaciones causaron la mayor pérdida de vidas (más de 4.800) principalmente en India y Pakistán, seguidas de Afganistán, Nepal y Bangladés. Sólo en Pakistán, la devastación de las inundaciones del verano pasado afectó a 33 millones de personas (el 14% de la población), y todavía hay 8 millones de desplazados que sufren sus consecuencias.
Con las prolongadas olas de calor, la temperatura fue 1,86 grados superior a la media en marzo del año pasado. Como consecuencia, se perdió entre el 10% y el 35% de las cosechas en Haryana, Uttar Pradesh y Punjab. Aún no se ha calculado con precisión el número de muertes que ha dejado el calor extremo, pero las primeras evaluaciones indican al menos 90 víctimas en India y Pakistán. Por otro lado, la sequía en el vecino Afganistán afectó a cuando menos 11 millones de personas, el 27% de la población. Además, los terremotos en el continente asiático dejaron pérdidas económicas estimadas en 12.000 millones de dólares, principalmente en Japón, China, Filipinas e Irán.
De cara al futuro, la ONU recomienda la implementación de sistemas de alerta temprana en todos los países antes de 2027 y seguir invirtiendo en nuevas tecnologías. La inteligencia artificial y big data "son muy importantes y estratégicos" en la mitigación de los riesgos de desastres naturales, explicó la representante ejecutiva de la CESPAP, la indonesia Armida Alisjahbana. "Estamos ante una emergencia terrible y tenemos que transformar radicalmente nuestro enfoque para volvernos más resilientes", agregó.
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