Navidad en la jungla para los católicos tamiles, entre los mosquitos y los elefantes (Foto)
Mullikulam (AsiaNews) – Los católicos tamiles, quienes hace más de 25 años viven como desplazados internos en la jungla de Marichchikattu, festejaron la Navidad rodeados de mosquitos, serpientes y elefantes. Ellos refieren a AsiaNews: “Pudimos celebrar la misa de Navidad recién a las 10 de la noche del 25 de diciembre, porque estar presentes allí, a medianoche de la vigilia, era demasiado peligroso, a causa de la presencia de elefantes en el camino”. Los tamilIes aún no pueden regresar a sus viviendas en la aldea de Mullikulam (en la provincia nordoriental de Sri Lanka), en la diócesis de Mannar, que fue ocupada por el ejército durante la guerra civil. “Con la pérdida de nuestras casas -cuentan- hemos perdido la felicidad. Rezamos al Niño Jesús a fin de que cambie la actitud egoísta de las autoridades. Queremos que nuestra aldea nos sea devuelta”.
La comunidad católica tamil de Marichchikattu pudo participar en la misa solamente gracias a la intervención de las fuerzas armadas, que puso a disposición caminones para ir a buscar y acompañar de regreso a las personas, evitando así el peligroso trayecto a pie, atravesando la jungla. “Estamos agradecidos por su ayuda -dicen- y por el hecho de que luego de la liturgia nos ofrecieron café y galletas. Pero nuestro único ruego es poder volver a nuestra aldea”.
Los tamiles son habitantes de la aldea de Mullikulam desde el 1800. La población vivía de la agricultura, de la cría de animales y de la pesca artesanal. Pero en 1990, al estallar la guerra civil, la Marina militar secuestró sus viviendas y desde entonces las utiliza para sus propios fines. Incluso la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se halla dentro de la base naval. Los ex residentes pueden entrar en la aldea sólo para las celebraciones religiosas, y los niños sólo pueden ingresar durante el horario escolar.
Dharshani Croos y Roxy, dos jóvenes, dicen a AsiaNews: “Si estuviéramos viviendo en la aldea, habríamos arreglado la iglesia y las casas con decoraciones navideñas, y organizaríamos coros y celebraciones. Nada de todo esto ha sido hecho”. Otras mujeres cuentan que pudieron llegar a la iglesia recién en la tarde del 25 de diciembre, llevando decoraciones simples como farolillos o la cuna con el Niño Jesús.
Algunos militares de la Marina ayudaron a arreglar la fachada con luces de colores. Calistus Croos comenta: “La verdad es que son muy buenos con nosotros. Nos dicen que comprenden nuestro sufrimiento, pero que no pueden hacer nada para mejorar la situación, porque todo depende de las órdenes impartidas por lo altos oficiales”. Y concluye: “Vivíamos una vida feliz y próspera. Los frutos de la tierra nos proveían de lo necesario para vivir. En cambio, ahora estamos dispersos. Algunos viven en la jungla, otros fueron desplazados a otros lugares. Muchos, en cambio, han muerto”.
23/12/2015
15/05/2017 16:03