Ni vencedores, ni vencidos: la fórmula del Papa para la crisis libanesa
Para el Patriarca Raï, la reunión del primero de julio en el Vaticano tiene un valor profético. En los próximos días están previstas reuniones con el presidente Aoun y el primer ministro Hariri. Es necesario reconstruir "un Líbano de todos los libaneses". Monseñor Mazloum: "Para que la paz sea duradera tiene que estar basada en la justicia".
Beirut (AsiaNews) - Con una renovada conciencia del significado de la presencia cristiana en el Líbano y de su importancia. Así se expresó el Patriarca maronita Beshara Raï a su regreso de la jornada de reflexión y oración del primero de julio en el Vaticano. El 2 de julio, el cardenal respondió a las preguntas de una docena de corresponsales de la prensa francesa por iniciativa de L'Œuvre d'Orient (la difusión estuvo embargada hasta el 4 de julio). En esa ocasión, el purpurado dijo que había vuelto al país "armado" con la palabra del Papa.
El domingo, durante su homilía, el responsable de la Iglesia maronita habló en nombre de todos los patriarcas que participaron en la jornada de reflexión y oración. Reiteró que ante las palabras del Papa "nos sentimos invadidos por una fuerza que desciende de lo alto, destinada a sanar nuestro país". Según Mons. Mounir Khairallah, obispo maronita de Batrún, todos los patriarcas que acudieron al Vaticano destacaron la acogida y la organización como distintivos del encuentro, además de la escucha del Santo Padre.
Emocionado por esta iniciativa que define como “profética”, el Patriarca Raï asegura que la pondrá en práctica de inmediato y de forma metódica. Para empezar, el patriarca maronita debería reunirse en los próximos días con el jefe de Estado, Michel Aoun, y el primer ministro en funciones, Saad Hariri. "El Líbano no está muerto”, dijo el patriarca, “pero sí está gravemente enfermo. Todos los países del mundo, inclusive Francia y los de Europa del Este, han vivido momentos oscuros a nivel político, económico, social o financiero. Somos cristianos, creemos que después de las tinieblas, viene el amanecer. Creemos firmemente que podemos reconstruir el Líbano".
Siguiendo el mismo espíritu y la línea de todos sus predecesores, lo que el Patriarca Raï pretende reconstruir es el Líbano de todos los libaneses. "Un Líbano cristiano no tiene sentido. Y tampoco un Líbano musulmán". Lo que sí tiene sentido es "un Líbano de la convivencia". Queremos transmitir al mundo un mensaje de humanidad". En su homilía del pasado domingo, fue más allá: "El Líbano es un proyecto de encuentro con Dios y su drama actual es imposible de resolver por medios ordinarios".
En su discurso ante los patriarcas de Oriente, el Papa deslizó una frase que podría ser una de las claves de este acuerdo "sobrenatural": "Aseguremos, pues, a nuestros hermanos y hermanas musulmanes, y a los de otras religiones, la apertura y la voluntad de colaborar para construir la fraternidad y promover la paz". Esta última "no requiere de vencedores ni vencidos, sino de hermanos y hermanas que, a pesar de los malentendidos y las heridas del pasado, puedan transitar un camino, para pasar del conflicto a la unidad".
El Pontífice citó a tal propósito el discurso que había pronunciado con ocasión del encuentro interreligioso en la Llanura de Ur de los Caldeos, en Irak, el pasado 6 de marzo: "No habrá paz sin que los pueblos tiendan la mano a otros pueblos. No habrá paz mientras los otros sean un ellos y no un nosotros. No habrá paz mientras las alianzas sean contra alguien, porque las alianzas de unos contra otros sólo aumentan las divisiones. La paz no pide vencedores ni vencidos, sino hermanos y hermanas que, a pesar de los malentendidos y las heridas del pasado, transitan un camino para pasar del conflicto a la unidad".
"No podemos hacer la paz entre un vencedor y un vencido", dice el vicario patriarcal maronita monseñor Samir Mazloum. "Para que la paz sea duradera", añade, "debe basarse en la justicia y los derechos de todos los protagonistas deben ser reconocidos y acordados”.
La fórmula "ni vencedores ni vencidos" ha surgido en varios momentos de la vida política del Líbano, para crear un clima favorable a un compromiso entre dos campos antagónicos. Fue utilizada en tiempos de crisis graves y permitió llegar a la "paz de los valientes", sin vencedores ni vencidos.
El patriarca aprovechó el diálogo con los periodistas franceses para exhortar nuevamente a la comunidad internacional a actuar rápidamente para "liberar al Líbano". "El Líbano sólo puede desempeñar su papel unificador y pacificador si está libre de toda injerencia exterior", aseguró, y en su argumento aludió al principio de "neutralidad" o política de no alineamiento sobre los distintos ejes regionales, que el patriarca defiende desde hace tiempo.
Respecto a la presencia de refugiados sirios y palestinos en el territorio del Líbano, el Patriarca fue claro y bastante innovador. Frente a la solución de los dos Estados, que el Vaticano sigue defendiendo "ante la progresiva fragmentación de Cisjordania por parte de los colonos israelíes", el patriarca defendió la idea de que "los palestinos de los campos de refugiados del Líbano puedan rehacer su vida" en otras naciones del mundo.
En cuanto a los refugiados sirios, el patriarca recurrió a las lecciones del antecedente palestino: pese a que han pasado 74 años desde la división de Palestina, aún no se ha conseguido resolver el conflicto. El cardenal Raï defendió la idea de un retorno de estos refugiados. "De lo contrario", subrayó, "crearán un gran problema, porque todos son suníes". "Si se quedan, ¡adiós Líbano!", añadió, prediciendo que su permanencia alterará el equilibrio demográfico entre cristianos y musulmanes en el que se basa el país, sobre todo teniendo en cuenta el número de jóvenes de todas las comunidades, y especialmente cristianos, que buscan emigrar.
Al referirse a una posible visita del Papa Francisco al Líbano en 2022, el patriarca quiso advertir de nuevo que "¡no habrá visita del Papa si no hay gobierno!". En este punto, fue tajante: "Somos nosotros los que cancelamos la visita del Santo Padre".