Nuevo encuentro entre historiadores rusos y vaticanos. Tema: la misión de paz y la Ostpolitik
La reunión se llevó a cabo precisamente en los días en que en Rusia se festeja a San Nicolás de Mira. En Bari aguardan al Papa Francisco y a Kirill. La labor del Vaticano durante la gran carestía de los años ’20 en Rusia. La condena del nazismo y del comunismo, y los esfuerzos tendientes a evitar la Segunda Guerra mundial. La obra de Agostino Casaroli.
Roma (AsiaNews) – Una conferencia conjunta de historiadores de la Academia de Ciencias de Rusia y de especialistas, reunidos por el Pontificio Comité de Ciencias Históricas, se llevó a cabo en estos días en Roma. El evento coincidió la celebración de la fiesta de San Nicolás según el calendario ruso (22-23 mayo). Los miembros de la delegación rusa pudieron unirse a los numerosísimos peregrinos rusos que fueron a homenajear los restos del santo de Mira en Licia, protector de Rusia, en la basílica de Bari, allí donde éstos son custodiados, y donde se aguarda la visita del Papa Francisco en el mes de julio (quizás, junto al patriarca ruso Kirill). El grupo de estudiosos pontificios estuvo guiado por el canónico premostratense, el padre Bernard Ardura; el grupo ruso, por alguien que jamás termina del asombrar, el Prof. Aleksandr Chubarian, Director científico del Instituto de Historia Universal de la Academia, quien se dedica a estos encuentros desde la época de Brézhnev.
El diálogo entre los historiadores se renueva luego del encuentro de Moscú, llevado a cabo los días 20 y 21 de junio del año pasado, cuando el tema central fue la “Ostpolitik” vaticana y las relaciones con la Rusia soviética en el siglo pasado. También en este caso, las ponencias se enfocaron en los eventos del novecientos, en torno al tema propuesto, La Misión de paz de las Iglesias cristianas en el siglo XX. El ritmo anual de estos encuentros da testimonio de la renovada armonía entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa, pero también entre la Santa Sede y la Federación Rusa, tal como ha subrayado el mismo embajador ruso en la Santa Sede, Aleksandr Avdeev, ex-ministro de Cultura en el gobierno ruso.
La “lucha por la paz” fue el clásico tema de los encuentros diplomáticos, culturales e incluso eclesiales durante el período soviético, sobre todo en la fase de “distensión” kruscheviana de los años ’60, período al que hace referencia la Ostpolitik vaticana. La actualidad del tema se ve reflejada, por otro lado, en las iniciativas en común, emprendidas para brindar apoyo a los cristianos perseguidos en el Oriente Medio, y en general, a los pueblos que sufren a causa de las guerras que están en curso en todo el mundo. El compromiso común por la pacificación universal ha sido la principal motivación del encuentro entre el Papa Francisco y el patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev) en febrero de 2016, un evento que se aguarda pueda repetirse no muy lejos en el tiempo, según tiempos y modos pendientes por resolver.
La primera ponente del convenio y principal organizadora, la Prof. moscovita Evgenija Tokareva, hizo referencia a los contactos entre Moscú y el Vaticano en los años más dramáticos del “terror rojo” estalinista, entre 1935 y el inicio de la Segunda Guerra mundial. A pesar de la urticante y abrumadora propaganda antirreligiosa del régimen soviético, en la segunda mitad de la década del ’30 la polémica quedó prácticamente “en suspenso”, dando lugar a las iniciativas de paz de la Santa Sede, tendientes a impedir el estallido de un nuevo conflicto mundial. Incluso fueron ignoradas las cartas encíclicas de Pío XI del año 1937, como la Mit brennender Sorge, con la condena del nazismo, y sobre todo, la Divini Redemptoris, que estuvo dedicada, precisamente, al comunismo ateo bolchevique. Desde 1943 en adelante, con el restablecimiento del Patriarcado ortodoxo, Stalin vuelve a acusar al Vaticano de todos los males, utilizando a la Iglesia rusa como un arma “ideológica”, cuando en aquellos años todavía quedaban resquicios de esperanza de una armonía y paz, y aunque los acontecimientos parecieran desmentirlo.
Una joven investigadora de origen milanés, Maria Chiara Dommarco, ha profundizado en otra importante circunstancia, en el período inmediatamente posterior a la Revolución de octubre y a la guerra civil, cuando varias regiones de Rusia fueron azotadas por una grave carestía. La Santa Sede organizó una imponente Misión de Socorro, encabezada por 12 “apóstoles” que reunían eclesiásticos y laicos, bajo la guía de un jesuita, el Pbro. Edmund Walsh. El grupo vaticano permaneció en Rusia desde 1921 hasta 1924, presenciando en directo el inicio de la persecución contra las Iglesias, con la confiscación de sus bienes por parte de Lenin, justificada precisamente por la carestía. La caridad del Papa y de los católicos de todo el mundo fue el ancla de moderación y de esperanza, en un momento tan trágico como turbulento, dando muestras de que es posible vencen con amor incluso las más violentas agresiones del demonio.
Los otros ponentes también describieron las acciones de los papas y obispos, desde Benedicto XV hasta el heroico cardenal letón Julian Vaivods, pero también la “caridad diplomática” del secretario de Estado Agostino Casaroli, autor de la Ostpolitik, a quien se refirió el Prof. Matteo Luigi Napolitano, delegado papal para los estudios históricos. El padre Aleksej Dikarev, en nombre del Patriarcado de Moscú, recordó las iniciativas del Departamento guiado por el metropolitano Nikodim, el alfil ruso de la apertura de los años ’60-’70, que murió en brazos de Juan Pablo I el día 5 de septiembre de 1978. Además de las relaciones entre Roma y Moscú, se evocaron las circunstancias análogas de México, Bulgaria, Afganistán, y de tantas misiones de paz, que las Iglesias de Oriente y Occidente quieren renovar hoy en día para poder dar al mundo entero un testimonio en común.
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