Navidad en Teherán: cristiana arrestada por las protestas por Mahsa Amini

Se trata de Bianka Zaia, una mujer asiria de 38 años que fue detenida el 26 de noviembre, aunque la confirmación llegó recién en estos días festivos. Estaría recluida en la famosa cárcel de Evin y no se le ha permitido ponerse en contacto con su familia. El balance actualizado habla de más de 500 manifestantes muertos, 18 mil arrestados, y cerca de un centenar de penas de muerte.

Teherán (AsiaNews)- En estos días de Navidad ha llegado la noticia de que una cristiana iraní desaparecida se encuentra detenida por las autoridades de Teherán por haber participado en protestas callejeras por la muerte de Mahsa Amini a manos de la policía moral. Habría sido arrestada a fines de noviembre, pero la confirmación llegó recién en estos días de fiesta. Lo ocurrido pone una vez más en evidencia el puño de hierro que están aplicando los ayatolás contra los manifestantes, incluidos los cristianos que, junto a otras minorías, habían recibido la orden de "mantenerse alejados" de las protestas.

El Assyrian Policy Institute (API) informó que Bianka Zaia (en la foto), cristiana asiria de 38 años detenida en Teherán por haber participado en las recientes manifestaciones callejeras a favor de los derechos de las mujeres y la libertad de expresión, se encuentra en la carcel. La ola de protestas que ha involucrado a todo el país, con las mujeres en primera fila, fue desencadenada por la muerte de la joven kurda de 22 años a mediados de septiembre. La cristiana estaría recluida en la sección 209 de la prisión de Evin, en las afueras de la capital, y se le ha negado la asistencia de un abogado y el contacto con su familia.

Activistas y ONG han dado la voz de alarma por las condiciones de la mujer, entre otras cosas porque la zona de la prisión donde se encuentra está destinada a los presos políticos y es famosa por el duro régimen penitenciario y el uso generalizado de la tortura, psicológica y física, incluida la violencia sexual. Fuentes locales informan que en la noche del 26 de noviembre agentes vestidos de civil irrumpieron en la casa de Bianka e incautaron su computadora, teléfono móvil y otros objetos, entre ellos una Biblia y figuras religiosas. Reine Hanna, directora ejecutiva de API, afirma que está "muy preocupada" por la vida de las personas que se encuentran en las cárceles iraníes, especialmente "las que están en la prisión de Evin". La activista denuncia la impotencia de las ONG y la inercia de los gobiernos internacionales ante la dura represión impuesta por Teherán que ha recrudecido aún más en los últimos tiempos, aunque la "esperanza" de que sean liberados sigue viva.

Mientras tanto, sigue creciendo el número de las víctimas de la represión: las últimas estimaciones de Iran Human Rights (IHR), una ONG con sede en Noruega, informan de al menos 100 personas han sido condenadas a muerte, cinco de las cuales son mujeres (y en riesgo de ejecución inminente). La agencia de noticias Hrana habla en cambio de 508 personas muertas (entre ellas 69 niños) durante más de 1.200 manifestaciones en 161 ciudades; el número de personas arrestadas supera las 18 mil en el período comprendido entre el 26 de septiembre y el 7 de diciembre. Por último, el más alto representante de la magistratura iraní, Gholamhossein Mohseni Ajeei, pidió durante la reunión del Consejo Supremo "castigos disuasorios" para "los elementos que provocan disturbios".