Nuncio en el Líbano: el Papa y la 'crisis existencial' de una nación mensaje
Las posiciones de Aoun y Hariri son irreconciliables. La herencia de la guerra civil que nunca se reparó y el problema de la alianza con Hezbollah, el choque entre una sociedad democrática y un proyecto totalitario incompatible. La visita del Papa a Irak y su significado para los libaneses.
Beirut (AsiaNews) - El Líbano está viviendo una crisis existencial provocada por factores que no pueden conciliarse entre sí. Este rápido diagnóstico que expresó el jefe de la Iglesia católica al regreso de su viaje a Bagdad, en el vuelo que lo llevaba de vuelta a Roma el 8 de marzo, merece algo más que un comentario y demuestra que evidentemente el pontífice está siguiendo de cerca la evolución de la crisis libanesa.
"El Líbano es un mensaje [...] - dijo acertadamente el líder de 1.500 millones de católicos - tiene la debilidad de las diversidades, algunas todavía no reconciliadas [...], el Líbano está en crisis, pero en crisis - no quiero ofender - en crisis de vida”.
Las intenciones del Papa se prestan a más de una interpretación, pero recientemente el jefe de la Iglesia maronita, que ha hecho todo lo posible para fomentar el acuerdo entre el presidente Michel Aoun y el Primer Ministro encargado de la formación de un gobierno, Saad Hariri, las ha resumido con claridad. El Jefe de Estado y el Primer Ministro "no se encuentran en situación de poder sentarse juntos y resolver los elementos de discordia que se han acumulado", dijo el cardenal el 14 de marzo para justificar su pedido de una conferencia internacional especial bajo el patrocinio de la Naciones Unidas. “No se hablan entre ellos. Ni siquiera se miran a los ojos”, repitió varias veces en público, y lo reiteró delante de sus visitantes.
Líbano se encuentra en las antípodas de su propio "mensaje"
Las consideraciones del patriarca son graves, porque transmiten la impresión de que el Líbano de hoy se encuentra en las antípodas con respecto al de San Juan Pablo II. En 1989 el pontífice dijo: "Líbano es más que un país: es un mensaje de libertad y un ejemplo de pluralismo tanto para Oriente como para Occidente".
"¿Podemos seguir hablando de un Líbano-mensaje - dijo el nuncio apostólico, comentando la situación actual - si el vivir juntos de los libaneses comienza a ser el principal motivo de dificultad?". Más de 30 años después, en efecto, parece haber comenzado una nueva etapa en la vida política del Líbano. Es curioso que hoy el jefe de Estado y el jefe de la Corriente Patriótica Libre (CPL) Gebran Bassil afirmen que actúan en nombre de "la recuperación de los derechos de los cristianos". Ellos consideran que fueron despojados o confiscados por los dirigentes sunitas, encabezados por el Primer Ministro - asesinado - Rafic Hariri.
"El Líbano ya ha recibido visitas de los papas Juan Pablo II (1997) y Benedicto XVI (2012)", sigue diciendo el nuncio, y el Papa Francisco hizo saber a finales de 2020 que esperaba ir al Líbano "lo antes posible". “Pero los contextos históricos han cambiado. El mensaje que Francisco dirigirá a los libaneses, cuando se presente la oportunidad de visitarlos, ciertamente no será el mismo de Juan Pablo II”, continúa el nuncio Joseph Spiteri.
Para el profesor Antoine Messarra, coordinador del Máster en Relaciones Islámico-Cristianas de la Universidad Saint-Joseph, "el vivir juntos va contra conrriente con respecto a las mutaciones que hoy se están produciendo en el mundo: individualismo frenético, surgimiento de identidades mortíferas, fanatismo de religiones ideologizadas, populismo en detrimento de una ciudadanía vigilante y la cosa pública transcomunitaria, difusión de guerras entre potencias que se desarrollan en Estados frágiles o debilitados, regresión de la autoridad del gobierno, terrorismo de organizaciones transestatales apoyadas y alimentadas por Estados canallas que practican el chantaje diplomático".
Lamentablemente el discurso de la CPL se ha apropiado de ciertos temas propios de la doctrina política de la alianza de las minorías, y los libaneses han entrado de lleno en este nuevo tiempo histórico, sin haber hecho un examen de conciencia después de una guerra (1975-1990 que algunos todavía se niegan a admitir que fue una guerra civil. Los libaneses se han justificado a sí mismos de las atrocidades que cometieron, sin haber purificado sus memorias y sus conciencias y asumido, con plena responsabilidad, el sufrimiento infligido y recibido, pidiendo y recibiendo el perdón que acompaña a la confesión y tratando de reparar los vínculos rotos, como exigiría una verdadera vida social, y como lo han hecho otras naciones, como Sudáfrica, la nación del arco iris.
El frente de las estructuras de diálogo en el Líbano también está "en crisis" por otras razones. En primer lugar, la Corriente Patriótica Libre ha decidido "defender" los “derechos de los cristianos” aliándose con ... Hezbollah, sin saber realmente qué es Hezbollah. Con esta corriente, de hecho, estamos no solo en presencia de un partido, sino de un proyecto de sociedad, más aún, de un proyecto de Estado Islámico, aunque sus líderes se apresuraron a asegurar que la estructura comunitaria del Líbano es incompatible con la institución de una República Islámica tal como ellos la imaginan.
Pero es evidente que con Hezbollah hay un problema de ajuste existencial, cultural y antropológico por hacer. También estamos en presencia de "diversidades no reconciliadas", para retomar la expresión del Papa. Pero si estas diversidades se mantienen en el plano cultural, su reconciliación en el extraordinario crisol de convivencia que es el Líbano todavía es posible. Estas diversidades sólo se vuelven problemáticas si adquieren un carácter político, en la medida en que conducen a un choque entre una sociedad democrática y un proyecto totalitario incompatible con el pluralismo y la libertad de expresión; un proyecto totalitario que debe adaptarse a la realidad libanesa, o de lo contrario el Líbano pagará el precio en términos de libertad, pertenencia y alianzas, como ocurre hoy.
¿Una visita que llega demasiado tarde?
"El Papa Francisco se ha presentado como peregrino y penitente", prosiguió el nuncio apostólico. "Y pidió perdón en nombre de la humanidad, tanto a los cristianos como a los yazidíes, por el sufrimiento, el saqueo de bienes, el éxodo, la crueldad humana y la intolerancia ideológica de los que fueron víctimas". Sin embargo, los sentimientos de amargura y acritud todavía estaban a la vista durante la visita del Papa. Algunos creen que su visita a Irak llegó "demasiado tarde" y que el daño ya estaba hecho y era irreparable. Además, de ser el 6% de la población, los iraquíes de religión cristiana han caído en 20 años a menos del uno por ciento. Por otro lado, algunos dicen en voz alta que después de la partida del Papa no ha cambiado nada.
A estos últimos, el nuncio ofrece el episodio del Evangelio en el que Jesús expulsa a los mercaderes del Templo. Comentando esta impresionante historia, Mons. Joseph Spiteri afirmó: "No se puede obligar a las personas a cambiar de mentalidad de la noche a la mañana. Pocas horas o días después de la santa ira de Jesús, probablemente volvieron a aparecer los comerciantes de animales y las mesas de los cambistas que él había volcado. Sin embargo, el gesto profético de Cristo adquirió de una vez para siempre su significado permanente, su sentido definitivo: la religión no se debe explotar con fines comerciales o políticos, convirtiendo la casa de Dios en una cueva de ladrones”. “Jesús - comenta el nuncio - cambia los corazones, pero las estructuras tardan mucho más en evolucionar”.
Lo mismo ocurre con el Líbano, añade Joseph Spiteri: “Hay que darle tiempo al tiempo, como se suele decir. Entre quedarse y marcharse, el corazón de los jóvenes vacila. La visita del Papa a Irak y sus llamamientos son palabras y gestos proféticos que señalan un modelo de conducta y pueden infundir nuevas esperanzas a los jóvenes y animarlos a permanecer en su patria, aunque no vayan acompañados de efectos visibles inmediatos. Tocan los corazones. Los cambios llevan tiempo, pero al final van a llegar”.
La promesa de una visita al Líbano
Por último, con respecto a su promesa de dedicar una visita pastoral al Líbano, el nuncio dice que sin duda la mantendrá. "Pero el deseo del Papa es una cosa y la organización de su viaje otra muy diferente", añade. La visita pastoral del Papa se conoce con meses de antelación. Su preparación es minuciosa y depende, nos guste o no, de la situación interna del país”.
El nuncio también está escandalizado por lo que se ha hecho en el Líbano, por la iniciativa francesa y el "compromiso personal" del presidente Emmanuel Macron, después de las explosiones en el puerto de Beirut en agosto de 2020. "Pero el Papa sabe lo que el Líbano representa en sí mismo y para los cristianos de Oriente Medio, y no dejará de hacer todo lo posible para fortalecerlo, para que tenga, como él dijo, la fuerza de los cedros, la fuerza de un gran pueblo reconciliado”.
06/05/2021 12:36