Nuevas huelgas y manifestaciones en Kazajistán

de Vladimir Rozanskij

Janaozen vuelve a ser epicentro de las protestas. Los trabajadores del petróleo exigen mejores condiciones laborales y aumentos salariales. El gobierno kazajo muestra debilidad para combatir el desempleo y es duramente criticado por proteger a los oligarcas, motivo que desencadenó los recientes disturbios.

Moscú (AsiaNews) - En la ciudad kazaja de Janaozen, vuelven a ocupar las calles los trabajadores de la empresa de seguridad Kmg-Security, que presta servicios al gigante petrolero Kazmunaigaz. Los manifestantes declararon una huelga para exigir aumentos salariales y la contratación directa por parte de la empresa petrolera, sin intermediarios.

La huelga comenzó en la noche del 8 de febrero, cuando los trabajadores de seguridad se negaron a presentarse en las puertas de la empresa y permanecieron en sus tiendas de campaña para dormir. Según uno de los líderes de la protesta, Muratbek Tolegen, la dirección de la empresa estatal no respeta los acuerdos alcanzados en las negociaciones del pasado verano.

Los huelguistas grabaron un vídeo con un llamamiento, dirigiéndose al presidente Kasym-Žomart Tokaev, al primer ministro Alikhan Smailov, a los responsables de la empresa, al gobernador de la región y al alcalde de Janaozen. En la filmación sostienen que las condiciones de trabajo empeoran cada vez más por culpa de las empresas intermediarias . Los trabajadores exigen un contrato que respete las normas de la categoría y un salario no inferior a 200 mil tenges (unos 400 euros), además del pago de horas extras. También piden que se les reconozcan las vacaciones pagas, el apoyo a sus familias y que cese la persecución contra ellos.

En junio de 2021, Kmg-Security había aceptado un acuerdo, que fue firmado por el director de la compañía, Talgat Tokalov, pero los trabajadores denuncian su incumplimiento. En la sucursal de Janaozen trabajan cerca de 1.200 personas, a las que se sumaron los trabajadores de la empresa petrolera Burgylau, que presentaron su propia lista de reclamos a los directivos.

En general, todos los huelguistas exigen una mejora de las condiciones de trabajo, ya que los obligan a permanecer en la empresa incluso en días festivos debido a la escasez y a los excesivos costes de transporte. Los trabajadores viven hacinados en precarias tiendas de campaña y chabolas, situación que se mantuvo incluso durante la pandemia, aún en los momentos de mayor propagación del Covid-19.

El presidente Tokaev se refirió al tema en una reunión de gobierno y dijo que en la región de Mangistau, donde se encuentra Janaozen, "está creciendo el descontento de los colectivos de trabajadores, a pesar de que se han aprobado medidas". El mandatario pidió analizar con mayor detenimiento todos sus reclamos.

El akim (gobernador) de la región, Abzal Mendibaev, propuso formar una comisión para discutir las nuevas condiciones de los contratos. Los representantes de los trabajadores rechazaron la propuesta: piden que los directivos de las empresas afectadas asuman su responsabilidad de forma directa, sin intermediarios.

Las protestas se desarrollan de forma ordenada y sin enfrentamientos, a pesar de que los huelguistas están firmemente decididos a obtener respuestas. Las fuerzas de seguridad controlan la situación desde lejos, sin insinuar una acción represiva, pero tratando de aislar las protestas para evitar infiltraciones. En las ciudades, y especialmente en Almaty, se han prohibido todas las manifestaciones públicas.

El descontento de los trabajadores de Janaozen no se ciñe tanto a los recientes problemas de los precios y la inflación, que están deprimiendo el mercado interno y privando de protección a los ciudadanos. Desde 2019, la gente de todo Kazajistán denuncia la debilidad del gobierno para combatir el desempleo, y que su preocupación es proteger los intereses de los oligarcas. Este fue el motivo que desencadenó las revueltas del mes de enero.