Nagorno Karabaj: el Consejo de Europa no apoya a Ereván

de Vladimir Rozanskij

Ante todo, pretende que los armenios rompan sus lazos con Rusia. Europa condena tanto a Armenia como a Azerbaiyán por el conflicto del 2020. Más allá de las relaciones culturales históricas, Ereván parece estar lejos de cualquier forma de integración con Europa.

Moscú (AsiaNews) - La participación de la delegación armenia en la sesión de verano de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) abre varias interpretaciones sobre el posible desarrollo de las relaciones entre Ereván y el Viejo Continente. Según el periódico armenio Graparak, con su participación en el foro, Armenia pretendía encontrar apoyo para conseguir la liberación de los numerosos prisioneros armenios que quedaron en manos de los azeríes tras la guerra de 44 días en 2020 en Nagorno Karabaj, que los armenios llaman Artsakh.

Según los representantes del partido armenio mayoritario "Contrato Civil", los parlamentarios de la APCE examinaron el texto propuesto por Ereván, advirtiendo que no habrá apoyo ni acuerdo hasta que Armenia decida de qué lado está, con Rusia o con Europa. De hecho, no está claro en qué se basan los armenios para pedir apoyo contra los azeríes, sin conceder nada a cambio. Sobre todo, teniendo en cuenta que Azerbaiyán seguramente no estará dispuesto a satisfacer las demandas de sus adversarios de forma gratuita.

A través de esta cuestión, Europa podría influir eficazmente para distanciar a Ereván de Moscú, sobre todo considerando el apoyo que esta hipótesis suscita en gran parte de la población armenia y también en su clase política. El principal problema es la dependencia económica de Armenia con respecto a Rusia, su mayor socio comercial y protector histórico frente a los países islámicos que la rodean. Las fronteras del país están vigiladas por soldados rusos, que han establecido su propia base militar en la ciudad de Gyumri, la número 102 que custodia Armenia.

El politólogo armenio Rovšan Ibragimov, profesor de la Universidad Internacional de Khankuk (Corea), comentó en Azatutyun que "esta información es bastante contradictoria y refleja más bien la competencia política interna de Armenia antes que las posibilidades de acuerdo en el ámbito internacional". Además, la APCE no puede equipararse con la Unión Europea: la asamblea parlamentaria no desempeña un papel decisivo en estos asuntos".

De hecho, los documentos de la APCE de los últimos años referidos a Nagorno Karabaj son bastante ambiguos: condenan tanto las acciones de Ereván como las de Bakú, y en cualquier caso sólo tienen el carácter de recomendaciones. Los miembros de esta Asamblea no votan en nombre de los Estados, sino de los partidos a los que pertenecen. Y dado que Armenia no es un país muy poblado, sólo está representada por dos diputados, que además son de partidos contrapuestos.

Por otro lado, más allá de su limitada participación en las instituciones europeas, Armenia sigue siendo miembro de la Unión Económica Euroasiática (impulsada por Rusia) y de la OTSC, la OTAN post soviética controlada por Rusia.

Por tanto, Ereván parece estar lejos de cualquier perspectiva de integración europea. Se mantienen los lazos históricos y culturales del país caucásico con Europa y el Mediterráneo, que se remontan a siglos atrás, y la solidaridad de los occidentales por la memoria del genocidio armenio durante el Imperio Otomano a principios del siglo XX. Sin embargo, la historia actual impone prioridades muy diferentes