Navidad, Mons. Pizzaballa: Cristo nace para el corazón del hombre, no del poder
En el mensaje a los fieles, el prelado recuerda que Jesús no ha eliminado los dramas políticos, sociales y económicos. Al mismo tiempo, exhorta a no “resignarse” frente a las dificultades. La llegada de un creciente número de peregrinos trae una “sonrisa” a muchas familias. El agradecimiento a los voluntarios por su tarea en el campo social, Al día de hoy, han otorgado 189 permisos para los cristianos de Gaza, 11 a los católicos.
Jerusalén (AsiaNews) - El nacimiento de Cristo “no eliminó ninguno de los dramas políticos, sociales y económicos de su época”. Él no vino “a revolucionar las estructuras sociales de su tiempo, no quiso conquistar el poder, sino el corazón del hombre. Y así es como ha cambiado el mundo”. En el mensaje de Navidad dirigido a los fieles de Tierra Santa, y enviado a AsiaNews a título informativo, es lo que escribe el administrador apostólico del Patriarcado de Jerusalén de los Latinos, Mons. Pierbattista Pizzaballa. El prelado traza un paralelo entre la época de Jesús y la nuestra, y exhorta a no “resignarse”, a pesar de las dificultades, ya que “no es este el mensaje” de la fiesta.
Mons. Pizzaballa recuerda que los habitantes de Tierra Santa deben “lidiar con la fragilidad de una vida política”, que se percibe “cada vez más alejada de la vida real de la población” y que “no es capaz” de afrontar “los enormes problemas sociales y económicos”. Así mismo, añade que “en este contexto, es difícil ver cómo es posible dar la más mínima perspectiva de alivio a la cuestión israelí-palestina". Hay muchas "propuestas", pero nada "concreto".
Desde la situación política en Israel, a la violencia con los grupos extremistas en Gaza, pasando por la cuestión de los permisos para los fieles de la Franja (189 es el total de permisos concedidos hasta el momento, 11 a los católicos), y el éxodo de los cristianos de la región, son muchos los desafíos para la supervivencia misma de la comunidad. “La época de Jesús - escribe Mons. Pizzaballa - no fue mejor que la nuestra. Era el tiempo de la ocupación romana, estaba Herodes, había varios centros de poder… en el fondo, el hombre no parece haber cambiado mucho desde entonces”.
A pesar de ello, hay elementos positivos, como “la llegada, cada vez en mayor número, de peregrinos de todo el mundo” que traen “una sonrisa a muchas familias, que de esta forma pueden trabajar con tranquilidad”. El trabajo, confirma el prelado, “siegue siendo el principal problema” para los habitantes, y para muchos “trabajadores extranjeros e inmigrantes”; a tal punto es así, que la idea de irse “resulta tentadora. En síntesis, todo parece decirnos que hablar de esperanza no pasa de una simple retórica”.
“Mi pensamiento y mi agradecimiento -prosigue el administrador apostólico - se dirigen a tantos y tantas que con amor, en silencio, y discretamente, hoy siguen dando su vida y su corazón con gratuidad”. Desde los padres que educan a los hijos, a tantos operadores y voluntarios en los hospitales, en los hogares de ancianos, en los hogares de acogida para personas discapacitadas, todo ello confirma el gran compromiso de la Iglesia de Tierra Santa en el campo social.
“A todos los que han comprendido que, en definitiva, ser cristianos significa dar la vida, amar gratuitamente, sin esperar nada para sí, porque ya tienen todo. Son personas -confirma Mons. Pizzaballa - que tienen en su corazón una gran esperanza, un deseo sincero y profundo que los lleva a salir de sí mismos y a estar atentos al otro”.
Una de tantas “contradicciones” nuestras, subraya, es haber encontrado “en todas partes, personas felices, que atienden con constancia y dedicación a su familia, a su comunidad, a la realidad que viven”. “Ellos son la esperanza de nuestra Iglesia -concluye. Aquí, con ellos, aún se celebra la Navidad verdadera. Que su ejemplo y su vida puedan continuar cambiando el corazón de muchos, Estoy seguro de que solo así podremos traer verdadera felicidad a nuestra atormentada Tierra Santa”.
23/12/2015
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