Nagpur: el suicidio de un matrimonio y el desafío de la esperanza
Ha provocado una gran conmoción en Maharashtra, el gesto de dos esposos católicos que, debido a problemas económicos, vestidos con sus trajes de boda se quitaron la vida en el aniversario de la misma. El padre José Kurian dijo a AsiaNews: “En este Jubileo de la esperanza lo ocurrido nos interpela a estar cerca de aquellos que están desalentados”.
Mumbai (AsiaNews) – Ha causado una gran conmoción en la India, hace pocos días, la decisión de una pareja católica de Nagpur, en el Estado de Maharashtra, que festejó el 26° aniversario de su boda con amigos y familiares y luego se quitó la vida vistiendo la misma ropa que en aquella oportunidad. A Jeril Damson Oscar Moncriff, de 57 años, lo encontraron ahorcado en la cocina, mientras su esposa, Anne, de 46 años, yacía inmóvil con su vestido de novia acostada en la sala de estar. Según las investigaciones preliminares, la pareja - que no tenía hijos - estaba atravesando algunas dificultades económicas.
La policía declaró que ellos mismos habían grabado un video en su teléfono celular antes de realizar el gesto extremo, lo publicaron en las redes sociales y lo enviaron a sus familiares. “Probablemente – dice el informe elaborado por los agentes de Nagpur – el hombre permitió que su mujer se quitara la vida primero. Después de liberar su cuerpo de la cuerda, la cubrió con un paño y colocó flores sobre ella antes de ahorcarse con una bufanda. Jeril había trabajado como chef en varios hoteles de lujo y perdió su trabajo en la pandemia de Covid-19, mientras que Anne era ama de casa.
El incidente ha conmocionado profundamente a la comunidad católica local. El padre Jose Kurian, párroco de la Iglesia siro-malabar de San Judas Tadeo, en Nagpur, comenta a AsiaNews: "La vida es un don de Dios y nadie tiene derecho a quitársela. La Iglesia siempre afirma y defiende la dignidad de la vida". Por eso, cada caso de suicidio es un hecho triste y desafortunado para la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica lo define como un acto "gravemente contrario al justo amor a sí mismo" y también una ofensa "al amor al prójimo, porque rompe injustamente los vínculos de solidaridad con la sociedad familiar, nacional y humana, hacia las cuales tenemos obligaciones. Pero la Iglesia no juzga a las personas que se han quitado la vida. Y el mismo Catecismo afirma: "No hay que desesperar de la salvación eterna de las personas que se han dado la muerte. Dios, por medios que sólo Él conoce, puede prepararles la oportunidad de un arrepentimiento saludable. La Iglesia reza por las personas que han atentado contra su vida”.
“En 2025, año jubilar de la esperanza – añade el P. Kurian - la Iglesia también está llamada a estar cerca de las personas que experimentan desánimo en la vida. Se podrían organizar encuentros para grupos específicos a través de los cuales se pueda identificar las personas que tal vez necesitan apoyo mental y espiritual y hacer lo necesario para que tengan acceso a la ayuda profesional. “Crear equipos de personas seleccionadas y capacitadas adecuadamente para abordar temas de salud mental sería un gran signo de esperanza para nuestras comunidades”.
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